El Templete y la ceiba fundacional de La Habana.

Hoy continuamos nuestro largo recorrido por la Ciudad de San Cristóbal de La Habana, capital de encantos, donde todas sus arquitecturas parecen haber sido tocada con la vara mágica de lo Real Maravilloso. Y que mejor, para iniciar el recorrido, que visitar El Templete, lugar que marca el sitio exacto donde se realizó la primera misa de la ciudad, al aire libre bajo una ceiba frondosa.

Ceiba de la Habana, bajo su sombra se realizó la primera misa en la naciente ciudad, obsérvese la columna dórica que marca el sitio.

La primera misa en La Habana se celebró el 16 de noviembre de 1519. Según la historia oficial y fuentes del obispado de La Habana, los pobladores se reunieron en una esquina de la bahía, junto a un árbol de ceiba, para celebrar la primera misa y el primer cabildo.

El lugar donde tuvo lugar la primera misa, quedó marcado con una columna dórica de tres caras, con una imagen de la Virgen del Pilar en la parte superior. La columna aún se conserva y mantiene en su base una inscripción en latín que da fe del hecho.

Tres siglos más tardes, en 1827, se construye el Templete, pequeña estructura con forma de templo, destinada a albergar pinturas murales conmemorativas. Con tal fin se contrató a Juan Bautista Vermay, pintor francés de la corte imperial de Napoleón y fundador de la prestigiosa “Academia cubana de pintura y dibujo de San Alejandro”.

Vermay, empleó los últimos años de su corta vida, en decorar las enormes paredes de la edificación con tres monumentales cuadros que las cubren, y dio vida eterna, al pintar sus rostros, a muchos personajes de la farándula habanera de aquellos tiempos, quienes con gusto posaron para él buscando la inmortalidad en tan decorosos frescos.

El Templete, situado en la Plaza de Armas. A la derecha, ramas de la Ceiba fundacional, al fondo y derecha, tendederas clásicas de ropa en uso, signo inequívoco de la idiosincrasia de la población habanera.

Juan Bautista Vermay de Beaume, también conocido como Jean Baptiste Vermay, fue un pintor francés que vivió en Cuba. Nació en Tournay, Francia, el 15 de octubre de 1784. Fue discípulo del artista plástico Luis David, figura importante en la corte imperial de Napoleón, al que sirvió con entusiasmo y pintó sus glorias. Vermay llegó a La Habana en 1816, contratado para realizar algunas pinturas decorativas en la Catedral, y a la vez poner tierra de por medio y escapar al castigo y venganza de la monarquía francesa, que retomó el poder con sed de hacer rendir cuentas a los seguidores del recién derrotado Napoleón Bonaparte.

Vermay fundó la “Academia de Pintura y Dibujo de San Alejandro de La Habana” en 1818 y la dirigió hasta su muerte en 1833. Fue su primer director e impartió enseñanza gratuita, razón por lo que recibió en vida una gran estimación pública.

Vermay es considerado un importante artista de la plástica nacional cubana. Su obra incluye pinturas decorativas en la Catedral y El Templete. También restauró algunos antiguos lienzos que había en la Catedral de La Habana, traídos por los Jesuitas a Cuba. Falleció el 30 de marzo de 1833 en La Habana debido al cólera.

La tradición oral, afirma que sus restos mortales del pintor descansan en una pequeña urna en el interior del Templete, pero este hecho no aparece en los registros oficiales.

La realidad contada no deja de trasmitir sus mensajes, y un hecho parece cierto, al menos al ojo avizor de Lo Real Maravilloso: “nadie escapa a su sombra”, y este es un buen ejemplo. Vermay, pretendiendo escapar de las represalias europeas a los seguidores de Napoleón, llegó al trópico buscando nuevas glorias, donde epidemias mortales le dieron muerte a temprana edad.

Pasado los años, y finalizada la oprobiosa esclavitud española que tanto enlutó nuestro pasado histórico, los esclavos liberados y sus descendientes, establecieron la tradición de dar tres vueltas contra reloj alrededor de La Ceiba, rito yoruba que atrae la prosperidad. Esta práctica ha sido muy bien acogida por naturales y visitantes en independencia de su estirpe y credo.


Describiendo este retazo de nuestra historia, creo que resulta claro entender una de las tantas razones por la cual, los cubanos tenemos un carácter abierto, inclusivo, poli cultural, y sincrético: En esta breve descripción, participaron los griegos con su columna dórica que marca el sitio exacto de la primera misa, los italianos con el latín de su inscripción, España con la virgen zaragozana del Pilar situada en lo alto, un pintor del emperador francés Napoleón Bonaparte con la decoración del recinto y la tradición de origen africano con sus cultos propiciatorios.

Poco antes de morir, nuestro Eusebio Leal, leal al tiempo, expresó al pie de la ceiba:

«La Habana es ahora y será, sin lugar a dudas, más bella. Vengan ciclones, vientos, proscripciones y encierros, siempre seremos capaces de salir, romper el muro y salir adelante. Esa es la historia del árbol y es la historia de nosotros. Es como el árbol de la vida, a su sombra nos refugiamos».

Cuánta razón tuvo Leal, nuestro historiador emérito, en sus palabras: “es la historia del árbol y es la historia de nosotros, siempre seremos capaces de salir adelante y romper el muro”.


El Templete es una edificación de marcado carácter histórico, situada en la Plaza de Armas de La Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad. Su construcción data de 1827, a partir de los planos del coronel Antonio de la Torre y bajo la dirección del Regidor Francisco Rodríguez y Cabrera. Fue erigido a propuesta del capitán general Francisco Dionisio Vives en el lugar donde se cree se fundó la Villa de San Cristóbal de La Habana en 1519.

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17 respuestas a “El Templete y la ceiba fundacional de La Habana.

  1. Precioso relato. Me conmueve el testimonio que aportas de las atrocidades cometidas con el pueblo cubano, siendo yo de España, te pido perdón en nombre de los que vivieron en el pasado. «Las cosas fueron creadas para ser utilizadas, y las personas amadas… el inicio de todo el mal, es que las cosas fueron amadas, y las personas utilizadas». Un horror 😱

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    1. Buenos días querida amiga, es un gusto recibir tu comentario una vez más, siempre bienvenidos. La conquista de Indias, fue un acto de esterminio donde las poblaciones nativas fueron masacradas, eso no tiene otro nombre, y la historia no debe ocultarse. Un abrazo gigante

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  2. Siempre que me llego a la capital, «ando» La Habana Vieja, desde El Floridita hasta El Templete y no falto al rito yoruba alrededor de la ceiba.
    Es muy ameno conocer detalles de nuestra historia en Lo real maravilloso. Gracias hermano.

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