Muhammad Ali y el martirio de San Sebastián.

Muhammad Ali o Mohamed Ali, nacido Cassius Clay, Jr. (1942- 2016) fue un boxeador estadounidense, considerado el mejor de todos los tiempos y figura pública de enorme influencia en su generación, en la política y en las luchas humanitarias a favor de los afroamericanos y del islam.

En su etapa amateur, logró la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma 1960 y, como profesional, ganó el título de campeón indiscutido de la categoría de los pesos pesados en 1964 a la edad de veintidós años, el cual recobraría diez años después. En 1978, consiguió un nuevo cetro de campeón, lo que le convirtió en el primer boxeador en ostentar en tres ocasiones un título mundial en la categoría superpesada.

Cuando Muhammad Ali ganó la medalla olímpica en Roma, se mostraba orgulloso de los Estados Unidos. Sin embargo, la imagen de Ali con el gobierno y la sociedad estadounidense tuvo un giro radical en 1966, cuando ostentaba el título de campeón mundial, mientras tenía lugar la guerra de Vietnam. Ese año, una resolución de las fuerzas armadas lo calificó como apto para el servicio militar, puesto que en 1964 había sido incapacitado por haber fallado un examen de cociente intelectual. Tras enterarse, Ali se negó al reclutamiento, alegando objeción de conciencia y su adhesión a los principios de la Nación del Islam; organización religiosa y sociopolítica fundada en 1930 en los Estados Unidos. Por si fuera insuficiente, pronunció una frase memorable: «Pregunten todo lo quieran sobre la guerra de Vietnam, siempre tendré esta canción: “No tengo problemas con los Viet Cong… porque ningún Viet Cong me ha llamado nigger”».

A partir de entonces, se inició una tensa relación entre Ali y el gobierno estadounidense. Lo más notorio del caso era que hasta entonces ninguna reconocida personalidad de la época se había pronunciado en contra de la guerra en Vietnam y, como consecuencia, debió afrontar todo tipo de críticas que lo tildaban desde cobarde hasta traidor. A pesar de que el gobierno aseveraba que no sería expuesto en combate, tal como había sucedido con Joe Louis en la Segunda Guerra Mundial, él se negaba de cualquier manera.

La osadía le transformó en héroe e icono aún en lugares donde el boxeo era poco conocido. Su posición precedió a la de los defensores de los derechos civiles, ya que Martin Luther King se pronunció en contra de la guerra el 4 de abril de 1967.

Cuando se hizo patente que rechazaba el reclutamiento, fue amenazado con la imposición de una multa de 10 000 dólares, más una pena de prisión de cinco años. Terminada la audiencia, expresó los motivos para tomar semejante decisión en una carta y también en una entrevista con el periodista Howard Cosell. Las consecuencias de su actuación no tardaron en llegar: apenas una hora después de evitar el reclutamiento, la Comisión Atlética de Nueva York le suspendió su licencia para boxear.

Durante el consecuente proceso legal por evadir el reclutamiento, el juez de la audiencia preliminar, Lawrence Grauman, recomendó que se le otorgase la objeción de conciencia, pero el Departamento de Justicia desestimó la resolución y exhortó a la corte de apelaciones del estado de Kentucky que la petición de Ali fuera denegada. En el juicio que se llevó a cabo en junio, el jurado le declaró culpable, y fue sentenciado a cinco años de prisión y diez mil dólares de multa. Aunque fue liberado bajo fianza, su pasaporte le fue confiscado y no se le permitió pelear ni salir del país por tres años y medio. Se estima que en ese periodo perdió unos cuatro millones de dólares por las peleas que no pudo disputar.

La última palabra sobre el destino de Ali quedó en manos de la Corte Suprema, que admitió el caso el 19 de abril de 1971. El 28 de junio se dio a conocer la resolución final a su favor: la corte dejó sin efecto el alistamiento que no especificaba la razón por la que se negaba la objeción de conciencia. Dicha sentencia se pronunció en un momento oportuno para el boxeador, pues su popularidad se había incrementado, mientras que el apoyo a la guerra en Vietnam disminuía.


En abril de 1968, Muhammad Ali apareció ocupando toda la portada de Esquire en lo que fue considerado de inmediato como la imagen del atleta más famoso y controvertido del mundo «atado y asaetado» como ocurrió durante el suplicio a San Sebastián, mártir cristiano del siglo III.

“La pasión de Muhammad Ali”. Portada de la revista Esquire. Abril de 1968.

En el momento de la sesión de fotos, Ali ya había sido despojado de su título de boxeo de peso pesado después de negarse a ser reclutado por el Ejército y se le negó una licencia para pelear en cualquier parte fuera y dentro del país. La prohibición duraría desde que tenía 25 años hasta que tenía casi 29 años, el mejor momento físico de un boxeador.

Subtitulada «La pasión de Muhammad Ali», la imagen de portada estableció el estándar de mayor creatividad para una revista moderna. El día de la sesión de fotos, que tuvo lugar en el estudio de la ciudad de Nueva York de “Esquire”, el publicista George Lois se hizo cargo de la portada de la revista y mostró a Ali una imagen de San Sebastián, del artista italiano del siglo XV Francesco Botticini. Lois tuvo la idea de colocar seis flechas en el torso y la pierna de Ali, mientras las manos se ocultaron detrás de su espalda como si estuviese atado y su mirada se dirigía suplicante hacia arriba, implorando al cielo.

Detalle de “La pasión de Muhammad Ali”. Portada de la revista Esquire. Abril de 1968.

A raíz de La muerte de Ali en 2016, George Lois compartió más detalles sobre la fotografía con la revista Rolling Stone: «»… Ali posó para la foto mientras se colocaban seis flechas en su cuerpo para imitar la pintura de Botticini. El campeón internalizó rápidamente la presunción del mártir. Luego sacó su mano derecha de detrás de su espalda y señaló cada una de las flechas, mientras pronunciaba los nombres de las personas que en este mundo le estaban haciendo daño: señalaba una flecha, dijo “Lyndon Johnson”, la siguiente “General William Westmoreland” que dirigió la operación de Vietnam y luego “Robert McNamara”. Ali hizo corresponder cada flecha con el nombre de una persona en el gobierno que lo había lastimado».

La influencia de la portada de Muhammad Ali en la portada de Esquire como San Sebastián mantiene su vigencia y actualidad en nuestros días.


Terminada su carrera deportiva, Muhammad Ali realizó una incesante labor humanitaria y benéfica en favor de todo tipo de causas justas, incluida actividades fueras de los Estados Unidos. El año 1990 viajó a Iraq para intervenir en la liberación de rehenes, acción que tuvo un buen desenlace, algo que ya había intentado en el Líbano en 1985, en esa oportunidad sin éxito. En 1998 fue designado mensajero de la paz por parte de las Naciones Unidas, organización que le reconoció como «un importante agente humanitario en el mundo en desarrollo».

Alí fundó y dio soporte a organizaciones como el “Muhammad Ali Center”, que fomenta los valores cívicos, y el “Muhammad Ali Parkinson Center”, para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, enfermedad que le incapacitó por años hasta producir su muerte.

Ali siempre declaró a los medios que «Para ser grande se necesitaba de una fuerza exterior … Si peleas por ti mismo, eres tú contra los demás, y esto te motiva, pero nunca alcanzarás la fortaleza espiritual necesaria. Peleaba por Dios, y mi misión era muy grande. Por eso fue que, en lugares donde combatí contra todos los pronósticos, como Manila, tuve la capacidad de imponerme donde otros hubieran caído».

#LoRealMaravilloso

#ArtesVisuales

#HondaDeDavid

#ReligiónyMagia

#Fotografía

#Historia

https://www.volfredo.com/


8 respuestas a “Muhammad Ali y el martirio de San Sebastián.

  1. Muy acertada también esta entrada sobre la relacion del gran Muhammad Ali, Cassius Clay de nacimiento, con San Sebastián. Otra muestra de lo que ya comentábamos anteriormente da igual de donde procedamos, la intolerancia, el fanstismo, la homofobia, ocurre en todos los lugares. Un abrazo y gracias por compartir. 😘😘😘

    Le gusta a 1 persona

    1. Casi nadie lo sabe, pero desde que salió esa entrada, muchos deportistas piden la protección de San Sebastian, cuando está envueltos en reclamos de arbitraje, sanciones discutidas o penalidades de algún tipo. Un abrazo grande como el universo y cuidate muchoooo

      Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s