“Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer…», escribió José Martí.
En nuestros primeros años escolares, aprendemos con orgullo a respetar y amar la bandera, el himno nacional y la historia de nuestros héroes naturales, devenidos próceres de la independencia, padres fundadores, o apóstoles, según el país, que decide en dependencia de su idiosincrasia, el rosario de calificativos necesarios para alabarles.
Cualquier desviación en estos nobles y universales objetivos del aprendizaje, deviene en deformaciones ideológicas que han integrado el cuerpo teórico de filosofías que han llevado y continúan haciéndolo, a las naciones a las guerras y generados conflictos armados fratricidas que mucho dolor y muerte han producido a la humanidad a lo largo de la historia.

En ese sentido, “Patria es humanidad”, resulta en antídoto ideológico a contra hecho; al nacionalismo, el racismo y el sectarismo de los supremacistas que consideran su país y raza superiores y se atribuyen el derecho de imponerse sobre los otros, aunque para ello tengan que acudir a la guerra.
Esta reflexión es vigente y solo hay que consultar las noticias de la mañana, para percatarnos, que el mundo sigue el ritmo de las ideologías fascistas de las guerras y muy lejos estamos del humanismo martiano.
¿Cómo abordan los japoneses este hecho?, luego de su rotundo fracaso en la Segunda Guerra Mundial, que tanta destrucción y muerte trajo a la humanidad.
La noticia la trascribo, en síntesis: “Hoy Japón formaliza su nuevo sistema educativo”. Si, un nuevo sistema educativo inédito, con el que pretenden educar a su población, bajo los principios de la solidaridad, los derechos humanos y el amor universal.

Este revolucionario programa tiene por objetivo formar a los niños como «Ciudadanos del mundo», no como japoneses. Es un cambio conceptual, donde los estudiantes entenderán y aceptarán diferentes culturas y sus horizontes serán globales, no nacionales.
El programa de 12 años, se basa en el desarrollo y asimilación de 5 materias, que son:
- Aritmética de negocios: las operaciones básicas y uso de calculadoras financieras.
- Lectura: comienzan leyendo una hoja diaria del libro que cada niño escoja y terminan leyendo un libro por semana.
- Civismo: entendiendo éste, como el respeto total a las leyes, el valor civil, la ética, el acato a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruismo y el amor al medio ambiente y los ecosistemas que lo conforman.
- Computación: office, internet, redes sociales y negocios on-line.
- Idiomas: cuatro alfabetos como mínimo, culturas, religiones, entre japonesa, latina, inglesa, alemana, china, y árabe; con visitas socializadoras de intercambio a familias de cada país durante el verano.
¿Cuál será la resultante de este programa?
Jóvenes que a los 18 años hablan 4 idiomas, conocen 4 culturas y 4 alfabetos, a la vez que son expertos en uso de sus computadoras y celulares como herramientas de trabajo.
- Leen 52 libros cada año.
- Respetan la ley, la ecología y la convivencia.
- Manejan la aritmética de negocios y finanzas al dedillo.
En Japón está establecido, según la Ley Básica de Educación, que los padres están obligados a hacer que sus hijos, entre 6 y 15 años reciban la denominada “futsū kyōiku” (educación normal). Dicha ley no solo dicta que esa educación es imprescindible para la subsistencia y prosperidad de Japón como país democrático, sino también que debe proporcionarles los conocimientos que necesitarán a medida que van creciendo, y que los ayudarán a desarrollarse como ciudadanos sanos de cuerpo y mente, y a formar por completo su personalidad y valores universales.
En el sistema educativo japonés es de notar el índice de escolarización. En la enseñanza obligatoria dicho índice es de un 99,8 % (tanto en las escuelas públicas como en las privadas), que incluso en comparación con el 99 % de países como Reino Unido, Francia o China, resulta extremadamente alto.
Antes de la escuela, los niños entran en el jardín de infancia a la edad de 3 años.
Aunque los niños extranjeros que residen en Japón no tienen obligación de asistir a la escuela, en caso de que las familias deseen matricularlos en una escuela pública pueden hacerlo en las mismas condiciones que rigen para los niños japoneses, sin coste por la educación o los materiales básicos y con la oportunidad de garantizarles la misma excelente educación que a los japoneses.
Como regla general, los japones completan la educación obligatoria entre los 16 y los 18 años, tiempo en que pueden continuar sus estudios universitarios para los cuales es requisito presentarse a exámenes de ingreso.
Esperemos que el ambicioso y revolucionario plan de estudio tenga éxito, es un proyecto cargado de novedades y muy ambicioso sobre el cual los seguidores de lo Real Maravilloso pueden opinar, consciente de que muchos de ellos, que constituyen mayorías, son afamados pedagogos que han dedicado gran parte de su vida a la noble tarea de educar y formar valores.
Maravilloso Japón, pero es su cultura milenaria lo que les permite hacer eso .
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El propósito es muy bueno, pretenden ir más allá del egoísmo nacionalista que una vez lo llevó a la ruina.
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