“El Padrino” y la mafia en la narrativa del Siglo XX.

Antes de que Mario Puzo lanzara su monumental novela “El Padrino” en 1969, el tema de la mafia ya había capturado la imaginación de lectores y cineastas. Aunque no existía una vasta literatura como la que surgió tras el éxito de Puzo, algunos títulos y autores se destacaron por su exploración del mundo criminal y de la mafia, ofreciendo una base que preparó el terreno para la obra del autor neoyorquino.

Entre las publicaciones que precedieron a “El Padrino”, es imperativo mencionar “La mano negra” (The Black Hand), de Stephen J. Gertz; una novela de ficción histórica que explora la historia de la conspiración y el asesinato de Francisco Fernando, archiduque de Austria y su impacto en la Primera Guerra Mundial. La narrativa presenta personajes complejos y se sumerge en la cultura y contextos de la época en un relato sobre la organización criminal que operaba en Europa y Estados Unidos a principios del siglo XX. Esta obra revela los oscuros entresijos de la mafia y su influencia en la vida cotidiana de los inmigrantes italianos, sembrando así una curiosidad cultural que más tarde Puzo aprovecharía. La novela se centra en el contexto de tensión política y social en Europa, particularmente en los Balcanes, y explora las intrigas y conspiraciones que llevaron al asesinato de del archiduque.

A medida que la historia avanza, los personajes se involucran en un mundo de espionaje, traiciones y pasiones políticas, reflejando la violencia y la desesperación de la época. El nacionalismo también juega un papel crucial en la obra, con una profunda reflexión sobre el fervor nacionalista que prevalecía en la época y el conflicto entre diferentes grupos y países. Este aspecto del relato permite entender el ambiente tenso que rodea a los eventos históricos representados en la novela.


Entre la escasa literatura sobre la mafia que precedió a “El Padrino”, también cabe destacar la obra de Mario Bonfanti, autor argentino conocido por sus novelas que abordan el tema del crimen organizado y sus implicaciones sociales.

Bonfanti, abordar la temática del crimen organizado desde un ángulo social, retratando el sufrimiento de las familias involucradas en el juego mafioso. Aunque menos conocidas, estas narrativas ayudaron a establecer un contexto en el que la figura del mafioso no era solo un villano, sino un personaje complejo, atrapado entre la lealtad y la traición.

Entre las novelas más destacadas de Bonfanti, se encuentra “El jefe”, una novela que explora las dinámicas y el poder dentro de las organizaciones criminales. Otra de sus obras significativas es “Cuentos desde la frontera”, una colección de relatos que toca diversas temáticas, incluyendo el crimen y la violencia en contextos específicos. Adicionalmente, “La casa de los espejos” también merece mención; aunque no se centra exclusivamente en el crimen organizado, la obra trata sobre la dualidad de la vida en contextos difíciles.


Fue con “El Padrino” que se produjo una revolución narrativa, al combinar la crónica de la vida familiar con la intriga criminal, creando un retrato vibrante y multifacético del mundo de la mafia. La manera en que Mario Puzo entrelaza la lealtad familiar, el poder y la violencia no solo definió su obra, sino que también sentó las bases para una nueva era en la representación de la mafia en la cultura popular.

“El padrino” es una novela escrita por el escritor italo-estadounidense Mario Puzo; publicada en 1969. Detalla la historia ficticia de una familia de la mafia siciliana, encabezada por Don Vito Corleone, asentada en Nueva York en el siglo XX.

La evolución en la representación de la mafia antes y después de “El Padrino” es un fenómeno fascinante que refleja no solo un cambio en la narrativa, sino también una transformación en la percepción cultural de este fenómeno criminal.

Antes de la publicación de “El Padrino”, la mafia era a menudo retratada de manera monolítica y unidimensional, como una entidad de criminales crueles, carentes de inteligencia y reducidos a estereotipos violentos. Estas representaciones, que abundaban en las películas y la literatura de la época, enfatizaban el aspecto sanguinario y primitivo del crimen organizado, presentando a sus miembros como brutales asesinos a sueldo, sin considerar la complejidad de sus motivaciones y el entorno sociocultural que los moldeaba. La imagen era la de hombres enloquecidos por el poder y la avaricia, con poco más que un instinto criminal que los guiaba.

Sin embargo, Mario Puzo, en su obra, introduce un matiz considerablemente más sofisticado. En “El Padrino”, los mafiosos son presentados no solo como asesinos, sino como personajes multidimensionales, cuyas acciones están motivadas por una profunda lealtad familiar y un sentido del honor que, aunque retorcido, está anclado en un código de ética que remite a tradiciones italianas centenarias. La figura de Don Vito Corleone, por ejemplo, es la de un patriarca que, a pesar de sus crímenes, actúa con una lógica interna que lo sitúa como un protector de su familia y su comunidad.

Esta visión idealizada de la mafia no busca disculpar las atrocidades cometidas por sus personajes, sino más bien humanizarlos. Puzo explora la dualidad de sus protagonistas: son, por un lado, criminales despiadados, pero, por otro, hombres de familia que valoran la lealtad, la solidaridad y el respeto. En este sentido, la obra de Puzo se adentra en un terreno más complejo, presentando a los mafiosos como un reflejo de la lucha por el poder y la supervivencia en un mundo donde las leyes oficiales fallan en proteger a los más vulnerables.

Mario Puzo, logra conectar emocionalmente con el lector, haciendo que personajes como Michael Corleone transiten de la inocencia a la inevitabilidad del destino, llevando consigo un sentimiento de tragedia que resuena en la experiencia humana. Así, lo que podría haberse visto como una simple glorificación del crimen organizado, va mucho más allá y se transforma en un estudio sobre el poder, la moralidad y las elecciones difíciles que enfrentan los individuos en situaciones extremas.

La complejidad que Puzo inyecta en su narrativa también permite una reflexión más profunda sobre la naturaleza de las familias mafiosas asentadas en los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX. Los mafiosos en “El Padrino” son representados como individuos atrapados en un sistema que, a menudo, los oprime, y su violencia, aunque condenable, es contextualizada dentro de una lucha por el control y la identidad.

Este cambio en la percepción ha tenido un impacto duradero, no solo en la literatura y el cine, sino también en la manera en que la sociedad contempla el crimen organizado. “El Padrino” ha contribuido a un entendimiento más matizado de la mafia, transformando la narrativa del villano simple en una exploración de la complejidad moral, donde los límites entre el bien y el mal se difuminan en las sombras de un mundo donde la familia y el honor a menudo rigen sobre la ley.

“El Padrino” era ya un mega best seller y se habían vendido más de 8 millones de ejemplares antes de ser llevado al cine, y convertirse en un clásico instantáneo que revitalizó un género como el de mafiosos y fue la inspiración para una serie de grandes sagas que le sucedieron sin alcanzar el éxito de sus tres primeras partes.


El Padrino fue la obra que lanzo a la fama e hizo conocer a Mario Puzo. Un libro escrito sin premeditación, casi por necesidad, que tuvo su origen en las deudas de juego, y la búsqueda desesperada del éxito en su oficio, adquirido tras décadas de escritura sin adquirir reconocimiento alguno. Los Corleone recrean las fantasías, temores, intrigas y ambiciones de mucha gente. Eso fue lo que entendió y pudo plasmar Puzo en su improbable búsqueda de la fortuna.

Mario Gianluigi Puzo (Manhattan, Nueva York, 15 de octubre de 1920 – Bay Shore, Nueva York, 2 de julio de 1999.

Mario Puzo tenía 46 años, cinco hijos, un trabajo mal pago y deudas por miles de dólares. Había publicado dos novelas que habían sido bien recibidas por la crítica e ignoradas por el público. Se ganaba la vida escribiendo relatos de aventuras en revistas para hombres. Había perdido hasta el nombre: esos cuentos los firmaba con seudónimo, una decisión originada por el pudor y como medida preventiva de protección de un prestigio del que carecía.

Tenía otro problema más con el dinero. No solo ganaba poco. Además, le gustaba apostar y, como todo jugador, solía perder.

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9 respuestas a ““El Padrino” y la mafia en la narrativa del Siglo XX.

    1. Gracias a tí querida Marylia, te cuento que cuando mi abuela y dos de sus hijas, todas católicas ejemplares, vieron la película hace ya casi 50 años, todas criticaron a la esposa de Michael por abandonarlo, porque el era «muy bueno» con sus hijos y con ella. Haci de bien está contada la historia. Feliz noche y un abrazo.b

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