El tema de los muy conocidos óleos de Salvador Dalí, «La persistencia de la memoria» y «La desintegración de la persistencia de la memoria» es concurrente, sin embargo, existen discrepancias que reflejan cambios profundos en el pensamiento y concepciones artísticas del autor, que reflejan dos períodos diferentes de su larga y exitosa carrera. La primera pintura fue creada en el esplendor de su periodo freudiana, cuando Dalí estaba fascinado por el análisis de los sueños iniciado por Sigmund Freud. En los años cincuenta, fecha en que realiza la segunda versión de “los relojes que se derriten”, el intelecto de Dalí ha evolucionado hacia las ciencias que estudian el átomo y el complejo submundo de las micropartículas que integran el mundo material y las imágenes surrealistas de esta etapa de su vida, así lo demuestran.
Dalí reconocía en vida y así lo manifestaba, que su guía en los años 30 fue el método paranoico-crítico, basado en la exploración de los sueños, y el análisis del inconsciente, de dónde extraía sin censura sus imágenes oníricas, ampliamente documentadas en las teorías del psicoanalista austriaco Sigmund Freud.
En los años 50, el mundo había sido impactado por el lanzamiento de las bombas atómicas y las teorías de la energía nuclear. Fue durante una convalecencia en el hospital, cuando Dalí tuvo el tiempo, y la oportunidad de leer algunos estudios sobre física nuclear, que, por supuesto le interesaron de inmediato, al punto de desarrollar una gran curiosidad por esta rama de la ciencia. Si en los años 30 fue su mecenas Sigmund Freud, en los 50, el doctor Werner Heisenberg, uno de los mayores especialistas del mundo en física nuclear, pasaría a ser el tutor ideológico de sus creaciones artísticas. “En la época surrealista yo quería crear la iconografía del mundo interior… hoy, el mundo exterior -el de la física- ha trascendido a la psicología», de esa forma hacia patente su nueva visión del arte.
En este período Dalí desarrolla su nueva visión del mundo material, compuesto por partículas atómicas que se repiten e integran, realidad que transforma la cosmovisión daliniana y las imágenes que vuelca en sus pinturas, que, a partir de ahora, aparecen dispuestas en pequeños fragmentos que se completan para dar forma a las imágenes.
Como se puede observar en la segunda y nueva concepción del cuadro, los elementos icónicos de la primera versión se mantienen: entre ellos, los relojes derretidos y el paisaje costero de Cadaqués, que en esta ocasión adquieren un toque y enfoque pictórico diferente. A través de los nuevos trazos, Dalí representó de forma figurativa asuntos tan contrapuestos como la propia destrucción humana, a través de los misiles atómicos y el pez, que para el pintor representa la propia vida.
Dalí simbolizó y marcó la pérdida de su interés y ruptura por el surrealismo con “La desintegración de la persistencia de la memoria”. Su interés por la física nuclear lo lleva a nuevos conceptos pictóricos, esta es la esencia de su nueva concepción del mundo material.
“La desintegración de la persistencia de la memoria”, es un óleo sobre lienzo (25,4 x 33 cm) creado en 1954, por el español Salvador Dalí, 23 años después de su antecesor “La persistencia de la memoria”, que fue realizado en 1931.
En esta versión, el paisaje de la obra original se ha inundado de agua y la desintegración de las imágenes, representan lo que ocurre tanto por encima como por debajo de la superficie líquida. El paisaje de Cadaqués flota ahora sobre el agua. La mitad inferior del cuadro original, se divide ahora, en formas parecidas a ladrillos que flotan entre sí, sin nada que los una, representando la descomposición de la materia en átomos.
Detrás de los ladrillos, los cuernos que se alejan en la distancia simbolizan los misiles atómicos, destacando que, a pesar del orden cósmico, la humanidad podría provocar su propia destrucción. La pintura en la actualidad, se expone y pertenece al Museo Salvador Dalí, en la Florida.

“Galatea de las esferas”, es una pintura realizada por Dalí en 1952. Representa a Gala Dalí, esposa y musa de Salvador, mediante una serie de esferas concéntricas que se expanden y ganan volumen, a partir de un punto de fuga central. Galatea es un nombre que proviene de la mitología griega y está relacionado con la historia de Pigmalión, que creó una escultura y después se enamoró de ella. Dalí solía referirse a su esposa Gala usando una serie de apodos, y Galatea era uno de ellos. A criterio de los analistas, el artista crea con maestría una Gala de rasgos dulces, inspirándose en las vírgenes renacentistas de Rafael Sanzio o de Leonardo Da Vinci.
Dalí nos presenta a su esposa y musa como parte del delirio atómico que le obsesiona, dentro de un contexto irracional y a la vez cautivador. Realizada sobre un lienzo de 65 x 54 cm, la obra muestra un busto de Gala compuesto por una matriz de esferas aparentemente suspendidas en el espacio. “Galatea de las esferas”, representa la concepción artística daliniana en esta etapa de la vida, en que manifiesta estar deslumbrado por la teoría atómica de la materia y el poder de la energía nuclear.
Salvador Dalí, lego como deseo expreso, que “Galatea de las esferas”, fuese exhibida en un caballete, propiedad del pintor francés Jean-Louis-Ernest Meissonier, en el Teatro-Museo Dalí en Figueras, en un conjunto de tres habitaciones nombradas por el pintor, “Palacio de los Vientos”, fruto de sus altanerías tramontanas. En nuestros días, Galatea es una de las obras más visitadas y admiradas del museo.

Finalizo con una frase de Salvador Dalí, que mucho esclarece al buen entendedor:
«Cada cuarto de hora y de segundo, la materia está en proceso constante y acelerada de desmaterialización, de desintegración, escapándose de manos de los sabios y mostrándonos así la espiritualidad de toda la sustancia […]».
Manifiesto místico, Salvador Dalí.
Dicho así, impresiona el manifiesto orate de un noctámbulo insomne, pero no olvidemos que estas son palabras de un genio, y la humanidad no tiene dudas de ello. Me sumo a la membresía.
#LoRealMaravilloso
#ArtesVisuales
Dalí me gusta, pero casi todos sus cuadros me resultan muy inquietantes. No sé porque.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Es el sentimiento que trasmiten, él era genio y a la vez insano, sus imágenes son delirantes, esa es la razón de la inquietud que trasmiten.
Me gustaMe gusta
Me gusta su obra , tan loco y tan tierno a la vez . Tengo una copia que compré en el Museo de Figueras , donde se expone su obra . Mujer mirando por la ventana , es su hermana , me contaron allí. Acabo de traermela
De.la Habana para montarla en mi casa
Me gustaLe gusta a 1 persona
Asi se define, mitad orate, mitad creador, eso sí, siempre genial.
Me gustaMe gusta
Me gusta pertenecer al blog «Lo Real Maravilloso,» me resulta muy interesante.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Bienvenida a nuestro blog, mitad realidad, y mitad magia. Enhorabuena
Me gustaMe gusta
Estupendo artículo para ilustrar la importancia de la obra de Salvador Dalí, uno de los genios del surrealismo que más y mejor pintó los temas inquietantes de la existencia y el tiempo. En su momento, una de sus obras me sirvió para escribir un poema que aquí te dejo, por si sirve a tu curiosidad:
https://lucernarios.net/2011/08/21/solo-vengo-a-preguntar-triptico-paisaje-con-muchacha-saltando-a-la-comba1936-salvador-dali/
¡Salud!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias Julio, por tus comentarios y la delicadeza de enviarme un poema de tu autoría, que agradezco y aprecio. Es un gusto darte la bienvenida a lo Real Maravilloso, al tiempo que te deseo un feliz domingo.
Me gustaMe gusta