La Bikina: leyenda e inspiración.

Rubén Fuentes Gassón (15 de febrero de 1926 – 5 de febrero de 2022), fue un violinista clásico y compositor mexicano, mejor conocido por contribuciones a la música de mariachi. Fue un excelente compositor musical, que dio vida, con su violín y su pluma, a obras maestras del mariachi, el bolero ranchero y el huapango. Rubén Fuentes también fue el creador del mariachi sinfónico, y dueño del legendario Mariachi Vargas de Tecalitlán. Durante su larga vida, destacan sus colaboraciones con ídolos de la música popular mexicana como Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía y Javier Solís. Su legado musical es un tesoro de la cultura mexicana, que lo recuerda con respeto y cariño.

Entre sus creaciones más famosas se encuentra “La Bikina”, canción que nació de una leyenda del período de la historia de México conocido como la “época cristera”. Los cristeros decían luchar porque el gobierno les impedía asistir a misa y celebrar sus cultos. Algunos recibían la comunión antes de iniciar la lucha en contra del ejército federal, comandado por el general Joaquín Amaro Domínguez. “La Bikina” fue una mujer solitaria y orgullosa. Su belleza y dolor han sido cantados por grandes voces como Lucha Villa, Luis Miguel, Celia Cruz y Julio Iglesias.

“La Bikina” está inspirada en una leyenda de la época de Los Cristeros, compuesto por Rubén Fuentes en 1964. (Foto: Luis Miguel/Facebok).

Entre los intérpretes de la popular canción, el que más ha destacado es Luis Miguel, quien la popularizó en 1997 con su álbum Romances. La canción ha trascendido las fronteras de México y se ha convertido en un símbolo de la cultura popular.

Letra: La Bikina

Solitaria, camina la Bikina
Y la gente se pone a murmurar
Dicen que tiene una pena
Dicen que tiene una pena, que la hace llorar

Altanera, preciosa y orgullosa
No permite la quieran consolar
Pasa luciendo su real majestad
Pasa, camina y nos mira sin vernos jamás

La Bikina, tiene pena y dolor
La Bikina, no conoce el amor

Altanera, preciosa y orgullosa
No permite la quieran consolar
Dicen que alguien ya vino y se fue
Dicen que pasa las noches llorando por él

La Bikina, tiene pena y dolor
La Bikina, no conoce el amor

Altanera, preciosa y orgullosa
No permite la quieran consolar
Dicen que alguien ya vino Y se fue

Dicen que pasa las noches llorando por él
Dicen que pasa las noches llorando por él
Dicen que pasa las noches llorando por él


La leyenda

“La Bikina” está inspirada en una leyenda mexicana que data de 1925. En el Estado de Jalisco, una noche de tormenta, un campesino siguió la trayectoria de una estrella fugaz, y se encontró con una recién nacida abandonada a su suerte. La recogió y la llevó a su humilde choza, donde su esposa cariñosamente la amamantó, ya que era madre de un bebé nacido dos meses antes.

Pedro, así se llamaba el campesino, fue a contarle lo que había ocurrido al padre Gonzalo, pues quería su consejo para resolver el problema. De esta manera, el sacerdote decidió anunciar al pueblo lo que pasó en esa noche tormentosa, pero no hubo respuesta alguna. En vista de no encontrar una solución, internaron a la niña en un convento de monjas Carmelitas.

La bebé creció entre monjas y su belleza física era notable ante el pueblo. Sus ojos azules eran luminosos y contrastaban de forma hermosa con su negra cabellera. La niña fue bautizada como Carmela.

En 1925, el apacible pueblo se convirtió en una zona de guerra feroz, a raíz de los problemas surgidos del enfrentamiento entre la Iglesia Católica y el Estado. El ejército ingresó al convento y abatió a la superiora, matándola de un tiro en la cabeza. Carmen, sin escapatoria, fue secuestrada por el capitán Humberto Ruiz y encerrada durante 17 años, alejada del mundo, sufriendo abusos, sin entender por qué le ocurría todo esto. Su único deseo era morir antes de continuar con el martirio y quizá en su defensa, la naturaleza le permitió quedarse inerte durante un tiempo. Viva, pero inerte.

Lo primero que “La Bikina” vio tras despertar de su prolongado letargo fueron los ojos de Humberto Ruiz. Ella trató de incorporarse, pero él no se lo permitió. Le trajo agua y le limpió la frente con un pañuelo. Pasaron muchas lunas y el capitán se volvió amable y servicial con ella; sin embargo, el capitán no logró hacerla hablar a pesar de intentar reiteradamente romper el silencio.

Luego de tres estaciones, el capitán Ruiz la cargó y la llevó a un lugar más acogedor, ante las llamas de una chimenea campestre, le besó las manos y llorando le pidió perdón, dejándola sola para siempre.

Con el paso del tiempo, ella caminó por varios pueblos y empezó a hacer trabajos domésticos. Ningún hombre podía acercársele, pues su reacción era como de una fiera ante cualquier insinuación. La leyenda mexicana narra que en una ocasión encontró al capitán y esa vez le sonrió. No le dijo nada, pero aceptó caminar a su lado.

Finalmente, después de una noche de amor con su antiguo violador arrepentido, “La Bikina” partió rumbo a la montaña y junto a la última estrella de la noche, se perdió para siempre en el firmamento. (Tomado de LuisMiguelSite).

Luis Miguel – «La Bikina» (Video Oficial). Interpretada por mariachis, a la trompeta, el violín, la guitarra y el guitarrón.

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