En la década de 1920, los pintores preciosistas ya trabajaban con la ayuda de fotografías de alta fidelidad; tal es el caso de Charles Sheeler, quien era pintor y fotógrafo a la vez.
Los fotorrealistas nunca se constituyeron en grupo, pero sí realizaban exposiciones conjuntas como movimiento artístico. Destacan por su importancia, dentro de las primeras exposiciones consagradas a la pintura hiperrealista: “La Imagen fotográfica” y “22 Realistas”, ambas presentadas en Nueva York, a mediados de los años sesenta. En esta época, la abstracción es la tendencia dominante en el arte. El realismo estaba mal visto; y se consideraba un arte que copiaba de la realidad sin interés emocional. Sin embargo, artistas como Chuck Close o Richard Estes desarrollaron técnicas totalmente nuevas de representación de la realidad, consiguiendo resultados asombrosos.
En las pinturas fotorrealistas, no existen huellas de pinceladas y el artista parece estar ausente. Los cuadros se cubren con una fina capa de pintura, aplicada con pistola y pincel, y luego son raspados, si necesario con cuchilla, para eliminar todo tipo de relieve o textura. Este procedimiento permite aumentar la nitidez de los detalles más allá de la realidad objetiva.
Gracias a este tipo de arte; nace el hiperrealismo, fundado sobre, y precedido por, los principios estéticos del fotorrealismo. El término tal y como se conoce hoy, se atribuye al pintor estadounidense Denis Peterson, cuyas obras pioneras fueron apreciadas como un estilo diferente del fotorrealismo originario. A Peterson corresponde la utilización por primera vez del término “hiperrealismo”; utilizado para nombrar al nuevo movimiento y al grupo de artistas disidentes que se incorporaron a su práctica artística.
Graham Thompson escribió: «Una demostración de cómo la fotografía fue asimilada por el mundo del arte es el éxito de la pintura fotorrealista a finales de los años 1960 y principios de los 70; conocida también, como superrealismo o hiperrealismo. Pintores como Richard Estes, Denis Peterson, Audrey Flack y Chuck Close trabajaron a menudo partiendo de fotografías para crear pinturas que pareciesen fotos y reflejaran de forma exacta la realidad».
El hiperrealismo, aunque fotográfico en esencia, a menudo implica un enfoque más preciso y mucho más complejo del tema representado, presentándolo como un objeto vivo y tangible. Los objetos y escenas en las pinturas y esculturas hiperrealistas detallan meticulosamente la realidad, para crear una ilusión imposible de alcanzar con la fotografía original. Esto no significa, que sean surrealistas, ya que la ilusión es siempre una representación convincente de la realidad. En las pinturas hiperrealistas, las texturas, las superficies, los efectos de iluminación y las sombras aparecen más diáfanas, enfocadas y precisas que la imagen fotográfica de referencia que dio origen a la pintura.
Son características comunes a los pintores hiperrealistas: retratar la realidad de la forma más fiel posible sin dejar rastros de pinceladas en los lienzos. Eliminar toda emoción de los rostros retratados, a fin de perseguir una objetividad tanto explícita como impresionante. Mostrar el virtuosismo y gusto por el detalle, acción que les da un tono academicista y los acerca al arte barroco; y la representación de lo banal y cotidiano, como pinturas de objetos domésticos, paisajes urbanos o personas comunes.
Dentro de los pintores hiperrealistas más conocidos a lo largo de la historia destacan:
– Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 1936): referente del hiperrealismo español, retrata con gran meticulosidad escenas cotidianas, objetos domésticos y paisajes urbanos. Algunas de sus obras más famosas son “Madrid desde Torres Blancas” (1976-1982), “La Gran Vía” (1974-1981) y “La familia de Juan Carlos I” (1994-2014).

– Jason de Graaf (Montreal, 1971): pintor canadiense que crea obras que parecen fotografías de alta definición, con un dominio impresionante de la luz, el color y el detalle. Sus pinturas muestran objetos cotidianos, como frutas, vasos, espejos o globos, en los que proyecta un realismo asombroso.

– Edward Hopper (Nyack 1882 – Nueva York, 1967): pintor estadounidense influenciado por el pop art, supo captar la soledad y el desencanto de la vida moderna. Sus obras representan escenas urbanas, gasolineras, vías de tren o interiores con personajes solitarios. Su obra más conocida es Morning Sun, 1952.

– Don Eddy (Long Beach, California, 1944): pintor estadounidense que se especializó en el uso del aerógrafo para representar coches con un realismo fotográfico sorprendente. Sus obras también abarcan otros temas, como paisajes naturales, animales o elementos metafísicos.

– Richard Estes (Kewanee, Illinois, 1932): pintor estadounidense que se dedicó a retratar paisajes urbanos con precisión y nitidez extraordinarias. Sus obras muestran edificios, calles, escaparates o reflejos en las ventanas, con una perspectiva y profundidad magistrales.

Las pinturas hiperrealistas pueden ser valoradas desde diferentes ángulos, según se ponga el énfasis en el aspecto técnico, visual o conceptual. Algunas personas pueden admirarlas por su perfección y realismo, mientras que otras pueden rechazarlas por igual razón, al señalarlas como carentes de originalidad y expresividad.
Entre los argumentos a favor de las pinturas hiperrealistas, destacan el gran virtuosismo y dominio técnico de los artistas, que logran ocultar cualquier rastro del proceso de ejecución de la obra y recrear los detalles más minuciosos de la realidad.
En el espectador que admira el género, las pinturas hiperrealistas generan gran impacto visual y emocional, al sentirse atraídos por la verosimilitud y el realismo de las obras, y apreciar aspectos de la realidad que normalmente pasarían desapercibidos.
Entre los detractores del género, militancia que me adjudico, aunque trato de escribir con la mayor imparcialidad humanamente posible, surgen señalamientos relacionados con carencia de originalidad e innovación; ya que el artista hiperrealista se limita a copiar la realidad sin aportar su visión personal creativa, dependiendo totalmente de la fotografía como fuente de inspiración y plantilla de la obra.
Las pinturas hiperrealistas carecen de contenido simbólico o conceptual profundo, y quedan en la superficie de las imágenes, sin expresar emociones, sentimientos o ideas. Las imágenes hiperrealistas resultan frías y no alcanzan a reflejar la huella del artista, ni el movimiento o la dinámica de la realidad, que solo captan, congelan y realzan en una representación estática carente de vida.
Dejo a ustedes el espacio para vuestras preciadas opiniones y comentarios, destacando, que a favor o en contra de este novedoso género pictórico, la pintura hiperrealista es de hecho, un estilo o género de arte plenamente establecido en la actualidad, que no ha dejado indiferente, en favor o en su contra, a espectador alguno.
#LoRealMaravilloso
#PeriodismoCrítico

No me agrada este estilo
Pero te agradezco el comunicarnos tanto
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La intención es hacer pinturas que muestres los detalles con más precisión que las fotografías, pero los resultados son oleos desprovistos de toda emoción. A mi tampoco me gustan
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🖤🖤
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Gracias Christine, feliz día y un abrazo
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Precioso artículo, y preciosas ilustraciones.
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Gracias Margharetta, es un gusto recibir tus comentarios. Feliz semana y cordiales saludos.
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Excelente artículo, me encantó. Gracias por compartirlo. Un abrazo 🐾
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Muchas gracias, es un gusto recibir tus comentarios. Bienvenisa a Lo Real Maravilloso.
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