Lo Real Maravilloso

La estrella de Belén, según la tradición cristiana, es el astro que guió a los Reyes Magos hacia el nacimiento de Jesucristo. El Evangelio de Mateo relata que unos sabios del Oriente observaron su aparición en el este, aunque el texto no especifica si se trataba de un planeta, una estrella o algún otro fenómeno astronómico.

La narración continúa con la llegada de los magos a Jerusalén, donde se encuentran con el rey Herodes y le preguntan: “¿Dónde está el que ha nacido Rey de los Judíos? Porque hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle”. Herodes, temeroso por su trono, convoca a sus escribas y sacerdotes, quienes citan al profeta Miqueas, para predecir que el Mesías nacería en Belén. Con intenciones ocultas, Herodes invita a los magos a regresar y informarle sobre el niño.

La estrella los guía hasta Belén, donde rinden homenaje a Jesús y le ofrecen regalos. Sin embargo, reciben una advertencia divina que les instruye a no volver a Herodes, así que optan por un camino diferente al regresar a su hogar.

Para muchos cristianos, la estrella representa un milagro divino. Algunos teólogos han sugerido que cumple una profecía conocida como la Profecía de la estrella, mientras los astrónomos han intentado relacionar este fenómeno con eventos celestiales inusuales, como conjunciones de planetas o incluso cometas y supernovas.

Este relato se ha convertido en un tema recurrente en espectáculos de planetarios durante la Navidad. No obstante, la mayoría de las fuentes antiguas y la tradición eclesiástica indican que los Reyes Magos visitaron Belén algún tiempo después del nacimiento de Jesús, conmemorando su llegada en la festividad de la Epifanía el 6 de enero.

Así, la figura de la estrella de Belén se erige como un símbolo poderoso y enigmático en la narrativa cristiana, invitándonos a reflexionar sobre la búsqueda del significado y la verdad en medio de las luces del cielo.

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La Estrella de Belén en el arte.

La Estrella de Belén es una pintura a la acuarela de Sir Edward Burne-Jones que describe la Adoración de los Magos con un ángel sosteniendo la estrella de Belén. Fue encargada por la Corporación de la ciudad de Birmingham, Reino Unido, para su nuevo Museo y Galería de Arte en 1887, dos años después de que Burne-Jones fuera elegido presidente honorario de la Real Sociedad de Artistas de Birmingham. Con 2.56 m x 3.86 m, La Estrella de Belén es la acuarela más grande del siglo XIX. Fue terminada en 1890 y exhibida por primera vez en 1891.

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La Estrella de Belén: Un faro de esperanza para Cuba.

En la quietud de la noche cubana, cuando la luna se oculta tras las nubes que parecen cargar el peso de la incertidumbre, la estrella de Belén brilla en el firmamento. Su luz es suave, pero firme, como un faro que, a pesar de la oscuridad, nunca se apaga. Para el pueblo cubano, que atraviesa tiempos difíciles, esa estrella se convierte en un símbolo de esperanza, un recordatorio de que, en medio de la penumbra, siempre hay una promesa de luz.

La estrella que brilla hoy con intensidad en el horizonte, es un símbolo de la esperanza de un pueblo que busca respuestas y consuelo desde su fe. La estrella de Belén se convierte, entonces, en un símbolo de renacimiento. A pesar de las limitaciones materiales, el espíritu de Dios sigue vivo, y en cada rincón de Cuba, las familias se reúnen para compartir lo poco que tienen, sabiendo que, como los Reyes Magos, su búsqueda no es solo de lo material, sino de la dignidad y la paz que nos ha sido esquiva por tanto tiempo.

En los lugares donde el desánimo podría acobardar, surgen voces que cantan villancicos, ecos de alegría que resuenan en el aire. Artistas populares que, inspirados por la estrella, crean símbolos llenos de color y vida. Cada trazo refleja la fortaleza del pueblo, cada nota una oración de esperanza, un recordatorio de que, aunque las dificultades persistan, el alma cubana nunca se rendirá.

La estrella también invita a la unidad. En tiempos de escasez, el pueblo comparte lo que tiene, incluso lo poco que queda. La solidaridad florece como un brote de vida en medio de la adversidad, como una flor que crece en la grieta de una roca. La estrella de Belén es un faro que señala que, aunque el camino sea arduo, no estamos solos.

Así, la estrella de Belén se convierte en un signo de fe, de consuelo, de esperanza. Un recordatorio de que siempre, incluso en los momentos más oscuros, hay luz. Es la promesa de que, al igual que los Reyes Magos, guiados por esa luz celestial, el pueblo de Cuba también encontrará su camino. Porque, como los sabios de Oriente, todos son llamados a seguir la estrella hacia un futuro lleno de renovación, de justicia, de paz y prosperidad.

En cada mirada al cielo, la estrella de Belén resplandece como una chispa de fe. En su luz, Cuba ve reflejado su propio sueño de un nuevo amanecer. Y como aquella estrella que guió a los sabios hasta el lugar donde el Niño Jesús nació, esa luz también señala el camino hacia un futuro lleno de esperanza.

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