En el mausoleo de las imágenes eternas, aquellas que marcan a fuego la conciencia colectiva de la humanidad, hay fotografías que congelan un instante y lo trascienden. Se transforman en símbolos, en heridas abiertas o himnos de una época. Algunas nos asaltan con su crudeza, como un grito que nos despierta del letargo de la costumbre. Otras, en cambio, nos seducen con una belleza inesperada, con una fuerza vital que se impone incluso en medio del tumulto. Ambas conviven en la gran galería del tiempo, y ambas merecen ser comprendidas como testimonio y arte.
La niña quemada por napalm que corre desnuda por la carretera vietnamita con el rostro desfigurado por el dolor, es quizás una de las imágenes más imborrables del siglo XX. La fotografía, tomada por Nick Ut en 1972, es más que un testimonio de la barbarie: es un eco perenne de la inocencia rota, una acusación muda que no necesita subtítulos. Aquella niña, Kim Phuc, se convirtió sin proponérselo en símbolo de una guerra cruel, absurda, y de la fragilidad humana frente al poder devastador de las decisiones políticas. No hay artificio en esa imagen, ni composición calculada: solo el instante crudo, desnudo, absoluto.
Algo similar ocurre con la imagen del monje Thích Quảng Đức, inmolándose en plena calle de Saigón en 1963. Su cuerpo arde mientras permanece en posición de loto, sereno, imperturbable ante las llamas. Es la imagen de un sacrificio supremo, de una protesta que escoge el lenguaje más antiguo: el fuego como palabra final. El fotógrafo Malcolm Browne supo, al capturarla, que había presenciado algo que iba más allá de lo humano. No un acto político, sino un gesto ritual, una ceremonia de luz y muerte.
En otro continente, una imagen no menos brutal detuvo el pulso del mundo: el buitre acechando a una niña famélica en Sudán, capturada por Kevin Carter en 1993. Esa fotografía fue una puñalada al corazón de las conciencias anestesiadas por la distancia. El buitre no había llegado por azar. La niña no estaba descansando: estaba muriendo. Y aunque Carter ganó el Pulitzer por esa imagen, también pagó un precio existencial tan alto que acabó quitándose la vida poco después. ¿Hasta dónde puede llegar el arte documental sin devorar al propio testigo?
Y están, también, las entrañas abiertas de Serra Pelada, la mina del diablo en el corazón de Brasil, donde miles de hombres semidesnudos, cubiertos de barro, ascienden como hormigas por un abismo de oro y miseria. Las imágenes de Sebastião Salgado, en blanco y negro, no necesitan efectos: la verdad basta. La escena parece bíblica, y, sin embargo, es terriblemente moderna. Una Babel invertida donde no se construye una torre, sino un cráter de codicia.
Estas imágenes han cumplido su función: nos sacuden, nos despiertan, nos obligan a mirar lo que preferiríamos ignorar. Son necesarias. Pero también es necesario equilibrar la balanza del alma. No todo puede ser llaga. No todo puede ser grito. Hay fotografías que, sin renunciar a la intensidad, nos hablan de lo luminoso, de lo sublime, del triunfo de la vida sobre la inercia.

En este sentido, la fotografía de Freddie Mercury en la gira Magic de 1986 merece su lugar en la galería de las imágenes icónicas, no como testimonio de una tragedia, sino como celebración de una grandeza. No se trata simplemente de un cantante en el escenario, sino de una estatua viva que, con cada músculo en tensión y cada línea del cuerpo trazando un gesto inédito, se convierte en metáfora pura del arte de actuar.
La postura es única. Un paso abierto, el torso echado hacia atrás como si abrazara el éter, el brazo izquierdo doblado sosteniendo el micrófono, no en posición frontal, sino lateral, con una elegancia felina. Y ese micrófono, fragmentado, reducido a su mínima expresión, convertido en cetro o en espada ligera, símbolo indiscutible de su estilo. Mercury no canta, se transforma. La chaqueta amarilla de ribetes militares, los pantalones ceñidos con franjas rojas y doradas, y las zapatillas deportivas completan una estética de poder blando, de autoridad lúdica.

No hay tragedia en esta imagen. No hay muerte, ni hambre, ni dolor explícito. Pero hay intensidad. Hay historia. Hay un alma desbordándose. Es la fotografía de una coronación sin corona, de un héroe que no ha venido a redimir con sangre, sino con voz y presencia. El público, al fondo, parece un océano fosforescente, y en medio de ese mar, una figura humana que ha trascendido su biología para convertirse en símbolo.
Esta imagen nos recuerda que el arte también puede —y debe— ofrecernos asideros de gozo. Que la belleza también puede ser intensa, y la felicidad también puede ser profunda. No toda imagen poderosa necesita un cadáver. No toda fotografía inolvidable debe registrar el horror. Hay gestos que se vuelven eternos por la fuerza con que encarnan la vida misma.
Freddie Mercury, en ese segundo detenido, representa lo que el arte tiene de celebración, de exaltación del cuerpo como vehículo expresivo, de la voz como ofrenda. No hay crueldad, pero sí hay catarsis. Y esa catarsis, lograda sin una gota de sangre, merece tanto respeto como aquellas que documentan la caída.
Por eso, en esta humilde galería de lo real maravilloso, donde conviven el llanto y la risa, el espanto y la belleza, no debemos temer a las imágenes felices. Al contrario: debemos buscarlas, atesorarlas, compartirlas. Porque también ellas nos enseñan algo sobre lo que somos, y sobre lo que podríamos ser.
La historia de la humanidad es la crónica de sus tragedias, y también la de sus resplandores. Y si la fotografía tiene la virtud de inmortalizar lo que escapa al tiempo, que no lo haga solo para el horror. Que lo haga, también, para la belleza, la historia y la gloria.
#LoRealMaravilloso
#PeriodismoCrítico
#Fotografía

❤️❤️❤️
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Feliz inicio de semana.
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Buon lunedì anche a te 🌹
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È stato un piacere ricevere i tuoi auguri; questa è parte della felicità. Bella giornata
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Buona giornata a te 🌹🌹🌹
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Die Seele kann die Überheblichkeit der Menschen ausgleichen. Dazu muss sie eine Person, in ihrem Übermut nicht auf eine Waage stellen, um ihr damit ein Gegengewicht in den Verstand zu setzen.
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Sehr interessant, Ihre heutige Reflexion. Schönen Wochenstart und herzliche Grüße aus Kuba.
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Vielen Dank
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