En fecha tan distante como el 1049 fue fundado, con la intención de socorrer a caminantes atrapados por las avalanchas en los peligrosos pasos de los Alpes Suizos, el Hospicio del Gran San Bernardo, situado a 2469 metros de altura sobre el nivel del mar.
En algún momento entre 1660 y 1670, los monjes del monasterio adquirieron sus primeros perros para tenerlos como guardianes y compañeros. Fueron los monjes de este monasterio perdido en las alturas alpinas los primeros en criar y desarrollar la raza de grandes perros de montaña que vigilaban y ayudaban en las tareas de búsqueda y rescate de los caminantes perdidos en la nieve.
La existencia de aquellos perros, conocidos en la actualidad como perros de San Bernardo, aparece documentada de forma gráfica desde 1695 en las crónicas del hospicio.
Los monjes pronto descubrieron su gran sentido del olfato y la capacidad que tenían sus fieles guardianes para encontrar personas enterradas en la nieve, y comenzaron a enviarlos a socorrer viajeros perdidos atrapados por las avalanchas.
La organización instintiva de estos animales era perfecta. Solían ir en grupos de a dos o tres y cuando encontraban un herido, uno de ellos se quedaba junto a él para darle calor mientras sus compañeros volvían al hospicio para alertar a los monjes del peregrino varado.
Napoleón y sus 250.000 soldados cruzaron el paso entre 1790 y 1810, y numerosos soldados extraviados en las nieves fueron salvadas por estos valerosos perros de la congelación. Fueron los soldados rescatados, los que extendieron la fama del perro de San Bernardo por toda Europa y el mundo.
Cuenta la leyenda que los perros asistían a los peregrinos con barriles de licor atados alrededor del cuello, con el fin de llevarles bebidas calientes, pero no existen registros ni indicios históricos que demuestren esta práctica.
Destaca en la historia, las hazañas de la perra Barry, que vivió en el Monasterio entre 1800 a 1812 y logró salvar la vida de más de 40 soldados y caminantes. En 1815, el cuerpo de Barry fue puesto en exhibición en el Museo de Historia Natural de Berna, Suiza, donde permanece en la actualidad.

Entre 1816 y 1818, las tormentas de nieve de invierno en San Bernardo fueron particularmente graves, y muchos perros murieron sepultados por la nieve mientras hacían rescates. Como resultado, la raza estuvo cerca de la extinción. Por fortuna y gracias al especial cuidado de los monjes, años más tarde la raza logro recuperarse.
Los monjes del monasterio de San Bernardo han acreditado el rescate de más de 2.000 personas en los cinco siglos de existencia de esta noble raza, y en la actualidad las actas credenciales permanecen custodiadas con celos en el monasterio.
Mansos y afectuosos, los perros de San Bernardo destacan por su lealtad y devoción al amo y resultan especialmente adecuados para los niños por quienes siente especial atracción, y protegen con mesurada agresividad.

En 1992 llega a la gran pantalla, dirigida por Brian Levant, la galardonada película infantil “Beethoven”, cuyo protagonista, es un cachorro San Bernardo que consigue escapar al robo de una tienda mascotas. En sus muchas ediciones Beethoven, ha devenido en héroe para los niños de las diferentes latitudes del planeta y ha sembrado el amor y la admiración hacia estos nobles rescatistas.
La actitud instintiva de estos hermosos y nobles gigantes, es ejemplo a seguir. Esperemos que nuestra historia no se convierta en uno más de los ecos montanos de la cordillera alpina y rebote contra las rocas de sus escarpados picos.
#LoRealMaravilloso
Instructiva y agradable crónica de sábado, especial, para esperar el amanecer, leyendo algo excelente, de paz y amor, no de guerra y odio, como nos propone hoy el entorno noticioso.
No a la guerra, aboguemos por la coexistencia pacífica.
Cuánto te agradezco vecino/amigo, por estos regalos, que no pedimos, pero, siempre nos llegan,. Muchas Gracias, ya reiteradas.
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Crónica excelente, sobre todo en estos momentos, llenarnos de amor es lo que necesitamos y no bombas. Maravillosa historia, como ya nos tienes acostumbrados. Bendiciones.
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Excelente y muy linda crónica con mensaje y enseñanzas de Paz y Amor..preferible alegrar nuestro Sábado y no de Guerra y de odio..luchemos por la armonia y hegemonia..lindo tú relato en espera del próximo post..besos y Bendiciones mi Volfre
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Impresionante historia, San Bernardo es otro San Lázaro.
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Los perros ,héroes de todos los tiempos . Los amo .
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Excelente historia de paz y amor que debiera ser imitada por todos en el mundo, en vez de odio y guerra. Amo los perros 🐕 disfruté mucho del relato.
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Preciosa crónica, muy agradable e instructiva,
la disfruté muchísimo. Muchas Gracias, a lo Real Maravilloso.
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Sabía de antemano que te iba a gustar, esos peros han desarrollados rescates heroicos y auxiliado a muchos caminantes perdidos en las nieves. Un abrazo
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Excelente post. En Bariloche hay paseadores de estos perros, que los traen a la costa del Lago Nahuel Huapi para fotografiar a la gente que desea hacerse una buena toma para un mural, o simplemente para tener un recuerdo hermoso.
Buenas noches Volfredo.
Un abrazo.
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Hay perros increíbles, los del monasterio de San Bernardo tienen bien desarrollado el isntinto del socorrismo y durante los días de tormentas no descansan tratando de socorrer a los alpinistas perdidos. Son un buen ejemplo a seguir, pienso que algunos humanos deben tenerlo en cuenta. Feliz noche y un cordial abrazo.
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