Lo Real Maravilloso

“La maja desnuda” es una de las obras más famosas y controvertidas de Francisco de Goya, el gran pintor español. Se trata de un retrato de cuerpo entero de una mujer desnuda que yace sobre un lecho y mira directamente al espectador con una expresión de desafío y sensualidad. La identidad de la modelo y el destinatario de la obra han sido objeto de numerosas especulaciones, así como el significado y el contexto histórico de esta pintura tan innovadora y transgresora para su época.

La obra fue realizada entre 1795 y 1800, en el periodo neoclasicista de Goya, caracterizado por un estilo sobrio, elegante y refinado, influenciado por la pintura francesa e italiana. Sin embargo, Goya no se limitó a seguir las normas académicas y las convenciones artísticas vigentes, sino que imprimió a su obra un sello personal y original, que anticipa el romanticismo y el realismo del siglo XIX.

La Maja Desnuda rompe con la tradición de los desnudos femeninos en la pintura occidental, que solían representar a diosas o alegorías mitológicas o religiosas, con cuerpos idealizados y recatados. Goya, en cambio, retrata a una mujer real y contemporánea, con rasgos individuales y una anatomía natural y veraz.

Aunque se ubica dentro de la estética del neoclasicismo, como otras del mismo pintor, esta obra de Goya es audaz y atrevida para su época, como audaz es la expresión del rostro y actitud corporal de la modelo, que parece sonreír satisfecha y contenta de sus gracias. Más aún, es la primera obra de arte (conocida) en la cual aparece pintado el vello púbico femenino, lo cual resalta el erotismo de la composición; algo inédito hasta entonces en el arte europeo.

Pese a que pudiera ser una Venus, se trata de una mujer original y real, de carne y hueso, que mira directamente al espectador sin recato, destacándose, el gran conocimiento que Goya tenía de la anatomía humana. La maja descansa sobre un canapé de terciopelo verde cubierto por una sábana y una almohada con encajes en las que se aprecian transparencias y graduaciones tonales. Cabe destacar, la particular luminosidad que Goya da al cuerpo de la desnuda, la cual contrasta con el resto del ambiente, así como la típica expresividad que el maestro sabe dar a los ojos.

La pintura formó parte de la colección privada de Manuel Godoy, el poderoso primer ministro y favorito del rey Carlos IV, quien tenía un gabinete secreto con obras de temática erótica. Allí se encontraba también “La maja vestida”, una versión posterior de la misma obra en la que la mujer aparece cubierta con un traje típico español. Se cree que las dos obras estaban dispuestas una sobre otra, mediante un sistema de poleas, para sorprender a los visitantes al revelar o esconder el desnudo.

La identidad de la modelo ha sido motivo de debate entre los historiadores del arte. Algunos han sugerido que se trataba de la duquesa de Alba, una aristócrata con quien Goya mantuvo una estrecha relación y a quien retrató en varias ocasiones. Otros han propuesto que es Pepita Tudó, la amante y luego esposa de Godoy, quien le habría encargado a Goya las dos pinturas como un regalo íntimo. Sin embargo, no hay pruebas concluyentes que confirmen ninguna de estas hipótesis.

La obra fue confiscada por la Inquisición en 1814, junto con otras pinturas consideradas obscenas o inmorales. Goya fue interrogado por el tribunal eclesiástico sobre el origen y el propósito de su obra, pero logró evitar una condena gracias a la intervención de algunos amigos influyentes. Con posterioridad, “La maja desnuda” permaneció en la Real Academia de San Fernando, en una sala reservada, de acceso restringido, donde se acumulaban los cuadros de desnudo más atrevidos. La obra permaneció oculta hasta 1901, cuando fue expuesta por primera vez al público en el Museo del Prado.

“La maja desnuda” es una obra maestra de Goya y de la historia del arte universal. Es una muestra de su genio creativo, su libertad expresiva y su capacidad para retratar la realidad con belleza y audacia. Es también un testimonio del espíritu ilustrado y crítico del siglo XVIII español, que se enfrentó al absolutismo monárquico y al fanatismo religioso. Y es, finalmente, un homenaje a la mujer como sujeto activo y protagonista de su propia sexualidad.

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