Ha muerto a los 70 años, Javier Marías Franco, escritor español miembro de número de la Real Academia Española, donde ocupa la silla «R».

Los 46 miembros de número de la Real Academia Española son elegidos por cooptación por el resto de los académicos. Las plazas de académico de número se denominan «sillas», que tradicionalmente se han distribuido de acuerdo a letras del alfabeto latino de uso para el castellano, tanto mayúsculas como minúsculas. De acuerdo a una norma de respeto, la provisión de la plaza para un nuevo académico se inicia a partir del sexto mes desde el fallecimiento del anterior ocupante de la silla correspondiente. Javier Marías, hasta día de hoy, ocupaba la silla «R».
Dicho así, la noticia nos entristece, sin dejar de entender que la misma es un fenómeno natural, que acontece a diario. Sin embargo, no quiero decir adiós a nuestro ilustre literato, sin dejar de destacar dos aspectos de su vida, que lo hacen trascender frente al ojo crítico de Lo Real Maravilloso:
«Javier Marías no aceptaba premios literarios para no andar contaminado por la sospecha del agradecimiento; porque sabía por experiencia, que no hay nadie más independiente que un escritor que no se vende».
Los que le conocían bien sabían de sus ocurrencias y dudas sobre su propia literatura, que era egregia, pero él no se dejaba seducir por la tentación de creerse el mejor, aunque lo fue.
«Escribía a máquina y no tenía lo que en el oficio se llama “un mapa” en el que antes de convertir la historia en palabras algunos autores dibujan un esquema de personajes y situaciones. Javier Marías prefería sorprenderse a sí mismo empezando a pergeñar la historia que había elegido sin haberla imaginado y mucho menos predeterminado a donde quería llegar».
Disfrutaba con ese método que es una forma anárquica pero mucho más apasionante de escribir una novela y sugiero a quien no lo haya hecho nunca que lo intente porque la satisfacción al final es infinitamente mayor, aunque no todo el mundo puede hacerlo.
Adiós Javier Marías, escritores como usted, carentes de compromisos sociales y políticos, originales y veraces hasta la angustia, hacen mucha falta, al menos aquí en Macondo, ámbito geográfico donde habito.
Gracias por tus bellas letras, nos dejas un impresionante legado que debemos preservar, para crecer en la Historia. ¡Dios te guarde y acoja en su seno!
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#PeriodismoCrítico
#ReligiónyMagia
Excelente crónica, profunda, respecto al descubrimiento al público de su forma de escribir, diríamos, “que de un plumazo” y después a disfrutar, sin que le preocuparan los reconocimientos y sus posteriores compromisos sociales o politicos con quienes los pudieran otorgar. Puedo aportar, que no es único en su forma de actuar, ni incluso, reitero, en su forma de escribir, al menos, conozco un Amigo/vecino,que aplica ese vivendi modum y además lo hace, sólo para transferirnos, su propio disfrute personal y de forma gratuita.
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¿Imaginas Héctor?, un escritor que no acepte premios para no establecer compromisos que mutilen su independencia a la hora de escribir. Pues ese escritor existió y hoy le rendimos homenaje póstumo en el imaginario literal de lo Real Maravilloso. Un abrazo y feliz semana.
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