La historia inédita de Pablo Escobar. Eureka.

Transcurridos 10 años de la primera visita a la tumba de Pablo Escobar y mi designio por el Cristo de los Andes a encontrar la verdad relacionada con su muerte y revelarla, el progreso era escaso a pesar de mi perseverante búsqueda.

Hasta el momento, el estudio minucioso de toda la documentación publicada, fotocopias, descargas de archivos de internet y captura de pantallas, solo posibilitaron una conclusión única: la versión de los hechos entregada por la policía a la prensa, era incierta. La escasa información forense que había logrado recopilar hacían insostenible el hecho de que Pablo Escobar había sido ajusticiados por integrantes del Bloque de Búsqueda mientras intentaba huir por los tejados.

Así las cosas, me sorprende una mañana de domingo de julio de 2008, en el histórico Parque Berrío de la Ciudad de Medellín. Ubicado en pleno corazón geográfico de la ciudad. El parque es un centro fundacional, un ícono urbano donde los antioqueños han confluido por generaciones como principal lugar de encuentro y referente de su ciudad.

Parque Pedro Justo Berrío, con su estatua al centro. Medellín.

Pedro Justo Berrío, fue uno de los políticos más importantes y emblemáticos del siglo XIX en Colombia y sigue siendo muy reconocido tras el paso del tiempo. Su escultura de bronce marca el centro del parque, rodeada de forma permanente de una legión de vendedores ambulantes, adivinadores, contorsionistas y culebreros, propios del mundo real y mágico al que pertenecen las ciudades antioqueñas.

Mi propósito con la visita al parque, era adquirir “pomada de coca y marihuana”, potente remedio naturalista que solo tienes que aplicar dos veces sobre una región adolorida del cuerpo para sentir analgesia inmediata. Su otro uso no aparece en los eruditos prospectos de sus populares comercializadores. La pomada mágica es el remedio más potente, jamás creado por el hombre, para combatir la tos persistente y la obstrucción nasal, que acompaña a las fastidiosas virosis respiratorias que nos visitan en invierno.

Gel de coca y marihuana. Laboratorio Naturista de Colombia.

En algún momento de mi vida, pensé patentar y emprender la producción masiva de la pócima colombiana contra los refriados, elaborada a base de pasta de cocaína y marihuana, pero pronto comprobé que mi supuesta inventiva, carecía de originalidad.

El conocido “Discurso de la Infamia”, es la alocución más elocuente pronunciada en el Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica y fue proclamado el 8 de diciembre de 1941, día siguiente al ataque a Pearl Harbor, por el presidente Franklin Delano Roosevelt, como declaración de guerra al Imperio de Japón. Se conoce con ese nombre por la frase con que comenzaba: «Ayer, 7 de diciembre de 1941 —una fecha que vivirá en la infamia— Estados Unidos de América fue atacado repentina y deliberadamente por fuerzas navales y aéreas del Imperio de Japón».

El presidente Delano Roosevelt, padecía entre otras dolencias, de sinusitis crónica y presentaba momentos antes del discurso, marcada congestión y secreciones por ambas fosas nasales que le impedían respirar, situación que deslucía por completo un discurso que debía realizar con energía y fuerza. En dicha ocasión su médico de cabecera resolvió tal problemática de forma feliz e inmediata y para ello le aplicó hisopos de algodón impregnados de cocaína pulverizada en ambas fosas nasales. El efecto beneficioso fue inmediato.

Con esta cita histórica, pido se me entienda bien, solo quiero comentarles que mi supuesta patente para remediar el resfriado común inhalando polvo de cocaína carece de originalidad, razón por la cual abandone mi plan de elaborar un nuevo y mágico medicamento.

Así las cosas, transitaba una mañana de domingo entre pregones de vendedores populares conocidos como culebreros y sus coloridas demostraciones, cuando mi investigación mágica sobre la muerte de Pablo Escobar, sufre un inesperado e impactante vuelco. Una voz me llama desde la multitud: – buenos días profesor- Era Juan de Dios, mi fiel y leal residente de antaño, en los tiempos en que comenzó nuestra historia en Urabá.

Vendedores ambulantes y culebreros del parque Berrío.

Se sucedieron abrazos, bendiciones y expresiones de júbilo, y prestos nos dispusimos a compartir la mañana, entre cervezas y alegres conversaciones que actualizaran cuanto había acaecido en nuestras vidas, a partir de nuestro último encuentro 10 años atrás.

En aquel entonces, yo dominaba la fonética paisa como un nativo, hablaba “duro” como ellos y era capaz de pronunciar una consonante única, mezcla de la “j” con la “s”, como todo un buen antioqueño:

  • Jseñor, que bueno verte parcerito aquí en Medallo, ¿tos qué?, ¿qué más?, anda no me pares bolas, y vamos a tomarnos unas cervezas. Este “man” tiene mucho que contarte y preguntar.

Juan de Dios, era ahora un hombre maduro, y su vida había cambiado. Al concluir su rotación médica obligatoria en la zona roja o, mejor dicho, zona incandescente de Urabá, donde nos conocimos, regresó a Medellín. Su padre murió durante un atraco en una de sus duras jornadas nocturnas, mientras ganaba la vida en su taxi, el primero de ellos financiado por el Patrón, en las peligrosas comunas de Medellín. Juan ahora casado, con tres hijos y su madre enferma, había devenido cabeza de la familia y para satisfacer sus necesidades materiales mantenía dos empleos: el primero de ellos, como médico de familia en una comuna, y el segundo, valga Dios, en la morgue de la ciudad de Medellín. Un afamado forense ya entrado en años, le había subcontratado para que realizara el trabajo nocturno.

– Don Volfredo, no puede imaginar cuanto lo he recordado, trabajo en la morgue donde se realizó la necropsia forense del Patrón, y no olvido el interés que siempre usted mostraba por sus historias.

En una ocasión, continuaba contando, hurgando en busca de unos documentos forenses, tuve entre las manos su expediente -.

El resto de la conversación se descuelga por sí misma, y directo y sin ambages le dije a quema ropas:

– Juan, ¿podrás hacerte de algunas fotocopias?

Si profesor, mañana ordeno que las tomen y nos vemos aquí el próximo domingo a igual hora-.

Dijo ordeno, pavoneándose, para que yo pudiese percatarme que tenía autoridad en un trabajo vinculado en cierta forma con la policía.

Entre ansiedades y mis mayores deseos de que volase el tiempo, llegó el domingo acordado y ambos puntuales, acudimos a nuestro nuevo encuentro, esta vez breve, porque Juan tenía deberes por cumplir y yo debía regresar a Cuba el próximo día, esta vez con mis preciados documentos bajo el brazo.

El Cristo de los Andes había guiado mis pasos e hizo valer su voluntad divina. Un suceso inesperado, había cortado de golpe el nudo gordiano que impedía avanzar a nuestra historia. Las fotocopias del apto de necropsia original de Pablo Escobar estaban en mis manos y regresarían conmigo a Cuba al día siguiente. Nuestra historia continúa, transitando ahora por un camino sólido de evidencias científicas.

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10 respuestas a “La historia inédita de Pablo Escobar. Eureka.

  1. Nos dejaste en un impactante frenesí,con deseos de salir para Ciego y hospedarnos en tu casa y tomarnos esas cervezas despolvando los documentos de la necro del capo,con cuidado de que no caigan en tu piscina,ahora si tenemos que seguirte porque ya no te puedes quedar con el secreto¡¡¡maravilla de historia fantástica de película de suspenso¡¡¡gracias hermano,esta espera si va ser eterna¡¡¡

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  2. Waoo cada vez mas cerca de la verdad, la historia de hoy nos deja » pegados» hasta el próximo capítulo… muy interesante amigo, esperamos con ansias la nueva edición de.. «lo real maravilloso «. Gracias por compartir sus vivencias con nosotros.

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  3. Volfre excelente crónica, el suspenso de la próxima publicación aumenta mi ansiedad y de corazón este post una mezcla profunda de anécdotas .. continua mi Tesoro qué incrementas tus seguidores y se fortalece lo Real Maravilloso

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