La mirada del otro: escenarios para la diferencia.

En junio de 2017, con motivo del “Día Mundial del Orgullo Gay” que tuvo sede en Madrid, fue inaugurada en el Museo del Prado la exposición «La mirada del otro: escenarios para la diferencia», consiste en un recorrido por 30 obras de la colección del museo que reflejan la diversidad sexual y de género, a lo largo de la historia del arte.

La motivación para esta exposición, era visibilizar y reivindicar el amor entre personas del mismo sexo, identidades sexuales que no se ajustan a las normas sociales y cuerpos que no responden a la división entre hombres y mujeres.

De forma simultánea, la exposición reconocía el sufrimiento y la persecución que padecieron muchos artistas, modelos y coleccionistas por su orientación o identidad sexual. El Prado quiso así contribuir al reconocimiento de la diversidad y el respeto a la diferencia en el ámbito de la cultura.


A través de una selección de obras maestras de la colección permanente, el Museo del Prado propuso un itinerario a través de artistas y creaciones que trataron el tema del amor entre personas del mismo sexo y de las identidades “no normativas”. Se trató de una invitación a contemplar imágenes históricas complejas y polisémicas; desde Antínoo hasta El Cid de Rosa Bonheur, a través de una perspectiva poliédrica en la que entran en juego artistas, modelos y coleccionistas.

Por medio de cuatro recorridos ubicados en la planta baja y primera del Edificio Villanueva, que a su vez despliegan cuatro escenarios conectados entre sí, se ordenó la mirada sobre estas relaciones e identidades a través de los siglos.

Amistades inmortales: el primero de ellos, aborda la cultura homosocial en el mundo de la Antigüedad clásica. El prestigio que rodeó a las relaciones entre hombres influyó en su fortuna y recuperación en el mundo occidental a través de los siglos, desde el Renacimiento hasta el siglo XIX.

Amistades inmortales. Cultura homosocial en el mundo de la Antigüedad clásica.

El segundo recorrido, intitulado: Perseguir los deseos, alude a la realidad hostil a la que se enfrentaron algunos artistas que fueron acusados públicamente, cuando no condenados, de amar a sus iguales, así como a las complejas vicisitudes de algunas obras que fueron censuradas por su evidente homoerotismo durante la Edad Moderna.

«Perseguir los deseos», alude a la realidad hostil a la que se enfrentaron algunos artistas por su orientación de género

Destacan en este grupo, “El ruego de Júpiter a Apolo” de Cornelis van Haarlem: Entre 1666 y 1701, la pintura figura en el Alcázar de Madrid, atribuido a Hendrick Goltzius (1558/01 – 1617) y en 1762 el cuadro aparece, atribuido a Carlo Cesio, incluido en la lista de veinte cuadros de desnudos a quemar del Palacio del Buen Retiro, orden que, finalmente y por fortuna fue anulada, salvando las pinturas condenadas a la hoguera.

El ruego de Júpiter a Apolo” de Cornelis van Haarlem.

“El ruego de Júpiter a Apolo” de Cornelis van Haarlem, es una pintura que representa una escena de la mitología griega, en la que el Dios del Cielo y el Trueno insta al Dios del Sol y la Música a volver a conducir su carro del Día a través del firmamento, después de que este se hubiera detenido por el dolor de la muerte de su hijo Asclepios.

La pintura se puede considerar homoerótica por varios motivos: En primer lugar, porque muestra un grupo de dioses masculinos desnudos o semidesnudos, con poses que sugieren movimiento y sensualidad. En segundo lugar, porque se aprecia una cierta tensión sexual entre Júpiter y Apolo, que se miran fijamente y se tocan las manos. En tercer lugar, porque la obra refleja el gusto del autor por el estudio del desnudo masculino, que practicaba en la Academia de Haarlem junto con otros artistas como Hendrick Goltzius y Carel van Mander. Además, la pintura se inspira en las fuentes clásicas, que a menudo relatan las relaciones amorosas normales en la fecha, entre los dioses griegos y jóvenes mortales semidivinos.

El cuerpo, la identidad y la apariencia, articulan el tercer recorrido, donde la desobediencia a los roles de género, el travestismo o la inversión de papeles se exploran a través de icónicos ejemplos de la colección.

«Engañosas apariencias», explora la desobediencia a los roles de género, el travestismo.

Amar como los dioses: cuarto recorrido, recoge un conjunto de obras que representan historias de relaciones entre personajes del mismo sexo a través de narraciones mitológicas que estuvieron reservadas siempre a la mirada del poder, el único escenario de privilegiada excepción en el que se permitió durante siglos la contemplación impune de estas realidades.

Amar como los dioses recoge un conjunto de narraciones mitológicas que representan historias de relaciones entre personajes del mismo sexo.

Por último, dos obras que el Museo no había expuesto en los últimos años, sirven de cierre a estos recorridos al establecer por sí solas dos reflexiones complementarias desde una sensibilidad moderna: El Maricón de la Tía Gila, de Goya, y El Cid, de Rosa Bonheur.

Cierra el circuito, dos reflexiones complementarias de Goya y Rosa Bonheur.

Además de la exposición, el museo también presentó otras iniciativas didácticas, en el marco del “World Pride Madrid 2017” patrocinadas por la Comunidad de Madrid. Destacan ente ellas:

– La Conferencia, “Masculinos y clásicos. Homoeróticos en la colección del Museo del Prado” de Juan Antonio González Iglesias de la Universidad de Salamanca.

– Y el Seminario; “De la atracción consciente al deseo inconfesable: la fascinación por lo masculino en los pintores académicos del siglo XIX” de José Luis Diez, de la Real Academia de la Historia


Cabe destacar, luego de describir en síntesis el contenido de la exposición, el enorme impacto mediático de dos de las pinturas expuestas, del pintor italiano Guido Reni: “Atalanta e Hipómenes” y su magnética y polémica creación, “El martirio de San Sebastián”, que una vez más centró y acaparó la atención de todos.

Atalanta e Hipómenes, es una obra de Guido Reni de la que existen dos ejemplares, ambos, óleo sobre lienzo: uno en el Museo del Prado de Madrid, datable entre 1618 y 1619; y otro en el Museo di Capodimonte de Nápoles.

Atalanta e Hipómenes, de Guido Reni; entre 1618 y 1619. Museo del Prado.

Se trata de una de las obras más célebres y controvertidas de Reni. La pintura muestra el momento en que Hipomenes arroja una de las manzanas de oro que le regaló Afrodita para distraer a Atalanta, la veloz cazadora que solo aceptaría casarse con quien la venciera en una carrera. Los cuerpos de los protagonistas se destacan por su luminosidad y movimiento sobre un fondo oscuro y terroso y sus gestos y posturas expresan la tensión y el deseo que sienten el uno por el otro.

Algunos autores han señalado que la obra de Reni tiene un trasfondo homoerótico, basándose en varios argumentos. Por un lado, se ha sugerido que el pintor era homosexual y que plasmó en sus obras su atracción por los jóvenes bellos. Por otro lado, se ha observado que Hipomenes tiene rasgos femeninos y que su desnudez es más evidente que la de Atalanta, lo que podría indicar una inversión de los roles de género. Además, se ha apuntado que la manzana de oro podría simbolizar el fruto prohibido del pecado o la tentación carnal.

Sin embargo, estas interpretaciones no son unánimes ni definitivas. También se puede leer la pintura como una alegoría del amor triunfante sobre la razón o la virtud, o como una celebración de la belleza clásica y el idealismo de los Carracci, la escuela a la que pertenecía Reni. Lo cierto es que la obra sigue fascinando y provocando debates entre los estudiosos y el público, demostrando su vigencia y su valor artístico.


“El martirio de San Sebastián”, fue la obra la pintura que más atención recibió dentro de la exposición y más comentarios en los medios especializados El suplicio del santo semidesnudo y atado, constituye para los colectivos de orientación LGBT queer, una fantasía lasciva de la pasión en el dolor y el amor en la mortificación de la carne.

“El martirio de San Sebastián” de Guido Reni.
Museo del Prado.

Entre las numerosas pinturas de Guido Reni, destacan de forma muy particular, las ocho versiones que realizó del Martirio de San Sebastián, soldado romano castigado por ser cristiano. Hoy por hoy, luego de un largo proceso de interpretaciones y reinterpretaciones, numerosos colectivos y personalidades del movimiento LGBT queer han asumido la imagen de San Sebastián como santo protector de la sexualidad en la diversidad de género.

El artista pintó al santo mártir del siglo III con una belleza idealizada y una expresión de serenidad y resignación ante el sufrimiento que llama poderosamente la atención. El cuerpo desnudo del santo, atado a un árbol y atravesado por flechas, contrasta con la expresión facial de resignación del santo mártir. La luz ilumina la piel nacarada y los músculos tensos del joven, creando un efecto de realismo y dramatismo. Algunos ven en el santo un símbolo de resistencia y rebeldía ante la opresión y la violencia, otros lo consideran un icono erótico y sensual que expresa los sentimientos sadomasoquistas de dolor y placer. La belleza clásica del cuerpo del mártir, y su cuerpo lampiño de rasgos feminoides, semidesnudo, iluminado por un fuerte contraste lumínico, contrasta con el paisaje sombrío y desolado del fondo.

Lo cierto es, que la obra hubo de recibir retoques para su exposición al público hace siglos, y se produjo gran indignación, cuando fue descubierto que el velo original en algún momento fue extendido para cubrir mayor área del pubis y cubrir la desnudez provocadora de la imagen.

Crece a partir de entonces una fuerte indignación entre los admiradores de Reni, que quieren su arte al desnudo tal y como fue concebido originariamente y, así las cosas, en medio de enconadas discusiones llegamos a hoy día, ocasión en la que el Museo del Prado anuncia una exposición mundial dedicada por entero a Reni, abierta en la actualidad. Exposición que muestra a San Sebastián restaurado y desnudo, tal y como fue concebido, enmendado anteriores faltas, sanciones, y enmascaramientos que no lograron detener la veneración que la diversidad profesa a la imagen de su santo patrono.

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5 respuestas a “La mirada del otro: escenarios para la diferencia.

  1. Qué bien explicado, querido Volfredo. Recuerdo aquella exposición que tuvo mucho interés y una gran acogida. Y como colof´ón anuncias la exposición de Guido Reni que ahora está expuesta en el Museo de El Prado hasta el 9 de julio. Nuestro lugar especial. Abrazossss 😘😘😘😘😘😘 #LoRealMaravilloso #ReligiónYMagia

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    1. Yo no vivo en Madrid y nunca he visitado físicamente el Prado, pero eso no implica que no visite su biblioteca y las páginas del museo casi a diario, y agradezco siempre la posibilidad que me ofrecen de descargar sus magníficas pinturas a alta resolución, con la simple salvedad de no hacer uso publicitario de ellas. Un día te pediré que me acompañe, tengo un compromiso con Velázquez y quero cumplir mi palabra. Feliz noche y dulce sueños.

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