En 1994, el foto-documentalista sudafricano Kevin Carter, ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (Sudán). La misma muestra de forma cruda y escalofriante, la agonía de una niña africana que muere de sed y hambre, mientras la figura negra expectante de un buitre aguarda a su lado para devorarle.

Esta es la versión textual dada por el autor de la foto a los medios, cuando le fue otorgado el premio Pulitzer en 1994: “A mediados de marzo de 1993, viajé con mi colega Joao Silva, al sur de Sudán, un lugar destrozado por la guerra y el hambre desde la llegada al poder de los radicales islámicos. Silva y yo, éramos dos de los cuatro integrantes de un grupo conocido como Bang-bang, fotógrafos especializados en retratar tragedias y desastres sociales de gran patetismo”.
Cuando Carter y Silva llegaron a Ayod, este poblado funcionaba como un centro de refugiados bajo auspicio de la ONU y en el campamento se concentraban miles de personas que sufrían desnutrición y enfermedades como la malaria y la tuberculosis.
Carter y su compañero Silva se dedicaron por separado a tomar fotos del lugar y cuando se reunieron, éste le contó la escena de la niña hambrienta bajo acecho de un buitre. Según describe Carter, de la forma más impúdica posible a imaginar, esperó 20 minutos que el buitre entrara en el plano de la niña y desplegara sus alas, esto no ocurrió nunca, entonces tomó varias fotos, espantó al ave y se marchó.

La escalofriante fotografía fue publicada por primera vez, el 26 de marzo de 1993 por el «New York Times», y luego paso a competir por el premio Pulitzer a la mejor fotografía, donde gana en la edición del año 1994.
Los Premios Pulitzer son galardones otorgados por logros en el periodismo impreso y en línea, la literatura y la composición musical en los Estados Unidos. Fueron establecidos en 1917 según las disposiciones del testamento del editor estadounidense de origen húngaro Joseph Pulitzer, y la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva York está a cargo de su administración. Los premios se otorgan anualmente en veintiuna categorías. En veinte de ellas, los ganadores reciben un certificado y un premio en efectivo de 10 000 dólares.
De inmediato, surge una enorme protesta social, frente al sadismo y crueldad de un fotógrafo que dejo sin socorro a una niña moribunda, animado por buscar fama y gloria personales, hecho ante el cual muchos demandaron justicia.
Los que otorgaron el premio, intentaron defenderse de las severas y justas críticas de las sociedades civiles y las iglesias, alegando que “la niña en verdad, fue una víctima de la guerra como tantos otros, y a Kevin Carter le tocó estar en el momento justo y preciso para captar la imagen, ese era finalmente su trabajo. No era menester entonces, condenar a un fotógrafo que sólo hacía su trabajo, sin cuestionar a los responsables de la guerra, que son los verdaderos culpables, terroristas y militares que toman el poder a la fuerza y ocasionan hambrunas, desplazamientos forzados, muerte y la destrucción”.
Para el jurado de los premios Pulitzer, Kevin Carter jugo su admirable roll al arriesgar su vida en medio de un conflicto social y el holocausto de la guerra, en busca de sus valiosas fotografías de denuncia social.
La conciencia es una parte de la mente humana que se centra en los valores que tiene cada persona. Gracias a la conciencia, la persona puede sentir angustia mental y sentimientos de culpa cuando se rompen o se quebrantan con las acciones esos valores. Esa es la razón por la cual, la conciencia reacciona y se hace suplicio, si las acciones que ejecutas, o los pensamientos o incluso las palabras no se ajustan a tus valores.
La conciencia es la luz de la inteligencia para distinguir el bien y el mal.
Confucio.
La buena conciencia sirve de almohada.
John Ray
Tres meses después de recibir el premio Pulitzer, el 27 de julio de 1994, Kevin Carter a los 33 años de vida, llegó al río de Braamfontein Spruit, un área donde él jugaba de pequeño y se suicidó, tras sumergirse en el río, aspiró monóxido de carbono mediante una manguera pegada con cinta al tubo de escape de su camioneta.
En una carta, redacta a manera de despedida encontrada en el interior de la camioneta puede leerse. “….Estoy atormentado por los recuerdos vívidos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor […] del morir de hambre o los niños heridos, de los locos del gatillo fácil, a menudo de la policía, de los asesinos verdugos […]
Para #LoRealMaravilloso y pienso sin temor a equivocarme, que también que para las personas de bien que lo siguen, los criterios tenidos en cuenta para premiar a Kevin Carter constituyen una artera infamia que no está al alcance del raciocinio y entendimiento las personas justas. Hoy conté para ustedes esta desgarradora historia, para impedir que el paso del tiempo acalle tamaña injusticia, que lejos de ser premiada en concursos, debe ser objeto de condena y repudio eterno.
Los testimonios aquí narrados, fueron tomados de la entrevista que el escritor y periodista japonés Akio Fujiwara, hiciera en vida a Joao Silva y luego publicara en su libro Ehagaki ni sareta shōnen (La niña que se convirtió en postal).
#LoRealMaravilloso
No fueron criterios humanos los tenidos en cuenta para otorgar el Pulitzer, a esa desgarradora foto, que nunca debió ser premiada,.Convertir los efectos de las guerras genocidas en fotos, solo serían actos humanos positivos, si es para criticar la locura de la guerra con saña, pero, jamás para premeditadamente, optar u otorgar un premio y mucho menos, para que conscientemente , un jurado de eruditas personalidades, se reúna para convertir ese tipo de fotos en premio, ¿en qué pensaban esas personas en el
momento de esa evaluación?. Una vez más, lo Real Maravilloso, nos sorprende, ahora con el efecto subliminal de una imagen, que nos convocó a reflexionar con profundidad, sobre la compleja naturaleza humana.
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Ciertamente, la fotografía tiene un mensaje subliminal, la reacción inmediata frente a ella es de indignación, y una vez rebasada la ira, experimentas su mensaje subliminal de profunda pena.
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La conciencia es la luz de la inteligencia para distinguir el bien y do mal. Interesante anecdota e historia. Esa fotografia permite valorar a todos de disimiles maneras .no considero premiar algo que represente crueldad. Pero nos convoca a reflexionar y amar la paz..Felicidades por las grandes expectativas de lo real Maravilloso
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