Hoy me pregunto ¿De dónde obtuve la entereza y disposición necesarias para aventurarme, sólo y sin experiencias previas, en el mundo de las nocturnidades bohemias?, Conozco la respuesta, pero dejo el espacio a las interpretaciones personales.
La primera noche, llegué al cabaret entre los primeros y fui directo para la barra donde permanecí sentado observándolo todo, no solo observaba; debo ser preciso: avistaba, percibía, escuchaba y olfateaba. El cabaret mantenía una atmosfera poluta de humo, perfume, ámbar, brea marina y alcohol, cuyas notas olfativas recuerdo y mientras escribo vuelvo a percibirlas.

¡Que placer!, voluptuoso lleno mis pulmones de esa atmósfera de recuerdos y disfruto igual encanto. Marcel Proust, nunca estuvo errado: «los verdaderos paraísos son los paraísos perdidos», y desde entonces creo haber vivido «en busca del tiempo perdido”.
La acústica del cabaret era perfecta, y la interpretación de los músicos, magistral. Primero interpretaban varios solos y luego los cantantes se unían a dos y más voces mientras recibían todos profusos aplausos. En aquellos lejanos tiempos prevalecían aún la cortesía y las personas eran muy educadas y poco dadas al vicio y la violencia, los aplausos profusos y corteses luego de cada interpretación, eran la regla.
Todas las experiencias me resultaban novedosas, pero dentro de aquel abanico de nuevas percepciones, hubo una que capitalizo mi atención y corto mi respiración en seco, hasta hacerme un nudo en la garganta y obligarme a deglutir con la ayuda de un sorbo: Elsa Rivero. Rubia, delgada pero bien enmarcada en femeninos y redondeados volúmenes, que la hacían irresistiblemente atractiva, agradable, empática y abierta al dialogo. Así era el ángel que cantaba dos veces la canción de Orfeo en cada noche de cabare, la primera como parte del programa, la segunda a petición del público, siempre aclamada entre aplausos.
Pronto mis visitas a las noches de Kawama se hicieron más ansiadas, al punto de centrar el anhelo y la motivación del resto de mis actividades. Si descansaba bajo los rayos del sol sentado en la arena, o brincaba las olas, no importaba, mi mente estaba centrada, fija, en una hermosa silueta de mujer que interpretaba melodías que se hacían obsesivas minuto tras horas, horas tras días, hasta cubrir todo mi tiempo, febril y enamorado.
En días me transforme en visitante habitual y gran observador del Show de Felipe, siempre posicionando en la misma banqueta de alto respaldo, de espalda al cantinero, porque al cabo de los días solo tenía ojos para el escenario, y más que para el escenario, para una interprete que se había convertido en mi sueño y vida.
El show de Felipe se dividía de dos partes, con un entre acto que aprovechaban los artistas para relajarse mientras eran invitados a las diferentes mesas por sus admiradores, que les exigían de forma cortés mayor presencia e intercambio. Entre una actuación y otra el grupo de artistas se dispersaba entre la concurrencia y una hora después, pasada la medianoche, volvían a reunificarse para cantar hasta cerrar el espectáculo.


Pronto Elsa se percató, del adolescente obsesivo que ocupaba la banqueta en la esquina del bar, no le quitaba los ojos de encimas, ojos pardos y luminosos que la perseguían hasta el acoso sin que pudiese eludir mi mirada. Fue entonces, cuando en un entre tiempo, la curiosidad la hizo venir directamente hacia mí.
- Mi nombre es Elsa Rivero, ¿cómo te llamas? Y me extendió la mano.
- Sí, lo sé, respondí. Mi nombre es Volfredo, vengo a disfrutar tu actuación cada noche.
- ¿Quieres aceptarme un daiquirí? La invité a sentarse a mi lado mientras mis piernas temblaban.
Me hubiese gustado decirle que estaba vibrando por dentro, que el agradable clima era insuficiente para impedir el sudor frío profuso que cubría mi cuerpo, que mis manos estaban congeladas, y que solo podía invitarla a una bebida suave, porque así lo había prometido a mi madre antes de salir de casa. Pero no lo hice, por fuera actuaba de forma madura y convincente, y algún brote oculto afloró desde una de mis innatas ramas, lo hacía muy bien, con la soltura propia de un adolescente que no teme caer por un despeñadero.
Contrario a lo esperado dada mi juventud e inexperiencia, Elsa me hizo parte de sus recesos, y en todos venía a sentarse a mi lado. Estaba atravesando por una severa crisis emocional y necesitaba alguien que la escuchara, que fuese su sacerdote. Así hube de convertirme en padre confesor, ávido de escuchar con atención y dispuesto al perdón de cualquier pecado, por mortal que fuese, con mis mejores palabras de alivio.
Pronto supe, que la génesis del conflicto era un mal de amor. Elsa estaba profundamente enamorada de Felipe, y este la ignoraba. Treinta años mayor que ella y acosado por divergencias políticas, el cansado músico no da para affaires amorosos y los evitaba a toda costa.
Luego llego la gran noche, la noche traviesa que se teje en el azar, y Elsa me pidió que la acompañara a la playa cuándo terminará de actuar, que necesitaba seguir cantando, que estaba rota por dentro y el mar y el canto de las olas, eran sus únicos alivios.
El mar de agosto es una bendición, cálido y sereno, rasgado a intervalos por las suaves olas y discreta brisa, todo bañado de luna y largas sombras. Elsa caminaba por el agua dejando sus huellas en la arena, luego penetró unos pasos hacia al mar, echo agua sobre su rostro y regreso decidida mirando a los ojos: – ¿Quieres que cante solo para ti?
Detengo la escritura…: extasiado quiero permitirme el placer del recuerdo hasta alcanzar el nirvana, mientras caballos sueltos corren a tropel, y el salto persistente de un acróbata diminuto en el estómago, me recuerda que soy todo emoción, recuerdos y placer…..
Los placeres de la carne suelen multiplicarse si los acompañas con una canción románticas, la más grandiosa de ellas, por los recuerdos que despiertan y animan desde el interior de mi ser: la Canción de Orfeo. Elsa cantó solo para mí su más sensual melodía, no existe otro acorde o nota semejantes, es el erotismo hecho música.

En aquel lejano entonces comprendí y asimilé la noche por instinto, así es el verdadero amor, salvaje, vigoroso e irreflexivo. Pasado el tiempo llegó la cultura, la erudita experiencia que todo decolora, la racionalidad que mata el arcoíris.
La literatura mágica en la realidad.
Haces unos meses, mientras hablaba con Guillermo, un amigo de antaño que radica en Miami; me comentó que estaba esperando por la visita de Elsa Rivero, que había llegado desde Barcelona a visitar a Meme Solís, otrora su amigo y compañero de trabajo, y le había pedido que la acompañara y sirviera de guía en la gran ciudad:
- ¿Qué dices Guillermo? No puedo creerte, Elsa Rivero, imposible, yo nunca la he vuelto a ver en más de 50 años.
Le hice la historia, frente a la cual, mi querido y cortes amigo, profundamente emocionado se brindó para servirme de puente e interlocutor y facilitó la forma de comunicarme con ella.
Así supe que Elsa, en el 1992 fue a cantar por un contrato a Barcelona y nunca más regresó a Cuba. Desde entonces, mantiene presentaciones en vivo en la descarga cubana de filin y poesía, del Pèrgam Llibres, y ha participado, siguiendo la tradición de estrenarse con su voz de leyenda, en el Festival Internacional del Bolero en Jamboree.
- ¿Me recuerdas? Respondió que recuerda los hechos y el entorno, no mi persona.
- ¿Me autorizas a escribir sobre ti? Escribe todo cuanto quieras, que importa o puede pasar, ya nada importa, solos valen los recuerdos en los cuales flotamos y vivimos tu y yo.
Gracias Elsa, me deshidrato, palpito mientras mi respiración se hace profunda. Te evoco con mucho cariño hoy Día del Amor, nunca olvidaré que fuiste quién cantó solo para mí la Canción de Orfeo, compuesta para sentir la emoción candente del primer amor.
Cuentan que cuando el silencio
Aparecía entre dos
Era que pasaba un ángel
Que les robaba la voz….
Todo empezó en la sorpresa
En un encuentro casual
Pero la noche es traviesa
Cuando se teje el azar
Sin querer se hace una ofrenda
Que pacta con el dolor
O pasa un ángel
Se hace leyenda
Y se convierte en amor
Ángel para un Final. Silvio Rodríguez
#LoRealMaravilloso
#Existencialismo
#HistoriaMágica
Interesante y muy bonita historia ..adore que la compartieras. Amor del bueno donde galopea el corazón brinca el estímago y sudan manos y pies sin olvidar el intenso brillo de los ojos ..besos y bendiciones. Feliz dia
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El amor del bueno se delata, es imposible mantenerlo amordazado, y mucho menos escondido. Llegue hasta ti, el sonido de las olas del mar, y la espuma de sus cretas, siempre iluminadas por la luna como testigo cómplice del amor. Feliz día del Amor y la Amistad. Un abrazo
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How interesting you write about your first great love, Elsa Rivero. This is a very good report, dear Volfredo. I looked up Elsa’s Bar in Barcelona on the internet and found this video on youtube, which I am sending to you here. She talks about Cuba, among other topics. Have you visited her in Barcelona?
https://www.youtube.com/watch?v=l9_hp41J0FM
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Thank you very much dear Olivia, I am going to download the link of Esla Rivero just to see it. I already commented on the blog that she doesn’t remember me, I was just a fleeting star at night, the kind that lights up the firmament and then disappears.
Elsa is 85 years old today, she is all optimism and I congratulate her.
There is a popular singer-songwriter in Cuba, well known abroad: Silvio Rodríguez who once sang «Only those who can smile remain, in the midst of death and in broad daylight.» A warm hug.
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Oh, I understand. Elsa is 16 years older than you. It is a shame that you are not in contact any longer.
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¡Feliz día de San Valentín!
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Gracias Elvira, igualmente para ti, Felicidades y bendiciones.
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Gracias Volfredo.
Feliz día y bendiciones también.
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Espero tener algún día poder degustar uno de tus maravillosos aperitivos y aromáticas infusiones, siempre con velas encendidas por la paz y música instrumental de fondo, o en su defecto Frank Sinatra. Sería un espléndido Valentín. Gracias por tus publicaciones una vez más.
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Muchas gracias Volfredo por tu lectura y gentiles palabras siempre.
Frank Sinatra buena sugerencia.
Un gusto tu visita. Buena semana.
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Bellos recuerdos!
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Si, y recordar es volver a vivir.
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Así es.
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Qué bella historia contando cómo ibas descubriendo la vida y el amor de adolescente y como el destino ha hecho que volvieras a saber de Elsa. Gracias por compartir. Un abrazo.
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ES un gusto Marylia, recordar es volve a vivir, es traer de vuelta agradables vivencias para que no se pierdan en el tiempo. Un feliz día y un cordial abrazo.
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