El 11 de diciembre de 1982, Gabriel García Márquez recibió el premio “Nobel de Literatura” por su novela “Cien años de Soledad” y otras historias, en las que lo fantástico y lo real se combinan en un mundo ricamente compuesto de imaginación, lo que refleja la vida y los conflictos de Latinoamérica.
Cuando García Márquez entró al salón de ceremonias para pronunciar su discurso de agradecimiento, fue aplaudido por más de mil setecientos treinta invitados, con un 70% de extranjeros, latinoamericanos y norteamericanos en su mayoría, que presenciaron la solemne y tradicional ceremonia, que tuvo lugar en el Palacio de Conciertos de Estocolmo.
«Majestades, altezas reales, señoras y señores, agradezco a la Academia de Letras de Suecia el que me haya distinguido con un premio que me coloca junto a muchos de quienes orientaron y enriquecieron mis años de lector y de cotidiano celebrante de ese delirio sin apelación que es el oficio de escribir».
«Sus nombres y sus obras se me presentan hoy como sombras tutelares, pero también como la evidencia, a menudo agobiante, del compromiso que se adquiere con este honor».
«Confieso, sin falsas modestias, que no me ha sido fácil encontrar la razón, pero quiero creer que ha sido la misma que yo hubiera deseado. Quiero creer, amigos, que este es, una vez más, un homenaje que se rinde a la poesía».
De su contundente discurso, en aras del tiempo, cito a la vez que reclamo espacio para la reflexión; los tres párrafos finales:
«Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: «Me niego a admitir el fin del hombre«. No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo si no tuviera la conciencia plena de que, por primera vez desde los orígenes de la humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora nada más que una simple posibilidad científica.
Ante esta realidad sobrecogedora que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía contraria.
Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra».
A tiempo de escribir estas líneas, se está celebrando la “77ª reunión de la Asamblea General de Naciones Unidas”, en el discurso de apertura, su presidente António Guterres destacó: “El mundo nunca ha estado tan amenazado ni tan dividido (…) Me temo que nos estamos deslizando hacia dos conjuntos diferentes de factores económicos, normas comerciales, financieras y tecnológicas, dos enfoques divergentes en el desarrollo de la inteligencia artificial y, en última instancia, dos estrategias militares y geopolíticas. Una receta para un conflicto mucho menos predecible que la guerra fría”
Valga la advertencia y sirva de alerta a oídos sordos, la supervivencia del Planeta está en juego: Me niego a admitir el fin del hombre.
William Faulkner (25 de septiembre 1897-6 de julio 1962) fue un escritor estadounidense, reconocido mundialmente por sus novelas experimentales y galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1949 «por su poderosa y artísticamente única contribución a la novela contemporánea estadounidense».
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Venga, pues me apunto, yo tampoco estoy dispuesto a admitir el fin del hombre. Pero llegará un día, no sabemos cuando, pero el cielo y la tierra pasará, pero el aliento divino, la canción eterna, no pasará. Gabriel Garcia Marquez fue uno de los grandes, grandes de la nuestra literatura, en español quiero decir. Aunque no comparto sus apegos politicos, si me hago eco de muchos de sus planteamientos hechos a través de sus libros, todos estupendos. Un post muy interesante que lo he disfrutado. Gracias amigo Volfredo y un fuerte abrazo.
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Buenos días querido amigo, García Márquez es de los grandes, y junto a Carpenter, son los padres de lo Real Maravilloso latinoamericano.
Pronto daré las razones y de momento te hago llegar el abrazo caribeño de siempre.
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De acuerdo y feliz día!
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En diciembre1982, Gabriel Gracias Márquez ,recibió el premio “Nobel de Literatura”, con la novela “Cien años de Soledad “, entre otras tantas que escribió refleja la vida y los conflictos de Latinoamérica .En su discurso de agradecimientos , fue aplaudido por más de mil setecientos treinta invitados, donde el 70% de extranjeros latinoamericanos y norteamericanos en su mayoría, dicha ceremonia tuvo lugar en el Palacio de conciertos de Estocolmo “.en el discurso recordó : un día como hoy mi maestro William Faulkner dijo en este lugar : – “me niego a admitir el fin del mundo” , no me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo , si no tuviera la plena conciencia que por primera vez desde los orígenes de la humanidad el desastre que el negaba admitir , ahora es una simple posibilidad científica.
Pero yo entiendo que debemos contribuir más a luchar a favor del medio ambiente, pero para eso hay que hacer conciencias entre las personas, ya que el territorio de la selva, con su fauna y su flora perdidas, esto era vida para los pueblos. el pulmón del mundo es la selva del Amazona, y a medida que se vayan cortando sus árboles el Amazona ira disminuyendo la cantidad de vapor de agua que libera a la atmósfera al igual que las lluvias que se precipitan sobre la selva misma, por eso tenemos que proteger más el medio ambiente debemos tener en cuenta que el Planeta está en peligro.
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Querida Emma, nos encontramos en el antropoceno, termino creado para designar nuestra era geológica, caracterizada por el daño irreversible que el hombre ha causado y continúa causando al planeta. La naturaleza de los efectos humanos sobre el planeta es más que conocida: el calentamiento global de origen antropogénico debido a las emisiones de dióxido de carbono producto de la quema de combustibles fósiles como el petróleo, carbón y gas, así como resultado de la deforestación y producción de cemento en menor medida.
Las rocas denominadas plastiglomerados, formadas por una amalgama de plásticos, arena, rocas y desechos humanos, constituirán en el futuro una de las huellas más sólidas del paso del hombre por el planeta.
Las causas del fenómeno son bien conocidas, todos hablan y se comprometen en acciones teóricas que nunca llevan a la práctica, lo cual es digno de lamentar, porque el daño una vez causado, será irreversible.
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