Las cuitas del coronel Aureliano Buendía.

Hoy no voy a hablar de “Las cuitas del joven Werther”, novela epistolar autobiográfica de Johann Wolfgang von Goethe; libro que hizo del autor una de las primeras celebridades literarias de su época e influyó decisivamente en la literatura del romanticismo europeo a partir de su publicación.

Las analogías cuentan, y traigo a colación “Las cuitas del coronel Aureliano Buendía”, porque el mismo es, acorde con mi forma personal de enfocar el realismo mágico, el personaje más romántico, inverosímil y maravilloso de la novela “Cien años de soledad”, obra insigne del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

El coronel Aureliano Buendía fue un idealista de pura cepa, siempre bien dispuesto a poner sus sentimientos por encima de la razón, la inspiración más allá de lo material, y los ideales por encima del sustento económico. Personaje singular, Aureliano Buendía representa la pléyade de generales impregnados de irrealidad, que han gobernado a lo largo de los siglos nuestra maltrada y muy sufrida Latinoamérica, que a duras penas ha logrado sobrevivirlos, con el empleo de las pócimas mágicas y salvadoras, traídas a Macondo por el gitano Melquíades, o aquellos preparos brujos de hongos venenosos que Mackandal obtenía para sus hechicerías en “El reino de este mundo”.

Coronel Aureliano Buendía. Cien años de soledad.

Aureliano Buendía fue el segundo hijo de la familia Buendía y primera persona en nacer en Macondo. Intelectual y filosófico, de pequeño se le atribuyeron habilidades de adivinación. Era tímido y solitario, y se interesaba por la alquimia.

Aureliano, muy joven, se unió al ejercito liberal y terminó alcanzando el grado de coronel, lideró al menos 32 guerras civiles y tubo al menos 17 hijos con mujeres distintas. Conforme envejece, asume que es incapaz de amar con el corazón, él es sin duda el personaje que mejor encarna el sentimiento de soledad en la novela.

Entrego la palabra al Gabo, para que una vez más nos cuente la historia con su verbo y pluma inigualables:

«El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar un caballo. Rechazó la Orden del Mérito que le otorgó el presidente de la república. Llegó a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotografía. Aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única herida que recibió se la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi veinte años de guerras civiles.

Declinó la pensión vitalicia que le ofrecieron después de la guerra y a su regreso a casa se aleja de la política y se dedica a fabricar pescaditos de oro encerrado en su taller. Al terminar cierta cantidad, volvía a fundir los pescaditos en oro, y así empezaba desde cero una y otra vez, en ciclos interminables que no conducían a ninguna parte, en los cuales sólo hacía variaciones ligeras al formato».


El coronel Aureliano Buendía es reseña e historia, magia hechicera y realidad maravillosa, es todo un arquetipo formal cuya humanidad ubicua, cabe en muchas geografías.

#LoRealMaravilloso

#LiteraturaMágica

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5 respuestas a “Las cuitas del coronel Aureliano Buendía.

  1. Era un cagūeiran Aureliano Buendía y al final, quedó solo, para fundir pescaditos de oro en su taller, hacen falta varias tiradas más de “Cien años de soledad “ haber si se lee mas, este maravilloso libro y se dedican a fundir pescaditos, aquellos a los que les sobra el Oro y no joden más a la humanidad.

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