La Venus de Velázquez escapa a la inquisición española.

El desnudo artístico era muy inusual en el arte español del siglo XVII, siendo oficialmente desaconsejado. Tanto la pintura como la exposición en público de un desnudo lascivo, entendiendo por tal, en términos generales el desnudo mitológico, se consideraban pecado mortal y resultaba fuertemente castigado por la Iglesia, que tenía autoridad suficiente para quemar en la hoguera inquisitoria, tanto la obra de arte considerada pecaminosa, como a su autor. Sin embargo, dentro de círculos intelectuales y aristocráticos, eran admitidos como objetos de artísticos, dejando de lado la cuestión de su moralidad, y no es raro encontrar desnudos y mitologías en los inventarios de las colecciones privadas. La colección real de los Austrias contenía desnudos mitológicos, realizados por Tiziano y otros artistas venecianos renacentistas. Claro está, estas acciones se realizaban con la mayor discreción y los desnudos no debían exponerse al público general.

El protector y real mecenas de Velázquez, el rey Felipe IV, amante del arte, poseía una serie de desnudos de Tiziano y de Rubens en su colección, y Velázquez, como pintor del rey, no tenía necesidad de tener miedo por pintar un desnudo. Coleccionistas destacados, incluido el Rey, tendían a guardar los desnudos pictóricos en salas relativamente privadas; y en el caso específico de Felipe IV, «la habitación donde Su Majestad se retira después de comer», contenía poesías de Tiziano que había heredado de Felipe II, y los Rubens que él mismo había encargado.

La “Venus del espejo”, pintura que hoy nos ocupa, se mantuvo en la clandestinidad, en habitaciones semejantes cuando estuvo en manos de sus diferentes propietarios y herederos, antes de llegar a su destino definitivo en National Gallery de Londres.


La “Venus del espejo” es un cuadro de Diego Velázquez (1599-1660), el pintor más destacado del Siglo de Oro español. La obra representa a la diosa Venus en una pose erótica, tumbada sobre una cama y mirando a un espejo que sostiene su hijo Cupido, el dios del amor sensual. Se trata de un tema mitológico al que Velázquez, como es usual en él, da un tratamiento mundano. No pinta a la figura como a una diosa, sino, simplemente, como a una mujer, aunque en esta ocasión prescinde del toque irónico que solía asignar a Baco, Marte o Vulcano.

“Venus del espejo” de Diego Velázquez (1599-1660). National Gallery de Londres.

No se conoce con exactitud la fecha de su ejecución, pero podría situarse en el periodo entre 1647 y 1651, durante su segundo viaje a Italia. En sus viajes a Italia, Velázquez apreció con gran admiración las venus de Tiziano, Rubens y Veronés, esto influyó poderosamente en el desarrollo de su estilo.

En España, los pintores debían limitarse al retrato y la pintura religiosa, y apenas se realizaban obras mitológicas por estar restringida la representación del desnudo femenino. La gran excepción fue Velázquez, que desde 1623 desarrolló su carrera al amparo de Felipe IV.

Velázquez se inspiró en las esculturas clásicas que vio en su viaje a Italia, especialmente en el “Hermafrodito durmiente”, del que encargó una copia en bronce. También se aprecia la influencia de otros pintores italianos como Tiziano o Guido Reni, que habían representado a Venus con un espejo. Sin embargo, Velázquez aportó su propio estilo, caracterizado por el uso de pinceladas sueltas y vibrantes, la iluminación sutil y una paleta de colores cálidos y armoniosos.

Venus, considerada como la personificación de la belleza femenina, aparece junto a su hijo Cupido, que sostiene un espejo en el que la diosa se encuentra reflejada y desde el cual mira también hacia el espectador. Reclinada en su cama, de espaldas al espectador, como figura femenina que únicamente podemos identificar como Venus debido a la presencia de Cupido, aparece casi en ausencia completa de sus atributos iconográficos (entre los más comunes se encontraban las joyas, la paloma, la rosa y la manzana), aunque aparece acompañada de su espejo. En contraposición, a diferencia de la mayoría de las representaciones anteriores de la diosa, donde Venus es pintada con el cabello rubio, Velázquez nos muestra a una mujer morena.

La pintura de Venus desnuda de anteriores artistas italianos, y especialmente venecianos, influyeron en Velázquez. Estos artistas mostraron a la deidad reclinada sobre lujosos paños, aunque normalmente en entornos paisajísticos. Tanto Tiziano como Rubens y Guido Reni, habían pintado ya a Venus mirándose en un espejo, y puesto que estos tuvieron lazos estrechos con la corte española, cabe suponer que su influencia había resultado decisiva sobre Velázquez. No obstante, la representación de Velázquez se opone claramente a los exuberantes volúmenes y contornos de las mujeres pintadas previamente por Tiziano y Rubens, también ejecutadas en Italia. La venus española es «Una chica con estrecha cintura y cadera prominente, que no imita a los desnudos italianos, más rotundos y plenos, inspirados por la antigua escultura». Velázquez es su obra, volvió sus ojos a los patrones femeninos de los clásicos alemanes del siglo anterior, mucho más esbeltos.

Detalle de “Venus del espejo” de Tiziano, 1555. Óleo sobre lienzo. Galería Nacional de Arte, Washington D. C.
Detalle de “Venus en el espejo” de Rubens, 1613-1614
“Venus y Cupido” de Guido Reni; 1639. Óleo sobre lienzo. Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos Palacio Zwinger. Dresde, Alemania.

En España, defensora a ultranza de la Contrarreforma, la Inquisición fue la encargada de velar por la decencia y el decoro en el arte, designando inspectores para supervisar el cumplimiento de los decretos conciliares en el arte. Esto explica el pequeño número de obras de desnudo producido en el arte renacentista y barroco español. Tiziano, por ejemplo, consciente del puritanismo de la corte española, cubrió con ramas de higuera los cuerpos desnudos de Adán y Eva antes de enviar el cuadro a Felipe II en 1571.

He aquí una cita que ilustra la agresividad de la Inquisición española en la prohibición de los desnudos artísticos, tomada de Novissimus librorum prohibitorum 1640: «Y para obviar en parte el grave escándalo y daño no menor que ocasionan las pinturas lascivas: mandamos que ninguna persona sea osada a meter en estos reinos imágenes de pintura, láminas, estatuas u otras de escultura, lascivas, ni usar de ellas en lugares públicos de plazas, calles o aposentos comunes de las casas. Y asimismo se prohíbe a los pintores el pintarlas, y a los demás artífices que no las tallen ni hagan, pena de excomunión mayor, y de quinientos ducados por tercias partes a gastos del Santo Oficio, jueces y denunciador, y un año de destierro a los pintores y personas particulares, que las entraren en estos reinos, o contravinieran en algo de lo referido».

Un caso que podría haber acabado en una pérdida irreparable de numerosas obras maestras de grandes artistas fue el protagonizado por Carlos III, quien en 1762 ordenó quemar, por consejo de su confesor, el padre Eleta, todos los cuadros de desnudo pertenecientes a la colección real.


Lectura complementaria el siguiente enlace:

https://www.volfredo.com/


10 respuestas a “La Venus de Velázquez escapa a la inquisición española.

  1. ¡Estupendo!👏👏👏
    Parece que hubiera estado en otra de tantas clases en mi facultad, dos asignaturas al mismo tiempo Arte 🎨 e Historia.

    Las catedráticas, que nos impartieron docencia, son unas eruditas, en ambas disciplinas respectivamente. Las dos eruditas en ambas materias respectivamente. Puesto que están en internet, con dominio público. Es para mí un honor y un orgullo haber sido alumna suya:

    Historia, en primero 🥇: Doña Magdalena de Pazzis Pi Corrales.
    Arte, en segundo 🥈: Doña Beatríz Blasco Esquivias.

    Me encanta la entrada y demuestra su amplia cultura.😍
    Gracias 🫂

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    1. Cuanto me agrada que compares mis publicaciones con las clases de tus excelentes profesoras de arte e historia. Ya tomé sus nombres: Doña Magdalena de Pazzis Pi Corrales y Doña Beatriz Blasco Esquivias. Será un placer visitar sus páginas, máxime cuando la sugerencia viene de parte de una persona como tú, a la que admiro y respeto mucho a pesar de su corta edad. Feliz día y cordial abrazo.

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    1. Dear Alex, I’m glad to see your comments, I find them really inspiring and they encourage me a lot to keep writing.
      I tell you that works of art tend to establish affective relationships with observers, who sometimes reach affective dependence. These words by Sebastián Salgado, one of the greatest social photographers in America, father of lights and shadows, evoke very well the feelings that a work of art arouses in the observer: “The gallery owner took more photos of the same photographer out of the closet . What I saw deeply impressed me, especially this image: a portrait of a family of sub-Saharan Africans displaced by the war, who, about to die of starvation, do not renounce their faith and maintain hope with a rosary and cross around their necks. It still brings tears to my eyes, even though I see it every day, since it has been hanging on my desk ever since.»
      Happy day, it is a pleasure to have your friendship and send you a big hug, in Cuba he already has a home and family.

      Encuentro con Sebastião Salgado.

      “Serra Pelada”; la mina del diablo.

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  2. Otro gran pintor que admiro. Creo que la «Venus del Espejo» es el único desnudo de Velázquez por estar restringido en España en la época y tú lo detallas muy bien en tu excelente artículo sobre Venus la diosa de la belleza. Un fuerte abrazo.

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