Rembrandt van Rijn era un pintor exitoso reconocido en toda Europa cuando murió de tuberculosis su esposa Saskia, en 1642. Este duro golpe dio inicio al declive personal del pintor, en una irrefrenable carrera de reveces y fracasos que le endeudaron y lo llevaron a asumir una miserable vida en bancarrota, desbordado en deudas que mantuvo hasta su muerte.
Al morir Saskia, Rembrandt tenía 36 años. Es a partir de este momento que su vida asume el giro trágico que reflejó en su obra. Sus autorretratos muestran a partir de este momento al hombre imperfecto que sufre, aplastado por los adeudos y la sociedad.
Durante la enfermedad de Saskia la familia contrataró a Geertje Dircx como niñera, y a oscuras, pasó a ser también la amante de Rembrandt. Con posterioridad, acusó a Rembrandt de perjurio y obtuvo una indemnización de 200 florines al año. Este hecho marca el inicio del declive en la vida del gran pintor.
A finales de 1640 Rembrandt comenzó una nueva relación, en esta ocasión con una mujer mucho más joven, Hendrickje Stoffels, a quien había contratado inicialmente como doméstica. El nacimiento en 1654 de su hija Cornelia motivó que la Iglesia Refirmada enviara a Hendrickje una carta acusatoria, en la que se le incriminaba «haber cometido los actos de una prostituta con Rembrandt el pintor». Habiéndolo admitido públicamente, fue excomulgada. Rembrandt, en cambio, no tuvo que enfrentar ningún cargo, al no pertenecer a dicha iglesia. Aunque el matrimonio era válido a efectos legales, Rembrandt no se casó con Henrickje para no hacer peligrar la herencia de Titus, hijo de su anterior matrimonio.
Rembrandt siempre vivió por encima de sus posibilidades, invirtiendo en obras de arte que solía utilizar como motivación en sus pinturas. En 1656 se tomaron ciertas medidas en los juzgados para impedir su declaración de bancarrota, y el artista tuvo que vender la mayoría de sus pinturas y buena parte de su colección de antigüedades. La lista de objetos subastados se ha conservado, y ofrece una idea de las posesiones materiales del pintor: dibujos y pinturas de los viejos maestros flamencos, bustos de emperadores romanos, fragmentos de armaduras japonesas, curiosidades traídas del Extremo Oriente, y colecciones de rarezas naturales y minerales. Los beneficios de estas ventas, realizadas entre 1657 y 1658, resultaron decepcionantes, de modo que en 1660 no tuvo más remedio que vender su casa y el taller de grabado y mudarse a un apartamento más modesto en Rozengracht.
La contagiosa tuberculosis continuó haciendo estragos en la familia. Rembrandt sobrevivió tanto a Hendrickje, fallecida en 1663, como a su hijo Titus, que murió el 7 de septiembre de 1668, dejándole una nieta. Rembrandt murió un año después del fallecimiento de su hijo, el 4 de octubre de 1669, y fue enterrado en una tumba sin nombre en el Westerkerk de Ámsterdam.
Autorretrato dibujando junto a una ventana, 1648, es el último retrato que Rembrandt se hizo al aguafuerte. Sentado junto a una ventana y vestido con gabán o bata y sombrero puesto. Sujeta un lápiz con el que se dispone a trabajar en papeles descolocados sobre un libro que sirve de atril mientras fija su mirada penetrante en el espectador.
La escena presenta un fuerte contraste entre la luz radiante que entra por la ventana y las sombras del interior del taller. Mediante escasas y agitadas líneas representa las hojas donde dibuja y el paisaje observa a través de la ventana.

En 1659, Rembrandt ya se enfrentaba a los problemas financieros que plagaron sus últimos años. Los efectos del estrés se pueden ver en la atmósfera solemne del retrato de la época: “Autorretrato con boina y cuello vuelto”, 1659. Puede observarse la elección de colores oscuros y la expresión de preocupación en el rostro. Aquí también utiliza una pose similar a la de algunos de sus primeros retratos, recordando una vez más a los maestros del Renacimiento.


“Autorretrato con paleta y pinceles” (hacia 1660-1665), fue uno de sus últimos autorretratos y en él mira fijamente al espectador y se presenta con realismo, mostrando sus útiles de trabajo.
A medida que Rembrandt envejece, sus autorretratos se hacen serios y asumen su naturaleza profundamente reflexiva. Esta pintura en particular, se distingue de otros autorretratos tardíos por su fondo inusual y llamativo, con dos círculos dibujados en la pared, cuyo significado sigue siendo incierto, aunque algunos críticos aseguran se trata de un viejo mapa del mundo, característica común en las pinturas holandesas del mismo periodo.
Al final de la vida, Rembrandt había perdido el interés en adularse, y no disimula su nariz ancha, sus ojeras marcadas, las arrugas que surcan su rostro y su figura abultada y oronda, cubierta con ropa cómoda. También se nos muestra despeinado e impresiona deprimido.
La pincelada es muy suelta; algunos detalles parecen inacabados, como la mano izquierda del pintor y la parte superior derecha de su gorro. Interesado en reflejar su personalidad, deja a un lado detalles de ese tipo. Conserva el excelente claroscuro que aprendió en su juventud, iluminando profundamente rostro y pecho, mientras deja el resto en penumbras.
En el último autorretrato realizado por Rembrandt, fechados en 1669, podemos observar que no ha perdido un ápice de sus espléndidas facultades; e incluso podíamos aventurarnos a afirmar que no tiene el aspecto enfermizo esperado en un individuo pronto va a morir. Rembrandt se muestra con la gravedad que se espera en su obra final, con expresión sombría y firme. El estilo del maestro es totalmente diferente al de los primeros años, la pincelada es más suelta, más deshecha, apreciándose la textura del óleo en el lienzo. Este hecho no gusto a sus contemporáneos y fue la razón por la cual los autorretratos que Rembrandt, ejecutó al final de sus días, tardaron años en ser reconocidos como valiosas obras de arte.
El maestro del barroco holandés, reflejó a lo largo de toda su vida, su estado de ánimo en sus autorretratos. En ellos muestra el declive anímico y moral, motivado entre otras muchas razones, por el fallecimiento sucesivo de sus esposas e hijos, y la quiebra económica.


Rembrandt Harmenszoon van Rijn falleció el 4 de octubre de 1669.
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Para mi, el maestro de los maestros… Un abrazo amigo Volfredo.
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Es grande entre los grandes, sus retratos me han resultado conmovedores, fundamentalmente los que pinto en sus últimos años de vida. Un abrazo y feliz semana.
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De acuerdo Volfredo. Gracias y feliz día.
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Para mí también es un grande. Gracias por compartir, amigo. Un abrazo y feliz semana.
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Saludos Marylia, me siento feliz porque compartimos preferencias en el Arte.
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Así es. Feliz también 😘😘
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Enhorabuena.
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Muy interesante…
Gracias Volfredo.
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Muchas gracias Elvira, feliz noche y dulces sueños.
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Gracias a ti, Volfredo.
Feliz noche y dulces sueños también.
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Buenos días y especiales saludos desde Cuba, en una agradable mañana para todos.
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