Hace una semana regresaron una vez más los gitanos a Macondo. El tiempo se desliza tan a prisas y las inventivas se suceden tan rápido, que en la actualidad no es suficiente con un solo viaje para traer mercaderías, como en los tiempos fundacionales, situación que motivó a José Arcadio Buendía, a rehacer los rigurosos controles aduaneros y rediseñarlos de forma más flexibles, para permitir todo tipo de las muy necesarias importaciones de allende los mares.
En esta ocasión, los gitanos llegaron cargados de celulares, generadores eléctricos portátiles y hasta una curiosa fuente movida por energía eólica, que accionaba potentes aspas situadas en lo alto de un molino y activada ruidosos motores, que resultaban tan eficiente, que permitían aspirar el agua contaminada del rio Magdalena por una de sus puntas, y devolverla por el otro extremo convertida en agua bendita. Al menos así lo explicaban el inversionista en el manual del usuario.
Los gitanos, además de sus muchas pacotillas para negociar, intercambiar por favores o vender en moneda libremente convertible, también se hacían acompañar de gran número de aventureros, conocidos en el argot popular actual como emprendedores. Llegaron montados en viejos carruajes de techo de lona tirados por caballos; cartománticas de largas faldas de vuelos y argollas multicolor en ambas muñecas, contorsionistas, domadores de caballos, y alpinista dispuestos a escalar árboles porque en Macondo no existen montañas, pero en estas ocasión estas excéntricas figuras no acapararon la atención, porque fueron desplazadas de su popularidad a segundos planos, por un psicoterapéutica famélico y amarillo como una gramínea, el cual anunciaba sus servicios en un pasquín, en el que podía leerse que era capaz de aliviar las pestes de la irá, la agresividad, las frustraciones y hasta los deseos animales de tomar a otra persona por el cuello hasta estrangularla y hacerla morir con tres varas de lengua saliendo por la boca.
José Arcadio Buendía, se vio retratado en el pasquín y de inmediato se dispuso a visitar al psicoterapéutica, que había empleado todos sus escasos ahorros en habilitar una enorme casa de campaña con un sofá al centro, donde podía acostar a sus pacientes, mientras los escuchaba sentando a su lado en un cómodo sillón de mimbre, con una pipa en la mano.
- Su nombre por favor.
- José Arcadio Buendía.
- ¿Cuál es la razón por la que acude en busca de alivio?
La pregunta fue como el disparo que da inicio a una maratón y de inmediato José Arcadio comenzó a hablar sin pausa y sin descanso, mientras un copioso sudor frío se deslizaba a raudales por sus manos y pies:
- «Me siento atascado, en una especie de limbo donde las esencias de la vida zumban a mi alrededor, pero no puedo acceder a ellas. La vida es a la vez demasiado abrumadora y poco atractiva. Cada tarea que hago requiere una búsqueda de motivación más allá de todo lo que he conocido. Estoy cansado, quemado y no suelo estar entusiasmado, pero también inquieto, con ganas de comprometerme y de intentarlo todo».
Quiso el azar concurrente de Lezama una vez más, que José Arcadio diese con la persona indicada en el momento y lugar exacto, aquel aventurero que acompañaba a los gitanos era el reconocido sociólogo internacional Corey Keyes, quién recientemente había acuñado por primera vez en la literatura científica el término “languidez”, como antítesis de florecimiento.
La languidez es la apatía, una sensación de inquietud o de desasosiego, es falta de interés general por la vida o por las cosas que normalmente te alegran. Es un estado emocional donde no hay propósito de vida, hay estancamiento creativo, se siente vacío y falta de pasión. Es vivir inmerso en una burbuja de apatía sin alcanzar la gravedad de una enfermedad mental crónica.

La languidez engloba sentimientos angustiosos de agotamiento, monotonía y vacío. Bajo este estado de ánimo, somos funcionales, aunque vamos en automático: nos levantamos, desayunamos, nos bañamos, vamos al trabajo y cumplimos nuestra jornada porque hay que hacerlo. Pero vamos sin rumbo, sin propósito de vida, y sin el motor que nos dan el deseo y la pasión. También puede sentirse la desconexión del mundo real, mientras la sensación de no pertenencia embarga el entorno.
Aquel noble psicoterapeuta le explicó estos y otros muchos conceptos, de forma apacible y serena a José Arcadio, para que éste a pesar de su desesperación pudiese entender, que la languidez puede ser un modo de protegernos en momentos donde «hay que sobrevivir e ir adelante en medio de incertidumbre. La languidez es un aviso, una llamada al cambio, algo que el cuerpo está haciendo y no quiere hacer más e implica hacer una revisión de nuestras relaciones, de nuestras motivaciones, es una quiebra que indica debemos tomar las riendas de nuestra vida.
Con el apoyo de la psicoterapia, José Arcadio llegó a entender que el cerebro es como una máquina, y cuando llegamos al agotamiento, se sobrecalienta. Para poder solucionarlo, tenemos que desconectar, tomarnos un tiempo y planificar la mejor manera de volver a empezar de nuevo, para que no se vuelva a sobrecargar las delicadas conexiones que los científicos denominan dendritas.
En lugar de centrarte en lo que “debería” hacerte feliz o no tratar de encontrarlo, inclínate por todo aquello que te haga disfrutar. Esto incluye: pintar, leer, disfrutar una película o serial de vez en cuando, llevar al perro a dar paseos socialmente distanciados en el parque y en el más radical de los casos: cambiar de escenario.

El problema de considerar la languidez como modo sobrevivencia radica en que este recurso solo puede ser utilizado por periodos cortos, porque luego cede su espacio a la depresión y el aplanamiento afectivo, ambos patológicos. Es entonces cuando se pasa de los tonos grises a una oscuridad de la que ya es más difícil salir y que, de hacer todo en modo automático se pasará a no querer despertar, a ver todo negro y a no poder enfrentar nuestro día a día con los ojos abiertos.
José Arcadio, escuchaba con la mayor atención que le permitía su desastrado estado de ánimo, y en un momento dado, interrumpió con la mayor cortesía la entrevista médica:
- ¿Me permite hacer una pregunta?
- Todas cuantas necesites para aliviarte
- ¿Puede considerarse la languidez un fenómeno social que nos afecta a todos por igual aquí en Macondo?
Corey Keyes se dispuso a responder, había alcanzado su reputación y prestigio internacional con los muchos artículos publicados en relación al tema. Él era el ser con mayor experticia en el Planeta y el único con conocimientos suficientes para evacuar la angustia existencial que dese tantos años atrás carcomía la noble extirpe fundacional de los Buendía en Macondo.
El psicoterapeuta tomó una gran bocanada de humo de su pipa y se dispuso a responder, fue entonces cuando se fue la luz una vez más en Macondo y el apagón se mantuvo así, durante el resto de la tarde y toda la noche.
Las primeras luces de la aurora sorprendieron a un José Arcadio decidido y dispuesto a actuar. El apagón le había permitido meditar con profundidad las palabras del terapeuta, reforzadas por sus vivencias íntimas y personales, debía evitar, mientras dispusiese de las fuerzas y energías necesarias; que los tonos grises de la languidez diesen paso a la oscuridad de la que ya es más difícil o imposible salir.
Era temprano en la mañana, cuando Úrsula vio pasar desde su ventana, una balsa de madera de corcho llevada por la corriente del Magdalena rio abajo, mientras José Arcadio, montado en ella, despedía para siempre a Macondo agitando un pañuelo rojo, mientras lloraba.
“El sueño de la razón produce monstruos”. Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828).
#LoRealMaravilloso
#Existencialismo
#LiteraturaMágica
El sueño de la razón produce monstruos… Sin dudas, amigo mío, la razón, el razonamiento, la lógica, la fe ciega en la ciencia, el desprecio al arte, a la magia, a la fantasia, a las leyendas, causa monstruos Tambien. El hombre no vive solo porque respira, aunque hay muchos, lamentablemente, que si…
Un abrazo de Valencia,
Francesc
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Que gusto darte los buenos días Francesc y recibir tus comentarios que son y serán siempre bien recibidos. Es un alivio conocer que en esta cruzada por la Vida y la dignidad de los humanos, no estamos solos. Un abrazo desde Cuba.
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El gusto es mío Volfredo, especialmente al leer tus entradas en el blog que siempre están cargadas de poema. Te deseo una manana feliz y un buen finde. Un abrazo de Valencia!
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Seguimos en línea, somos buenos amigos, es un placer.
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Vale, y muy de acuerdo.
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Me gusto mucho. Seguro que todos alguna vez lo hemos sufrido.
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Es el limbo entre el gris y el negro, gracias por tus lecturas.
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A ti por exponerlo!!
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Magistral descripción de la dura realidad que viven los “pacientes” lánguidos de “Macondo”, quienes buscan ansiosos un remedio para su enfermedad.
Es un SOS por la vida; es el anhelo por una solución digna ante el dolor y la desesperación que obliga, en muchas casos, a secar lágrimas y ondear pañuelos en señal de despedida.
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Esa es la letra e intención y créeme, sentí ganas de llorar cuándo vi a Aureliano Buendía río abajo en su balsa, luego yo también lo saludé con mi pañuelo mientras le gritaba, !Suerte compadre, hasta pronto!
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Lo Mejor que he visto para combatir la languidez en Macondo o en cualquier área geográfica o incluso, a su prima hermana,la desidia, es leer el blog Lo Real Maravilloso, pues, e interrumpido la lectura de Macondo Langidece en más de 5 oportunidades, debido a las carcajadas y risas, capaz de ahogarme, por no poder controlarla, al extremo, que vino mi esposa, a ver que pasaba en la terraza, donde ella sabía, que estaba yo solo y me dijo: “q he pasa Héctor?” a lo que respondí, casi sin poder: “es que ahora mismo, ….(risas) me he dado cuenta que estoy en Macondo”
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Formidable querido Héctor, pero te comento que el síndrome tiene formas graves, la más crítica, es cuando comienza a recibir tu correspondencia con el nombre Héctor Vidal Buendía, vecino del reparto Macondo Días Pardo, entonces si que vamos a languidecer todos al unísono.
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Real Maravilloso nos trae Macondo languidece publicado por Volfredo. La languidez un estado emocional, donde no hay propósitos las personas se sienten vacías, la belleza es enfermiza, este fenómeno social afecta a todos por igual en Macondo y sus alrededores, José Arcadio fue buscando apoyo de la psicoterapéutica, pero no solo el todos ahí están afectados, el problema es seguir adelante en esa incertidumbre para poder sobrevivir y así evitar llegar porque entonces si va a ver todo de color gris y será muy difícil si no ponen de su parte salir de eso porque no están deprimidos , pero tampoco entusiasmados tienen falta de fuerzas, de energía o vigor de alguien o algo, falta de ánimo , se dice que la languidez es el nuevo estado de ánimo de la pandemia por muchas personas inmersos en jornadas de aislamientos en casa donde los días y las noches transcurren rutinarios sin poder terminar de hacer las actividades diarias y así esperando que el tiempo transcurra, este estado ánimo con depresión de vida hay estancamientos, falta de pasión Io igualen Macondo y sus alrededores José Arcadio fue buscando apoyo psicoterapéutica pero no solo el todos están afectados el problema es seguir adelante en esa incertidumbre para poder sobrevivir y así evitar llegar a la depresión porque entonces si van a ver todo tornarse de color gris y será muy difícil si no ponen de su parte poder salir de eso , porque no están deprimidos pero tampoco entusiasmados no tienen fuerzas, energía o vigor de alguien o de algo y mucha falta de ánimo. Se dice que la languidez es el nuevo estado de la pandemia para muchas personas en inmersas en la jornada de aislamiento en casa donde los días y las noches transcurren rutinarios sin terminar sus actividades por falta de electricidad, esperando que el tiempo transcurra este estado de ánimo para las personas se sitúa en medio camino entre la ansiedad y la depresión.
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Buenos días Emma y gracias una vez más por tus detallados comentarios. La buena noticia es hoy, que, dada la alta demanda y éxito alcanzado por el psicoterapeuta venido de lejos, se ha decidido construir una clínica psiquiátrica con capacidad para 100 000 mil pacientes hospitalizados, donde serán atendidos pacientes afectados por la languidez lumínica y fotosensible, procedentes de todas las regiones del país. Enhorabuena, al fin hemos logrado hacernos de la clínica psiquiátrica que por decenas de años hemos necesitado.
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Lo real, maravilloso. Nunca mejor dicho, aunque bases tu magnífica entrada en la ficción de Macondo. #LiteraturaMágica Gracias por compartir.
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La ficción de Macondo resulta espectacular y el estado de languidez colectivo del que habla muy acertado como siempre. Felicidades 👏
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Gracias Iliana, es gusto y a la vez estímulo recibir tus comentarios. Feliz tarde.
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