La psicología social estudia cómo las personas interactúan con otras personas y con su entorno social. Se interesa por los procesos mentales, emocionales y conductuales que influyen en la percepción, el pensamiento, el sentimiento y la acción de los individuos y los grupos sociales. Algunos de los temas que aborda la psicología social son: las actitudes, los prejuicios, la persuasión, la conformidad, la obediencia, el liderazgo, la atracción, la agresión, la cooperación, el conflicto, la identidad social y el autoconcepto.
Esta especialización, dentro de la psicología, se aplica en diversos ámbitos de la vida cotidiana, como la educación, la salud, el trabajo, la política y la comunicación. También contribuye al desarrollo de otras disciplinas afines, como la sociología, la antropología, la economía y las ciencias políticas.

Los autoengaños sociales son creencias colectivas falsas o distorsionadas que nos evitan enfrentar la realidad. Los cubanos, como cualquier otro pueblo, pueden caer en el autoengaño por diversas razones, como el orgullo, el miedo, la nostalgia o la esperanza. Algunos de los autoengaños más comunes en los cubanos son:
– Creer que Cuba es el mejor país del mundo y que su sistema político es el más justo y democrático. Este autoengaño puede ser una forma de defender la identidad nacional y la soberanía frente a las amenazas externas, pero también puede impedir el reconocimiento de los problemas internos y la necesidad de cambios.
– Creer que el bloqueo económico de Estados Unidos es el único responsable de las dificultades económicas y sociales que sufre Cuba. Este recurso psicológico, empleado por muchos de forma consciente o no, puede ser una manera de culpar a un enemigo externo y evitar la autocrítica, pero a la vez obstaculiza el desarrollo de soluciones propias y la diversificación de las relaciones internacionales.
– Creer que el exilio cubano es una masa homogénea de traidores y mercenarios que solo quieren destruir a Cuba. Este autoengaño puede ser una forma de negar la diversidad y la complejidad de la diáspora cubana, que tiene diferentes motivos, opiniones y experiencias. También puede dificultar el diálogo y la reconciliación entre los cubanos dentro y fuera de la isla.
– Creer que todo lo que viene de fuera es mejor que lo que hay en Cuba. Este autoengaño puede ser una forma de idealizar lo desconocido y escapar de la realidad cotidiana, pero también puede generar frustración, insatisfacción y dependencia. Además, puede hacer perder de vista los valores y las potencialidades propias de nuestro país.
Estos son solo algunos ejemplos de los autoengaños más comunes en los cubanos, pero hay muchos más. El autoengaño puede tener algunas ventajas psicológicas a corto plazo, pero a la larga resulta perjudicial para el bienestar individual y colectivo. Por eso, es importante desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo que nos permita cuestionar nuestras creencias y confrontarlas con la realidad.
El autoengaño social o colectivo, es un fenómeno psicológico que consiste en creer o mantener una creencia falsa debido a una fuerte motivación para hacerlo. Es decir, se trata de engañarnos para evitar enfrentarse a una realidad que nos resulta incómoda, dolorosa o amenazante. El autoengaño como recurso psicológico tiene una función adaptativa, ya que nos permite proteger nuestra autoestima, reducir la ansiedad o justificar nuestras acciones. Sin embargo, también tiene consecuencias fuertemente negativas, al distorsionar nuestra percepción de la realidad, impedir el desarrollo social o generar conflictos con los demás.

Se hace necesario reseñar algunas particularidades que componen la complicada trama del autoengaño colectivo:
– Jugar con el significado de los conceptos: se trata de dar a los conceptos el significado que más nos convenga, para hacerlos encajar con nuestro sistema de creencias y evitar la disonancia cognitiva. Por ejemplo, un colectivo homofóbico puede asumir que la homosexualidad es antinatural, porque no permite tener hijos.
– Sesgo de confirmación: se trata de buscar, seleccionar y recordar solo la información que confirma nuestras creencias o hipótesis, e ignorar o desestimar la que las contradice. Por ejemplo, una persona que cree en una ideología puede prestar atención solo a las predicciones que coinciden con su experiencia y olvidar las que no lo hacen o la contradicen.
– Efecto halo: se trata de atribuir características positivas o negativas a una persona o a un grupo basándonos en una sola característica o en una primera impresión. Por ejemplo, una persona puede pensar que alguien es inteligente solo porque lleva espejuelos de gran aumento, o que alguien es malo solo porque tiene tatuajes, o que todos están conformes y comprometidos por el simple hecho de aplaudir.
– Falacia del jugador: se trata de creer que un evento aleatorio depende de otro evento anterior o de una serie de eventos anteriores. Por ejemplo, una persona que juega a la lotería puede pensar que tiene más probabilidades de ganar si lleva varios sorteos sin acertar, o pensar que una empresa o proyecto social que ha fracasado en reiteradas ocasiones no tendrá nuevas quiebras y percances, porque simplemente, ya ocurrieron.
El autoengaño social es un fenómeno psicológico que consiste en negar o distorsionar la realidad para adaptarla a los propios intereses o deseos. Implica convencerse a sí mismo de una «verdad» que no refleja un conocimiento objetivo de los hechos y puede tener diversas motivaciones, como el afán de poder, el miedo al cambio, la defensa de la identidad, el orgullo nacional o la búsqueda de la felicidad.

Existen muchos ejemplos de autoengaño social a lo largo de la historia y en diferentes contextos. Por ejemplo, se puede mencionar el caso de los líderes autoritarios que se creen infalibles y que niegan las críticas o las evidencias de su fracaso, o ciudadanos que se dejan manipular por la propaganda o la desinformación y que ignoran las contradicciones o las consecuencias negativas de sus opciones por el simple hecho de no nadar contra corriente.
Estas son, en resumen, las formas más comunes de autoengaño que sufre la sociedad moderna. Espero que esta modesta monografía, nos ayude a todos a entendernos mejor; a la vez que permita el análisis de nuestra situación individual y colectiva, en el contexto de la compleja realidad social en la que hoy viven los cubanos y el resto de los habitantes del planeta, sin excepciones.
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Gran realidad el Auto engaño que impide reconocer la verdad y sobreponerse a la verdad
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Algunos son felices imaginado lo que no son, y asumen posiciones ficticias en la vida.
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Interesante post y muy verdadero el autoengaño social frena hasta el desarrollo e impide aceptar la realidad y sus transformaciones ..lindo Domingo mi Volfre
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Ejemplos sobran, no verlos forma parte del teatro donde la autopercepción resulta falaz. Feliz domingo mi corazón.
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Magnífica entrada con todos los ejemplos de autoengaño que has puesto que resultan muy pedagógicos, querido Volfredo. Aquí, también ha pasado lo mismo con el autoengaño colectivo de hacer creer que todo lo que venía de fuera era mejor. Afortunadamente, ya ese autoengaño no funciona. Y creo que viajar contribuye a ello, ya que nos abre la mente y vemos que la realidad no es la que nos quieren hacer creer. Gracias por ayudarnos con estos post a entender mejor cómo funciona la sociedad actual. Un fuerte abrazo y espero que estés pasando un lindo domingo.
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Buenos días, querida Marylia, comienzo la semana respondiendo tu comentario con mucha satisfacción. El autoengaño es un recurso para no sufrir y cubrir el duelo de situaciones que nos angustian y frustran: «Mañana será otro día y las cosas irán mejor», «De seguro no es como pretenden demostrarme» o «Eso es imposible, las cosas son diferentes», Expresiones como las que te he enumerado de momento te tranquilizan y a la larga te conducen por el camino del fracaso irremediable. Hay que estar alertas para no engañarnos ni permitir que nos engallen. Feliz semana y un cálido y caribeño abrazo.
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Interesante artículo sobre el autoengaño, algo que tanto perjudica y que impide ver la realidad y actuar en consecuencia. Por supuesto que no aceptar la realidad no nos permite corregir los errores y nunca avanzar.
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Tanto los individuos como las sociedades, que no asuma los errores y vivan de imágenes falsas, están condenadas al fracasos, ejemplos sobran.
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Que tristeza, conocer este tratado, sobre el Autoengaño, me quedé, sin los beneficios de autoengañarme, que eran los que me convenían ahora mismo, viviendo en Macondo,amén, de los reconocidos perjuicios implícitos presentes, sólo me queda el autoengaño social, el cual no tiene ningún beneficio y tampoco excluye, los perjuicios. Mucho conocimiento, a veces es malo, diría un guajiro cubano. Luego de leer, la “modesta monografía” sobre el Autoengaño, publicada en Lo Real Maravilloso. El resultado de mi análisis al respecto, es que: “se acabaron los bombones”.
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Querido amigo, se acabaron los bombones, ya lo comentamos hace un año, ahora queda una única opción: comer alimañas y decir que son mulos de ave fénix. Un cordial abrazo.
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