El arte primitivista en América es una expresión artística que se inspira en las formas y los colores de las culturas indígenas y afroamericanas del continente. El primitivismo busca romper con las normas y los cánones del arte occidental, que se consideran represivos y limitantes, y recuperar la espontaneidad, la naturalidad y la alegría de las manifestaciones artísticas de los pueblos llamados «primitivos» o “indígenas”.
El arte primitivista en América tiene sus antecedentes en el arte del pintor postimpresionista francés Paul Gauguin, quién, en 1887, pasó varios meses cerca de Saint Pierre, en Martinica, acompañado de su amigo artista Charles Laval. Durante su estancia, Gauguin plasmó en sus obras la belleza y el exotismo de la isla y sus habitantes.
El primitivismo americano se relaciona con el arte naíf (del francés naïf, ‘ingenuo’), y se caracteriza por la falta de perspectiva, el uso de colores vivos y la representación de escenas cotidianas o fantásticas. Algunos artistas primitivistas americanos que han dedicado obras a la maternidad son: Frida Kahlo, Diego Rivera, Rufino Tamayo, Joaquín Torres García, Wifredo Lam y Oswaldo Guayasamín.
Andrés Curuchich (1891-1969), es un artista guatemalteco que ha dedicado su vida a la preservación y difusión de la cultura originaria de América. Su obra refleja la riqueza y diversidad de las tradiciones, lenguas y cosmovisiones de los pueblos indígenas, así como su resistencia y lucha por la dignidad y la justicia. Curuchich es un ejemplo de compromiso social y artístico, que ha sabido combinar la belleza y la expresividad de su pintura con el mensaje y la denuncia de las injusticias que sufren las comunidades originarias. Su arte es un homenaje a la memoria y la identidad de los pueblos que han sido marginados y oprimidos por siglos, pero que siguen vivos y orgullosos de su herencia cultural.
Curuchich, fue un defensor incansable de los derechos humanos y de la diversidad cultural, que logró trascender las fronteras y llegar al público internacional con su obra. Es un artista de herencia, cultura y etnia Maya, que merece todo nuestro respeto y admiración.

«Los padrinos» es una obra que representa una escena de la vida cotidiana de su pueblo natal, San Juan Comalapa, en el departamento de Chimaltenango. La obra muestra a una mujer puérpera acostada que recibe la bendición de sus padrinos, mientras que otros familiares y amigos los rodean y observan. La pintura destaca por el uso de colores vivos y contrastantes, así como por el detalle de los trajes típicos y los elementos decorativos del ambiente.
Curuchich fue un pintor autodidacta que se dedicó a documentar las costumbres y tradiciones de su cultura Kakchiquel, siendo considerado el pionero de los pintores de Comalapa. Su obra refleja su amor por la naturaleza, la familia y la religión, así como su visión primitivista y naïf del arte.
Mucho más conocidas, son las obras que representa la maternidad, del pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, considerado la cumbre del expresionismo indigenista americano. En sus famosos cuadros “La ternura”, y “Madre con niño en azul”muestra la maternidad, como parte de su serie pictórica «La edad de la ira», que abarca los temas de las guerras y la violencia, haciendo especial énfasis en los sufrimientos humanos derivados de los conflictos armados del siglo XX.
“La ternura”, es una obra de gran formato que representa a una madre abrazando a su hijo con una expresión de amor y protección. El cuadro tiene un estilo expresionista, con colores cálidos y contrastes fuertes. La pincelada es gruesa y dinámica, creando una sensación de movimiento y vitalidad. El fondo es oscuro y abstracto, resaltando la figura de la madre y el niño. El cuadro transmite un mensaje de esperanza y humanidad en medio de un mundo violento y hostil.


Sobre el acto de pintar Guayasamín afirma: «Pintar es una forma de oración al mismo tiempo que grito. Es casi una actitud fisiológica, por la alta consecuencia del amor y la soledad. Por eso quiero que todo sea nítido, claro, que el mensaje sea sencillo y directo. No quiero dejar nada al azar, que cada figura, cada símbolo, sean esenciales; porque la obra de arte es la búsqueda incesante de ser como los demás y no parecerse a nadie».
Una de las características del estilo impresionista indigenista de Oswaldo Guayasamín es la simplificación de las formas y el uso de colores vivos para expresar la emotividad y la fuerza de los pueblos originarios de América Latina. En su obra “Madre con niño en azul”, el pintor ecuatoriano retrata con ternura y delicadeza el vínculo entre una madre indígena y su hijo, ambos envueltos en una manta azul que contrasta con el fondo oscuro. La madre mira al niño con amor y protección, mientras que el niño se aferra a ella con confianza y seguridad. El rostro de la madre muestra rasgos indígenas marcados, como los ojos rasgados, la nariz ancha y los labios gruesos, que reflejan su identidad y su resistencia ante la opresión y el mestizaje. El niño, en cambio, tiene rasgos más suaves y redondeados, que sugieren una mezcla de razas y culturas. Guayasamín logra captar la belleza y la dignidad de la mujer indígena, así como la esperanza y el futuro que representa su hijo. Con un trazo expresivo y una paleta cromática intensa, el pintor crea una obra que combina el realismo social con el lirismo poético, a la vez que rinde homenaje a su propia madre y a su herencia indígena.
Resulta de interés destacar, en honor a las madres americanas en su festividad, la obra de pintor cubano Wilfredo Lam, el cual desarrolló un estilo propio que combina surrealismo, cubismo y primitivismo, con el espíritu y formas del Caribe. Entre sus obras más famosas se encuentra “La Jungla”, que representa la identidad cultural y racial de Cuba, y algunas pinturas que muestran la maternidad, como “Madre e Hijo” (1939), “Maternidad” (1941) y “Maternidad II” (1944). Estos cuadros expresan el vínculo afectivo entre la madre y el hijo, así como la influencia de las creencias religiosas afrocubanas. En ellos se pueden apreciar elementos simbólicos como las máscaras, los collares, las frutas y las plantas. Los colores son cálidos y contrastantes, creando una atmósfera de vitalidad y misterio. El estilo de Lam es una fusión de lo figurativo y lo abstracto, lo que le permite crear formas originales y sugerentes.

América Latina es la más asimétrica región del planeta, con un abismo de desigualdades entre los más ricos y los más pobres, herencia funesta de nuestro pasado colonial. No quiero finalizar mi modesto mensaje a las madres en su día, sin recordar a aquellas que han perdido a sus hijos víctimas del narcotráfico, la violencia, el paramilitarismo, la extorsión y el secuestro. Mención especial a las madres de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, México, mujeres que han luchado incansablemente por la verdad y la justicia para sus hijos. Ellas han denunciado la complicidad del Estado mexicano en el crimen, la falta de investigación seria y exhaustiva, y la impunidad de los responsables. Han participado en marchas, plantones, caravanas y foros para exigir el esclarecimiento de los hechos y la presentación con vida de los 43 estudiantes.
El suceso ocurrió la noche del 26 y la madrugada del 27 de septiembre de 2014, cuando los normalistas se dirigían a Iguala, Guerrero, para tomar unos autobuses que usarían para asistir a una manifestación en la Ciudad de México. En el camino fueron interceptados por hombres armados, y desde entonces se desconoce su paradero y destino.
Otra obra que explora la maternidad americana, desde la perspectiva crítica de la dolorosa muerte violenta temprana de los hijos, es la instalación «Mater Dolorosa» de la artista colombiana Doris Salcedo, realizada en 2004, sobre las fachadas de edificios donde se cometieron masacres durante el conflicto armado en Colombia.

«Mater Dolorosa» es una instalación que reflexiona sobre el dolor de las madres que han perdido a sus hijos en el conflicto armado de Colombia, que ya se extiende por más de sesenta años. La obra consiste en una serie de sillas de madera apiladas y atravesadas por barras de acero que forman una pared que divide el espacio. Las sillas representan las ausencias de los desaparecidos y las barras de acero simbolizan la violencia que los separó de sus familias. La obra genera un impacto visual y emocional en el espectador, que se enfrenta a la realidad de la guerra y sus consecuencias. La instalación también invita a la reflexión sobre el papel de la memoria y el duelo de las madres en la construcción de la paz.
“La figura materna en el Arte Americano”, constituye el modesto homenaje de Lo Real Maravilloso a las madres de toda América, que celebraban su día el segundo domingo de mayo. Para todas ellas nuestro amor infinito y respeto eterno ¡Felicidades!
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Very interesting and topical especially today, Mother’s Day💗
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Thank you very much for your comments, it is a pleasure to have you among us. Cordial greetings and happy Sunday.
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Happy Sunday to you!
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Feliz Día de las madres cubanas en el mundo
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Así mismo, felicidades a todas, a lo largo y ancho del Planeta. Lluvia de bendiciones.
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Si bonita es la anterior entrada hablando de las madres, esta del arte americano es maravillosa. La obra «Mater Dolorosa» es impactante. Cómo delimita a las personas el devenir de su vida al nacer en uno u otro sitio del mundo. Gracias por compartir tu sabiduría. Un fuerte abrazo.😘😘😘
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Son realidades diferentes, que debemos entender y luego dar a conocer. Y, aunque contemos nuestras realidades a través del arte, ellas no ocultan la verdad, por el contrario, constituyen una fuerte denuncia histórica. Feliz domingo y un gran abrazo.
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