La aldea árabe encanta, en medio de la nada.

Pasé el día ansioso, cómo si los relojes estuviesen atascados y la tarde nunca se haría presente. El cúmulo de mis pensamientos giraba alrededor del poblado, recién descubierto, en medio de las arenas del desierto y hacía en cual debía dirigirme sin distracciones, en busca de una nueva aventura entre blancos infinitos. Una de las muchas aventuras en las dunas de arena que ya amaba con intensidad.

Al fin llega la tarde, y cámara en mano, lleno de expectativas, parto hacia lo desconocido. Era consciente, que me disponía a disfrutar de una nueva historia mágica, real y maravillosa, que el desierto me iba a revelar.

Emprendí viaje hacia la aldea encantada del desierto, aparentemente abandonada por sus habitantes, justo al comenzar el declive del sol y la caída de la tarde, con el corazón palpitante de emociones. Me disponía a visitar una aldea árabe de las arenas, anónima, perdida en la arena, a primera vista abandonado. Una aldea que a todas luces fue defendida por sus antiguos pobladores antes de ser derrotados por un clan vecino, darse a la fuga, o caer cautivos.

Era uno de los tantos acertijos del desierto y yo iría tras él, bien dispuesto a conocerle, a revelarle, a darle amor.

Caminé a prisa y pronto estuve frente a aquel poblado, que en mi mente había idealizado y transformado en cuento de “Las mil y una noche”, tapeado y rodeado de una alta valla de piedra, como es característicos en las construcciones árabes antiguas y modernas, porque los árabes viven hacia adentro y ocultan su familia dentro de conglomerados habitados por decenas de parientes que forman un clan y se apartan del medio en que viven, encerrados entre altas vallas de piedra que suelen superar los cuatro metros de altura.

Aldea deshabitada en el desierto de Zekreet, Catar.

Conociendo de antemano por experiencia e instinto, que no debía ser indiscreto, cuando llegué a las afueras del poblado me limite a dar vueltas alrededor, mientras tomaba fotos que sabía únicas e irrepetibles.

Luego ante mi llamado a voces, abriese un portón de madera, y desde dentro se asomó un discreto hombre de mediana edad y estatura, vestido de forma impecable a la usanza árabe tradicional:

As-salam, saludo de bienvenida en árabe.

Le saludé en árabe: as-salamu aláikum.

El saludo islámico, “as-salam”, es de hecho una invocación por la cual se le pide a Dios, que otorgue protección y seguridad a un hermano musulmán. Este saludo anima a los creyentes a ser una comunidad mundial por encima de cualquier lealtad de tribu o nacionalidad, unidos todos por la paz y la hermandad de Dios.

De inmediato recibí la respuesta a mi saludo a manera de bienvenida: wa aláikum as-salam.

«Si los saludan, respondan con un saludo igual o mejor. Dios tiene en cuenta todas las cosas». (Corán 4:86)

De inmediato entendí, que se había establecido la magia de lo Real Maravilloso, y que su poder había logrado abrir las puertas de una pequeña aldea y el corazón de un hombre, que sin demoras se había bien dispuesto, a recibirme con hospitalidad.

Pronto fuimos amigos, y contamos el uno al otro las historias de nuestras vidas, y de las vidas de nuestras familias, lazos estos de los que no se puede prescindir si quieres llegar a ser buen compañero de un árabe legítimo. El amor a Dios y a la familia, unidos e inseparables.

Primero hice mi presentación. Por fortuna, mi amigo árabe, porque de hecho ya éramos amigos al convenir que lo primero en la vida era Dios, y saludarnos a la usanza islámica, hablaba perfectamente el inglés como todos los cataríes, y eso hizo nuestra conversación fluida y amena.

Mi presentación fue concreta y convincente: le dije a que amaba a Dios y a mi familia, que tenía un hijo varón que era mi primogénito y se llamaba Hassan, que mis abuelos fueron árabes legítimos y vivieron al igual que él en el desierto, y que amaba por herencia genética y vocación espiritual a las arenas y sus pobladores. En ese orden, porque respetar ese orden de prioridades, constituye la ética de los hijos del islam.

Luego Mohamed, así se llama mi entrañable amigo, hablo de Dios, de él, de sus hijos y su clan familiar: las guerras habían ocurrido, tenía yo razón, pero eso fue pasada ya una centuria. En la actualidad, el petróleo bajo la arena, los había hecho a todos infinitamente ricos y se habían marchado, por voluntad propia a disfrutar la comodidad de sus esplendidos palacios en Ad-Dawhah Doha, la desprendida y fastuosa capital de Catar.

Mohamed marchó con su familia a la capital, pero nunca pudo adaptarse al torbellino de la poblada urbe y la agitada vida de sus habitantes, razón por la cual prefiere regresar y pasar en solitario la mayor parte de su tiempo en la aldea de sus antepasados.

¡Privilegio! Mohamed posa para Lo Real Maravilloso en medio de la aldea deshabitada.

Mohamed se esfuerza, junto a varios obreros asalariado de otras nacionalidades que lo acompañan, en mantener impoluto el poblado donde surgió y se desarrolló su estirpe y cuida personalmente de sus caballos y palmas datileras, mientras agradece a Dios en sus plegarias, cinco veces al día, la grandeza de la vida que nos ha dado.

Muchas veces visité a Mohamed y su aldea, mientras estuve en Catar, tomábamos té mientras conversábamos, siempre sin agitación, en tono apacible y sincopado, mientras caminábamos entre sus cuadras, y hablábamos sobre el desierto, ese que yo tanto amó y me impulsa siempre a seguir camino, a seguir adelante, en busca de nuevas y bellas experiencias vitales que me propongo compartir con ustedes, porque el desierto tiene para nosotros, muchas más historias que contarnos.


El nombre beduino significa morador del desierto. Se da el nombre a los árabes nómadas que habitan en los desiertos de Arabia Saudita, Siria, Jordania, Irak e Israel.

Los beduinos de la península arábiga, formaron un grupo social que estaba dividido en familias, pero unido por vínculos de sangre, que se transmitía por vía materna. La relación entre las distintas tribus del desierto, fue siempre difícil e inestable. Las características de estas tribus de beduinos eran, además de los vínculos de sangre, el sentido de la hospitalidad, tener siempre presente el honor y el valor guerrero, y el aprecio a la poesía y a la elocuencia, facultades éstas que sirvieron para preservar la «memoria colectiva» del pueblo árabe.

Cuando la explotación petrolera permitió a Catar enriquecerse, la mayor parte de la población, antes constituida por beduinos nómadas, se hizo urbana. En la actualidad, cerca del 90 % de los cataríes residen en Doha, la capital, o en sus afueras. Esta migración ha provocado la despoblación de los pueblos del norte, incluidos los desiertos de Dukhan y Zekreet, donde se desarrollan nuestras historias.

#LoRealMaravilloso

#DesiertoDeCatar


8 respuestas a “La aldea árabe encanta, en medio de la nada.

  1. Apasionante crónica, una gran transferencia de conocimientos de una zona geográfica muy lejana y con un inaccesible desierto, que fue invadido por nuestro amigo/vecino, en su afán de investigador y ahora nos entrega, de forma amena y acompañada por fotos inéditas, que aportan la bella evidencia de su paso por esos apartados parajes de nuestro mundo. Muchas Gracias Camacho.

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  2. Gracias amigo. Agradezco y disfruto mucho tus cronicas. Me trasladan a un lugar lejano y mistico para mi. Estoy segura que un dia Dylan se deleitara y apreciara tu dedicacion a indagar sobre sus origenes. Saludos amigo de siempre.

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  3. Eres especial, capaz de entablar una amistad en medio de la nada . Las fotos son preciosas , quién te diría que un día decidieras compartir esta historia, gracias por eso . Me ha encantado .

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  4. Es una vivencia que pocos han tenido el privilegio de vivirla y describirla como tú,hasta parece que sentimos el calor de la arena con las manos,relatos existentes que te dejan con deseos de pedirte que sigas escribiendo que no acabes la historia,es una oportunidad única que viviste para conocer tus ancestros y contárnoslo tan tácitamente,dándonos fotografías,al leer tus experiencias, mejores de las que publicas complementando tu publicación,de verdad que no muchos (donde me incluyo)conoce a plenitud la vida y costumbres y religion del pueblo árabe y nos las muestras con mucha empatia para que conozcamos la cultura de tus raíces,que a veces mucha gente no la interpreta con la mejor intención,gracias profesor,gracias hermano,tus enseñanzas nos empuja a ser mejores personas cada día¡

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    1. Gracias Jose, es un gusto siempre recibir tus comentarios. En realidad, en estos tiempos de guerras y desavenencias en todas partes, hablar de Dios, la familia y el valor universal de la hermandad y la amistad, resultan contramedidas, aunque no sean escuchadas. Feliz día y un fuerte abrazo desde la distancia.

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