Lo Real Maravilloso

En 1908, Joaquín Sorolla, el famoso pintor español, se encontraba en un momento de gran éxito en su carrera. A principio de año, Sorolla visitó Inglaterra, donde expuso en el Grafton Galleries de Londres. Esta exposición fue un gran éxito para el pintor, no tanto económico como artístico, y fue de gran trascendencia para el devenir de su obra y su difusión internacional.

Durante su exposición en Grafton Gallerie, Sorrolla tuvo la gran oportunidad de conocer a Archer Milton Huntington, quien lo hizo miembro de The Hispanic Society of America en Nueva York y lo invitó a exponer en su sede en 1909. Para preparar la exposición en Estados Unidos, Sorolla regresó de inmediato a Valencia.

Durante su estancia en tierra natal, Sorolla pintó algunas de sus escenas más características en las playas de la ciudad. Una de las obras más destacadas de este período es “Al agua. Playa de Valencia”, que se considera la primera escena de una secuencia narrativa en tres lienzos, junto con “Idilio en el mar” y “Saliendo del baño”. Esta trilogía muestra el amor juvenil como protagonista de escenas de gran complicidad, antes, durante y después del baño, secuencia que brinda a Sorolla la oportunidad de demostrar, con los mismos personajes y el mismo entorno, distintas formas de plasmar la luz y sus efectos sobre el agua y sobre la anatomía de los jóvenes. En esta pequeña serie, los niños, el agua y el movimiento son los grandes protagonistas.

La herencia de la Grecia clásica queda patente tanto en el tratamiento de los niños desnudos como de las batas que cubren a las muchachas, prendas que el viento pega a sus cuerpos en juegos de paños mojados. Estos últimos nos remiten a los cinceles de Fidias, que Sorolla habría admirado ese mismo año en Londres, en los mármoles del Partenón custodiados en el British Museum y en esculturas como la “Victoria de Samotracia”, de la cual el pintor tenía en su estudio una réplica en yeso. Al ver estas obras, el crítico estadounidense Christian Brinton escribió: «Parece como si algo de aquella alegría del Peloponeso a la que tan poco estamos acostumbrados hoy en día hubiera sido arrastrada por la marea hasta sus propias playas valencianas llenas de luz».

Sorolla pintó de forma prolífera en diferentes escenarios valencianos a lo largo del año. En la categoría “1908 paintings by Joaquín Sorolla” de Wikimedia Commons, se pueden encontrar 61 obras fechadas en este año, destacándose dentro del grupo: “La nieta pequeña”, “La nipotina”, «A la orilla del Mar de Valencia» y “Valenciana recogiendo naranjas”, custodiada esta última en el Museo de Bellas Artes de La Habana.

El año 1908 fue un año muy productivo y significativo en la carrera de Sorolla, marcado por su éxito en Londres, su encuentro con Archer Milton Huntington, y su prolífica producción de pinturas durante su estancia en Valencia.

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Sorolla nunca abandonó su pasión por la pintura al aire libre, y aprovechó sus viajes por España para plasmar la vida y el paisaje de su país. Durante su permanencia en Valencia (ciudad natal), en 1908, pintó varias obras costumbristas y sus gentes; entre ellas “Valenciana recogiendo naranjas”, pintura que muestra a una mujer vestida con traje típico, recogiendo naranjas de un árbol. La obra destaca por el contraste entre el verde de las hojas, el naranja de los frutos y el blanco y el rojo del vestido de la mujer. Sorolla supo captar con maestría única la luz del sol que ilumina la escena y crea sombras y reflejos en el suelo y en la ropa. La pincelada es rápida y vibrante, y transmite la sensación de movimiento y vida.

Los naranjales de Valencia son una de las señas de identidad de esta región, y su cultivo se remonta a la época musulmana, cuando se introdujo la naranja amarga o de Sevilla, que se usaba como ornamento y condimento. Más tarde, en el siglo XVIII, se introdujo la naranja dulce o de China, que se adaptó mejor al clima y al suelo valencianos, y dio lugar a la famosa naranja valenciana, apreciada por su sabor y su calidad.

De la producción de Sorolla durante el año 1908 en Valencia, el Museo de Bellas Artes de La Habana posee cuatro obras, diferentes entre sí:

– Valenciana recogiendo naranjas.

– Haciéndose a la mar.

– Estudio de barcas. Playa de Valencia.

– Pescadoras valencianas.

“Valenciana recogiendo naranjas”, fue adquirida por el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba en 1920, junto con otras dos pinturas de Sorolla, “Verano” y “El niño de la sandía”. El museo cubano posee una de las colecciones más importantes de arte español fuera de España, y ha dedicado una sala permanente a la obra del pintor, donde se puede admirar su maestría y su sensibilidad.

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Los títulos de las pinturas, tradicionalmente sostenidos por el MNBA de Cuba, han sido rectificados a partir de su contraste con los que aparecieron en los catálogos de exposiciones personales realizadas en vida del pintor –París, 1906; Berlín, 1907; Londres, 1908; Nueva York, 1909; Chicago, 1911– y en las catalogaciones realizadas por algunos estudiosos del artista –Rafael Doménech, Madrid, 1910; Bernardino de Pantorba, Madrid, 1953; Felipe Garín, Madrid, 1984; Florencio de Santa Ana, Madrid, 1995; Blanca Pons-Sorolla, Madrid, 2009 y Dallas, 2015–. En tales casos, los títulos anteriores aparecen entre paréntesis a continuación del nuevo.

Agradecimiento especial: A Manuel Crespo Larrazábal; curador de la Colección de Arte Español del Museo Nacional de bellas Artes de Cuba.

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