En una tarde de verano, Caperucita Roja iba cantando por el bosque a llevarle frutas a su abuela enferma. Fue entonces cuando un enorme lobo hizo presencia y le pregunto con voz grave:
– ¿A qué te dedicas Caperucita?,
– A la crítica cinematográfica, respondió la dulce niña.
– ¿Y cómo escribes las críticas Caperucitaaaa?, a lo cual un tanto irritada y con voz grave, la niña visiblemente acalorada esta vez respondió.
– Escribo con un hacha de guerra.
Fue entonces cuando el enorme lobo logró entender que los tiempos habían cambiado y pávido en sus miedos, se dio a la fuga.
Gus Van Sant, es un director de cine, productor, guionista y escritor estadounidense, acostumbrado a hacerse de galardones y premios, mientras recibe elogios de la crítica, pese a hacer cine independiente de bajo presupuesto y trabajar en muchas ocasiones con artistas recién llegados a la escena.
Su arte es único en mostrar el mundo sórdido y marginal de los sustratos más desplazados de sociedad y sus personajes viven y mueren en la sombra, mientras el guion disecciona sus psicologías, al tiempo que deja atónito a espectadores y críticos.
Su amplia cinematografía cuenta con más de una vienten de filmes premiados, destacando entre ellos, Drogas, amor y muerte (1989), durísimo retrato del infierno de las drogas, que recrea los dramas personales de cuatro toxicómanos. La película supuso la consagración de Van Sant a nivel internacional.
Más aclamado resultó “Mi Idaho privado”, drama sobre la amistad y los efectos de la falta de apoyo familiar. La película muestra la cruda realidad de dos chaperos que venden su cuerpo en las calles de Portland: un homosexual aquejado de narcolepsia en busca de su madre y un joven que se dedica a la prostitución como expresión de rebeldía contra su padre, alcalde de la ciudad.
El Indomable Will Hunting (1997), es sin duda el mayor éxito de Gus Van Sant. La película obtuvo 9 nominaciones a los Óscar, ganando dos de ellos. Will Hunting, del sur de Boston, tiene un intelecto de nivel genio y una excelente memoria eidética; pero opta por trabajar como conserje. Will se enfrenta a un encarcelamiento luego de agredir a un hombre que le había intimidado cuando era niño y para no ir a la cárcel, acepta estudiar matemáticas bajo supervisión y cuidado de un terapeuta.
En 2003, Van Sant se hizo con la Palma de Oro, al mejor director con “Elephant”, producción de cine independiente de clara vocación vanguardista, con jóvenes actores no profesionales como protagonistas. La película muestra con inusitado y escalofriante realismo, la masacre del instituto Columbine, provocada por dos jóvenes armados con fusiles de asalto.
En 2008, Van Sant dirige y lanza a la gran pantalla “Mi nombre es Harvey Milk”, película basada en hechos reales que narra la vida del político Harvey Milk, defensor y activista de los derechos civiles de los homosexuales, que fue el elegido concejal de distrito de San Francisco.
Hecho un experto en el rodaje de las sordideces del patio, llegamos a la primera coproducción internacional de Van Sant, un film que comparte escenarios naturales entre Massachusetts y “El bosque del Suicidio», situado en la base del Monte Fuji en Japón.

La película narra la historia de un estadounidense que viaja al «El Bosque de los Suicidios» para quitarse la vida y allí se encuentra con un japonés, que quiere también suicidarse, surge entonces entre ambos desconocidos, aunados en su depresión, un dialogo de reflexión y supervivencia.
Este filme se sale por completo de las oscuras temáticas elegidas por Van Sant para sus películas, que en nada se relacionan con la rígida y ancestral ética japonesa sobre el suicidio y el honor. Esta es la razón por la cual, los intentos de Van Sant para interpretar los valores morales de los japoneses, resultan en un rotundo fracaso.

La película tuvo su estreno en el Festival de Cine de Cannes de 2015, donde compitió en la sección oficial por la Palma de Oro. Es aquí, cuando al finalizar su exhibición, la Caperucita Roja empuña su hacha de guerra y se hace de abucheos colectivos que aplastan las locuciones del recinto, en tal grado, que hacen detener el espectáculo, en una atmosfera alarmante cargada de mal intencionadas críticas que parten del público presente.
Temprano en la mañana, una lluvia de detonaciones incendiarias sacude las redes, Nunca antes un viejo lobo había sido tan abucheado por pretender devorar a Caperucita:
- “Ni siquiera Matthew McConaughey puede sostener esta historia pastelosa y amateur (…) El talento (…) del director y del protagonista sólo sirven para magnificar los muchos movimientos equivocados de este impresionante fracaso”. Eric Kohn (Indiewire). USA.
- “Este drama ridículamente lleno de palabrería es sobre todo un profundo insulto cultural (…) dando a su co-protagonista Ken Watanabe poco que hacer aparte de gemir de dolor, murmurar crípticamente, y generalmente tratan de actuar”. Justin Chang (Variety). USA.
- “Van Sant quería estudiar a un hombre ahogado en la tristeza y guiarlo hacia la luz. Pero la guía que recibe es falsa y forzada (…) Toda la película necesita ser cercada con un cordón de seguridad y señales de ‘Manténgase alejado’”. Puntuación2 sobre 5. Tim Robey (Telegraph). UK.
- “Un océano de banalidad (…) lamentablemente sentimental y sensiblero”. Todd McCarthy (The Hollywood Reporter). USA.
- “Un guion pavorosamente malo, terriblemente convencional. Cuando no, simplemente estúpido. (…) a medio camino entre el espiritualismo de garrafa y una clase de yoga impartida por un mono”. Luís Martínez (El Mundo). España.
#LoRealMaravilloso
#ArtesVisuales
Te has lucido con este relato. .
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Me gusta la crítica literaria, la disfruto, gracias por tus comentarios.
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Y lo más triste, es que se trata de hacer una apología de la depresión, condición inevitable en muchas ocasiones.
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Nadie, se parece más a la crítica que recibes,
que la propia persona que la hace. No es cierto,
que la crítica, sea constructiva, en el fondo siempre lleva veneno. Los críticos, son aquellas personas, incapaces de construir o hacer, lo que critican, eso es sabido, pero, somos tan respetuosos y éticos, que aceptamos las criticas y con espíritu masoquista, decimos: son constructivas, jajajaja…..amigo/ vecino, la vida es una sola y lo que nos queda por vivir, es menos, que lo que hemos vivido, por tanto, estamos en el período, en que no tenemos que reverenciar, lo que no nos gusta. Gracias, reiteradas, por esta publicación, que incita al debate y a la rebelión, contra los canones.
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Una vez más estamos en total concordancia, aúnque en Cannes son inconcebibles los abucheos y mucho menos tirar objetos al escenario, esto huele a complot, seguiré urgando en las noticias
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