Elogio a la locura.

El 30 de marzo de 1853 nace en Zundert, Países Bajos, el genial pintor neerlandés Vincent Willem van Gogh. Su corta vida quedó truncada a los 37 años: locura e incomprensión le llevaron al suicidio. En la actualidad van Gogh es uno de los pintores más cotizado en la historia del arte, pero no sucedió así en vida, cuando solo alcanzo a vender una de sus pinturas en un modesto precio.

Van Gogh llegó a Arlés en febrero de 1888 en busca de la atmósfera luminosa del Mediodía francés. Durante su estancia, abandonó los métodos puntillistas e impresionistas en favor de una pintura de formas más sintéticas y colores más estridentes. Una de sus obras más famosas de este período es “El dormitorio en Arlés”, muestra la habitación del pintor durante su estancia en la luminosa ciudad francesa. Van Gogh pintó tres versiones casi idénticas de esta obra, que hoy pertenecen y engrandecen al movimiento postimpresionista neerlandés del siglo XIX.

Vincent van Gogh, “El dormitorio de Arlés”, 1889. Musée d’Orsay, París.

Van Gogh pasó 15 meses en Arlés, durante los cuales pintó unos 300 cuadros. Fue un período muy productivo y creativo para el artista, durante el cual experimentó con nuevas formas y colores y creó algunas de sus obras más famosas, entre ellas; dos cuadros de sillas: Uno de ellos es “La silla de Gauguin”, que representa un par de libros y una vela encendida sobre un sillón adornado. El otro es “La silla de Vincent con pipa”, que muestra una pipa de tabaco con su pequeño bolso sobre el mimbre tejido. Esta obra es inmediatamente reconocible como uno de los cuadros más famosos del mundo.

La silla de Gauguin.
La silla de Vincent con pipa.

La habitación despojada deja ver una puerta verde y un cajón con cebollas donde el artista dispone su firma. Esta obra nos habla de la ausencia, de lo efímero de la vida, del vacío que queda cuando ya no estamos.


Matthew Wong, hijo de inmigrantes chinos, nació en Totonto el 8 de marzo de 1984 y desde muy pequeño hubo de luchar contra la depresión y el autismo. Sus relaciones sociales presenciales le eran difíciles, mientras, cosechaba con facilidad amigos y desarrollaba su vocación de pintor a través de las redes.

El solitario mundo interior en el que habitaba Matthew, le hizo trasladar su profunda soledad melancólica en sus cuadros, donde el don mágico de la locura le permitió admirar a van Gogh, que, gravitando a más de un siglo de distancia, volcó sus influencias y atormentados sufrimientos a través de su paleta de colores.

En 2016, Wong publicó sus pinturas en Facebook y a través de este medio logro llegar a los curadores de varias galerías en Estados Unidos y Hong Kong. En 2018, el famoso experto en pintura contemporánea Jerry Saltz calificó la exposición individual en Karma Gallery como «uno de los debuts individuales más impresionantes de Nueva York que el mundo ha visto en mucho tiempo».

“Mood Room” de Matthew Wong. La pintura fue subastada en la venta nocturna de arte del siglo XX y contemporáneo de Phillips en Nueva York, el 2 de julio de 2020 en 848,000 dólares. Comprador privado.

Un enjambre de ávidos coleccionistas comenzó a perseguir sus obras: Su primera pintura en gran formato disponible en una subasta, “The Realm of Appearances”, se vendió en julio de 2020 por US $ 1.82 millones, veinte veces su estimación original y en diciembre de 2020, “River at Dusk”, fue subastada en $ 4.86 millones de dólares, cuatro veces su estimación original.

A mediados de septiembre, Wong y su madre, que era a la vez su representante, regresaron a Nueva York. «Blue», su primera exposición personal, tendría lugar del 8 de noviembre de 2019 al 5 de enero de 2020 en la galería Karma. La muestra consistía en 30 pinturas inéditas de gran formato, que nunca antes habían sido apreciadas por el público. La exposición alcanzó de inmediato el éxito rotundo, y su obra fue comparada con grandes artistas como Henri Matisse, Vincent van Gogh y Georges Seurat, sin embargo, una atmosfera de profundo dolor flotaba asfixiante en la galería: dos semanas antes de la inauguración, Matthew Wong se había quitado la vida.


Matthew Wong medía seis pies y medio de altura, era guapo, delgado, con pómulos altos y cejas que se dirigían hacia el puente de su nariz, intensificando su mirada. No le gustaba que le tomaran una foto, excepto selfis que cuidadosamente autoejecutaba. Era un observador agudo, un ávido lector, un gran conocedor autodidacta de la cultura y una mente atormentada por la depresión suicida.

Goethe escribió que «el talento se nutre de la soledad», pero el buen arte a menudo florece de la conexión humana. Van Gogh creía que su hermano Theo era esencial para sus pinturas, «es el creador de mis obras, tanto como yo», mientras que Wong, aferrado a su madre desde bien pequeño, trataba de comunicarse con el mundo exterior a través de ella y vencer así su invalidante autismo.

Matthew Wong murió por suicidio el 2 de octubre de 2019 en Edmonton, Alberta, a la edad de 35 años. Wong sufrió depresión durante toda su vida adulta. Nació en Toronto en 1984 y emigró con su familia a Hong Kong cuando tenía siete años. A la edad de quince años, su familia regresó a Canadá, en parte para apoyar el tratamiento del severo autismo que le había sido diagnosticado.

No se ha informado, públicamente, el método específico que utilizó para quitarse la vida, aunque la familia ha dado a entender que se lanzó al vacío desde un rascacielos, sin hacer más precisiones. Esta decisión merece nuestro respeto.

Matthew Wong y Vincent van Gogh son dos artistas que comparte puntos afines en su obra pictórica y vida personal. Ambos artistas fueron autodidactas y experimentaron con el expresionismo figurativo en su búsqueda de un lenguaje artístico propio y sus carreras fueron dolorosamente breves, ya que murieron trágicamente por suicidio a una edad temprana.

Una rápida conexión puede establecerse entre “Mood Room” de Wong, y “El dormitorio de Arlés” con sus sillas vacías, en eterna espera. Esta conexión va más allá de la cronología y no puede ser considerada bajo ninguna forma de influencia. Se trata de una delirante conexión que se establece de inmediato y solo puede ser entendida desde los vínculos febriles que la locura logra establecer y a la cual rindo elogios.

«Estas pinturas son extremadamente abiertas y vulnerables. Pero una vez que te atraen, te envuelven en su profunda soledad; necesaria a su vez para explorar sus complejidades cromáticas, espaciales y psicológicas «- Roberta Smith, The New York Times

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10 respuestas a “Elogio a la locura.

  1. Buenos días desde España.
    Leí la publicación en su momento, pero desde el móvil, si contesto, aparece como anónimo.

    La Tecnología, y la sincronización de cuentas…

    Me encanta Van Gogh, de hecho tengo en casa varias láminas (que no cuadros) en casa.

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