Lo Real Maravilloso

El río Sena, es el eje geográfico y turístico de París. Atraviesa su corazón de París a lo largo de 13 kilómetros, y constituye un elemento fundamental para la ciudad, tanto desde el punto de vista geográfico como turístico. El histórico caudal ha condicionado el desarrollo de la ciudad desde sus inicios y su curso ha servido como eje natural alrededor del cual se ha organizado la trama urbana de la «Ciudad de la Luz» (la Ville lumière), dividiendo París en dos mitades: la Rive Gauche (orilla izquierda) y la Rive Droite (orilla derecha), cunas de las vanguardias del arte a lo largo de los siglos.

Hasta que se instalaron las esclusas para elevar artificialmente el nivel del río en los años 1800, el río era mucho menos profundo, y consistía solo en un pequeño canal de flujo continuo bordeado por riberas arenosas, representado en muchas ilustraciones de la época.

Utilizado como vía de comunicación fluvial desde la época romana, el Sena en la actualidad un importante medio de transporte, tanto público como para el tráfico privado. Barcos de excursión abiertos (bateaux mouches), cruceros turísticos y mercantes navegan por sus aguas, conectando diferentes puntos de la gran ciudad.

Kiki Prin de Montparnasse; in memoriam.

El Sena es una de las principales atracciones turísticas de París. Un paseo en barco por el río permite contemplar los monumentos más emblemáticos de la ciudad desde una perspectiva diferente, como la Torre Eiffel, la Catedral de Notre Dame, el Museo del Louvre y la Conciergerie; edificio histórico de París que ocupa el muelle del Reloj, en la Isla de la Cité.

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El río Sena ha sido fuente de inspiración para numerosos artistas y escritores a lo largo de la historia, que quedaron cautivados por su belleza, transparencia, encanto y antigua y hoy discutida fluidez, si discutida y lo afirmo, porque la inspiración idílica de su caudal se ha venido abajo.

Dentro de los muchos artistas y escritores que ha inmortalizado en su obra las aguas y los maravillosos paisajes naturales del Sena, destaca de una manera muy especial Claude Monet, pintor francés considerado el padre del impresionismo, que supo capturar luz cambiante y los reflejos del río en sus obras, creando atmósferas únicas llenas de poesía.

Monet no realizó pinturas aisladas del pintoresco caudal; bañado de luz durante el verano y sobras brumosas en el invierno, todo lo contrario; contrastó en sus grandes series de pinturas las luces y sombras, mostrando una misma escena al amanecer, en pleno día, y al caer la tarde, durante las diferentes estaciones del año, hecho que, con anterioridad, ningún pintor se había atrevido a realizar, inmerso en el seno de exteriores naturales. Destacan entre las conocidas series:

– «Impresiones del Sena» (1872-1874): Esta serie de pinturas, que incluye obras icónicas como «Regatas en Argenteuil«, marcó el inicio del Impresionismo y consolidó a Monet como uno de sus principales exponentes. Las obras capturan la luz cambiante del río y la atmósfera vibrante de la vida parisina. La serie comprende 49 obras enlistadas en WikiArt, disponible en https://www.wikiart.org/es

– «El Sena en Argenteuil» (1874-1875): Inspirado por su residencia en Argenteuil, Monet realizó numerosas pinturas del Sena en este período. Obras como «El Sena en Argenteuil con botes» y «La casa del bote» reflejan la fascinación del artista por la interacción de la luz y el agua, y presentan una paleta de colores vivos y pinceladas sueltas que llenan el lienzo de reflejos. La serie está integrada por 23 obras, todas disponibles en WikiArt.

Con acierto, se ha asegurado que el Sena, es la cuna de las vanguardias artísticas, la poesía y la literatura moderna y contemporánea. La fascinación del río y su capacidad para inspirar belleza convirtieron al mundialmente famoso río en un tema recurrente en la historia del arte.

Camille Pissarro, otro de los maestros impresionista, plasmó el Sena en sus lienzos, en obras como «El Puente Nuevo» y «Quai Malaquais», escenas centradas de vida que muestran la actividad cotidiana a lo largo del río.

Vincent van Gogh desarrolló su mayor actividad artística fuera de París, pero no escapó a la tentación de pintar el Sena a su paso por la ciudad, al igual que sus colegas impresionistas. Obras como: «Barcos en el Sena en Argenteuil» (1887), que muestra una vista del Sena con varios barcos en primer plano, mediante una paleta de colores claros y luminosos, y una pincelada suelta y expresiva; y «El puente de Argenteuil» (1887) sobre el Sena, realizada con una paleta de colores más oscura y pincelada más controlada, demuestran la admiración del genial pintor por el motivador río.

Otras pinturas de van Gogh sobre el Sena, realizadas un año después, en 1888, incluyen: «Casas en el Sena en Argenteuil» (1888); obra que muestra, con su característica paleta de colores cálidos y pinceladas gruesas y pastosas, una hilera de casas a orillas del Sena; y «Jardines en Argenteuil» (1888), obra que capta un jardín a orillas del Sena con predominio de colores verdes.

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El río Sena en la literatura universal.

El Sena se muestra omnipresente en la obra de Victor Hugo, especialmente en su novela «Los Miserables». El río sirve como escenario de numerosas escenas y simboliza la fluidez del tiempo y la vida en la ciudad.

Charles Baudelaire; en sus «Poemas parisinos», describe el Sena como un espejo que refleja la belleza y a la vez, en contrapunto, la miseria de la ciudad. Sus poemas exploran la dualidad de París, contrastando la opulencia de las orillas con la pobreza de los barrios marginales.

El Sena fue un lugar de encuentro habitual para Hemingway y otros escritores de la «Generación Perdida» en la década de 1920. En novelas como «Fiesta», el río se asocia con la libertad, el romance y la nostalgia.

Anaïs Nin, nacida en Francia en 1903 de padres cubano-españoles; muestra en su «Diario de una ninfa», sus paseos por el Sena y sus reflexiones sobre la vida, el amor y la ciudad de París. En la controvertida escritora, el río se convierte en un símbolo de introspección y búsqueda personal.

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No es exageración considera el rio Sena y su actividad cotidiana de ambas orillas como la cuna de la civilización del arte universal, y así lo atestiguaron a lo largo del siglo XX, numerosos fotógrafos que capturaron su belleza y actividad artística febril, como Eugène Atget, Brassaï y Henri Cartier-Bresson. Sus imágenes documentan la evolución de la ciudad y la vida cotidiana a lo largo del río.

El Sena ha sido escenario de numerosas películas, desde el cine mudo hasta la actualidad. Algunos ejemplos famosos incluyen «A Bout de Souffle» de Jean-Luc Godard, «Paris je t’aime» de varios directores y mucho más reciente, en 2011, «Hugo» de Martin Scorsese.

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El Sena ha sido una fuente de inspiración inagotable para artistas y escritores de todas las disciplinas. Su belleza, su historia y su papel en la vida de París lo convierten en un símbolo de la ciudad y un elemento fundamental de su identidad cultural.

Ahora toca hacernos la pregunta, ¿A dónde ha ido a parar tanta belleza?; ¿Qué cuidados se han mantenido para garantizar la permanencia del fascinante crisol de inspiraciones artísticas de las aguas del Sena y sus otrora, atractivos paisajes naturales?

Dado el alto nivel de contaminación del Sena, y el riesgo que sus aguas representan para la vida de los atletas, los deportes acuáticos de la próxima Olimpiada, a iniciarse el 26 de julio, han sido trasladados de sede. Nuestra historia continuará mañana…

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