Bod Dylan. Los tiempos están cambiando.

En el año 2016, la Academia Sueca quebrantó las fronteras convencionales de la alta literatura al conceder el Premio Nobel a una voz que, hasta entonces, había sido encasillada en el universo de la música popular. Bob Dylan, el trovador errante de los tiempos modernos, se convirtió en el primer cantautor en recibir la más alta distinción de las letras universales, en reconocimiento por “haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la canción americana”. Aquel fallo, inesperado y audaz, desató un vendaval de opiniones en los círculos académicos y culturales, donde se debatió con ardor la naturaleza misma de la literatura y sus confines.

Fiel a su esencia esquiva y a su legendaria aversión al escrutinio público, Dylan mantuvo un enigmático silencio tras el anuncio. Su demora en responder sumió en la incertidumbre a la Academia y a sus seguidores, prolongando un suspenso casi teatral que se prolongó por semanas. Cuando finalmente aceptó la distinción, su ausencia en la solemne ceremonia de Estocolmo avivó aún más la controversia. No obstante, el bardo de Minnesota envió un discurso grabado, en el que reflexionaba sobre el vínculo indisoluble entre la música y la literatura. Confesó, con la humildad de los verdaderamente grandes, que jamás había imaginado que sus composiciones pudieran ser consideradas literatura en un sentido formal, aunque sus versos, plenos de lirismo y profundidad, ya habían sido objeto de estudio y veneración por generaciones.

Bob Dylan (24 de mayo de 1941), es un músico, cantante y poeta estadounidense, ampliamente considerado como una de las figuras más prolíficas e influyentes de su generación en la música popular del siglo XX y de comienzos del siglo XXI. Gran parte de su trabajo más célebre data de la década de 1960.

En su alocución, Dylan evocó la esencia de sus composiciones más icónicas, como “Soplando en el viento” y “Los tiempos están cambiando”, piezas que trascendieron el ámbito del entretenimiento para erigirse en himnos de cambio social, justicia y reflexión existencial. Su pluma, a lo largo de décadas, exploró con maestría los abismos del amor, la política y la identidad humana, desafiando los cánones musicales y poéticos con una audacia que redefinió los parámetros del arte.

Más allá de la controversia que acompañó su galardón, el reconocimiento a Bob Dylan marcó un hito en la historia de la literatura, al consagrar la canción como una manifestación artística legítima y digna de los más altos honores. Su obra, que conjuga el verbo con la melodía en una sinergia de innegable belleza y trascendencia, permanece como testimonio de que la poesía no solo se escribe: también se canta, se respira y se lleva en el alma de los pueblos. Dylan, cual juglar moderno, ha probado que la palabra, cuando se viste de música, puede derribar muros, transformar conciencias y, cambiar el mundo.


“Soplando en el viento”, (Blowin’ in the Wind):

«Blowin’ in the Wind» —en español: «Soplando en el viento»— es una canción del músico y poeta estadounidense Bob Dylan, a quien se ha otorgado en 2016 el Premio Nobel de Literatura.

Publicada en el álbum de estudio “The Freewheelin’ Bob Dylan en 1963”. Aunque ha sido descrita como una canción protesta, posee una serie de preguntas retóricas sobre temas como la paz, la guerra y la libertad. El verso «The answer, my friend, is blowin’ in the wind» —en español: «La respuesta, amigo mío, está soplando en el viento»— ha sido descrito como «impenetrable y ambiguo: o bien la respuesta es tan obvia que está justo en tu cara, o la respuesta es tan intangible como el viento».

En 1994, la canción fue incluida en el Salón de la Fama de los Grammy. En 2004, fue elegida la 14º mejor canción de todos los tiempos según la revista Rolling Stone.


“Los tiempos están cambiando” (The times they are a-changin)

Los tiempos están cambiando

Vengan, errantes y viajeros,
ustedes que deambulan sin rumbo,
admitan que el agua
les llega ya hasta los tobillos.
Acéptenlo: pronto
la tormenta los empapará hasta los huesos.
Si valoran su tiempo,
mejor empiecen a nadar
o se hundirán como piedra,
porque los tiempos están cambiando.

Vengan, escritores y críticos,
ustedes que anuncian el destino con la pluma.
Mantengan los ojos bien abiertos,
las oportunidades no golpean dos veces.
No se apresuren a juzgar,
la rueda sigue girando
y nadie sabe
a quién pondrá en la cima.
El que hoy cae derrotado,
mañana puede alzarse,
porque los tiempos están cambiando.

Vengan, senadores y legisladores,
escuchen el llamado.
No se atrincheren en la puerta
ni bloqueen el camino,
porque quien se aferra al ayer
será el primero en caer.
La batalla ya comenzó,
y su fuerza es arrolladora.
Sacudirá sus muros,
hará temblar sus ventanas,
porque los tiempos están cambiando.

Vengan, madres y padres,
de cualquier rincón del mundo,
no condenen lo que
no logran entender.
Sus hijos e hijas
ya no les pertenecen,
el viejo camino
se borra a toda prisa.
Déjenlo pasar o échenle una mano,
pero no se interpongan,
porque los tiempos están cambiando.

La línea está trazada,
la suerte echada.
El que hoy avanza lento,
mañana correrá veloz.
Lo que ahora es presente,
pronto será pasado.
El viejo orden
se desvanece sin remedio.
Y aquel que fue primero,
será el último en la fila,
porque los tiempos están cambiando.


La concesión del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan en 2016 no fue un capricho ni una concesión populista, sino el reconocimiento legítimo a una obra que, durante más de medio siglo, ha trascendido los límites de la música para inscribirse en la tradición literaria universal. Si la literatura es, en esencia, la exploración del alma humana a través de la palabra, Dylan ha sido su incansable juglar, combinando poesía y melodía en un arte tan antiguo como la humanidad misma.

Desde su irrupción en la escena musical en los años sesenta, Dylan ha tejido una cosmovisión en la que la lírica se funde con la historia, la filosofía y la crítica social. Sus versos, nutridos de la tradición de los trovadores medievales, los poetas simbolistas y la herencia del folk americano, han servido como crónica de su tiempo y espejo de las transformaciones sociales y espirituales de la modernidad.

Negar el carácter literario de sus composiciones sería tan absurdo como rechazar la poesía de Homero por haber sido cantada antes de ser escrita. Como los antiguos aedas, Dylan ha moldeado el imaginario colectivo con un lenguaje que oscila entre la denuncia y la introspección, la ironía y la revelación. Himnos como Blowin’ in the Wind o The Times They Are A-Changin’ no son solo canciones: son alegatos de su época, testimonios de una sensibilidad que ha dado voz a generaciones enteras.

Al premiar a Dylan, la Academia Sueca no solo honró a un hombre, sino que reivindicó la canción como vehículo literario, elevándola a la dignidad que le corresponde en la historia de las artes. Su legado es el de un poeta errante, cuya obra seguirá resonando en la memoria de los pueblos, porque la verdadera literatura —como la música, como la historia— no conoce de fronteras ni de dogmas, solo de verdades que perduran.

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13 respuestas a “Bod Dylan. Los tiempos están cambiando.

  1. Volfre amigo mío, como siempre excelente lo que escribes, las canciones de Dylan tienen una profundidad extraordinaria, logra traducir la verdad en poesía cantada, muchas de sus composiciones son verdaderos himnos, de manera innegable su obra ha marcado época reivindicando la poderosa conexión entre dos poderosas manifestaciones artísticas. Un Premio Nobel a mi juicio muy merecido.

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    1. Pienso y escribí convencido de ello. En tiempos de guuera y beligerancias como los que transitamos, solo el arte y la música sacan la cara en defensa de la humanidad. Dylan merece sobradamente el Nobel, porque sus canciones son un llamado a la paz y la reflexión profunda. Un feliz día.

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  2. «Su obra, que conjuga el verbo con la melodía en una sinergia de innegable belleza y trascendencia, permanece como testimonio de que la poesía no solo se escribe: también se canta, se respira y se lleva en el alma de los pueblos. Dylan, cual juglar moderno, ha probado que la palabra, cuando se viste de música, puede derribar muros, transformar conciencias y, cambiar el mundo»
    Merecido galardón al poeta y músico
    Magnífico post.
    Gracias por el regalo.

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