El ganador del Oscar a Mejor Actor en los Premios de la Academia de 2025 por la película The Brutalist (El Brutalista) fue Adrien Brody. En su discurso de aceptación, pronunciado el 2 de marzo de 2025 durante la 97ª edición de los Oscar en el Dolby Theatre de Los Ángeles, Brody ofreció unas palabras emotivas y reflexivas que combinaron gratitud personal con un mensaje universal sobre la humanidad.
Aunque no existe aún una transcripción oficial, reportes de prensa y publicaciones en redes sociales coinciden en los puntos clave de su discurso. Brody comenzó expresando humildad y gratitud por el reconocimiento, destacando la fragilidad de la profesión actoral. “La actuación es una profesión frágil. Parece glamurosa, pero lo que he ganado al volver aquí es perspectiva: sin importar dónde estés en tu carrera, lo puedes perder todo”, señaló. También agradeció a sus padres, presentes en la gala, por inculcarle “las bases del respeto, la amabilidad y la fuerza para seguir este sueño”, y compartió el premio con sus compañeros nominados y el equipo de la película.

El momento más destacado llegó al final, cuando Brody vinculó su papel en The Brutalist —un arquitecto húngaro judío que escapa del Holocausto— con un mensaje de advertencia y esperanza:
«Estoy aquí, una vez más, para representar los persistentes traumas y la repercusión de la guerra, y la opresión sistemática del antisemitismo y del racismo. Rezo por un mundo más sano, feliz e inclusivo, y creo que, si el pasado puede enseñarnos algo, es que recordemos no dejar que el odio se descontrole».
Este cierre resonó entre los presentes y fue ampliamente citado por su tono esperanzador y su llamado a la reflexión.
Este fue su segundo Oscar, consolidándolo como un actor de peso en la industria. Su mensaje no solo reflejó su experiencia personal, sino también la relevancia temática de la película que lo llevó nuevamente al escenario.
Las palabras de Adrien Brody al recibir el Oscar cobran una resonancia especial cuando se interpretan a la luz de los acontecimientos actuales.
“Rezar por un mundo más sano, feliz e inclusivo” expresa una aspiración universal que, en el contexto actual, adquiere un tono casi de súplica frente a la creciente polarización y los conflictos que marcan el 2025.
La guerra en Ucrania deja un rastro de víctimas civiles, infraestructura destruida y una crisis humanitaria en curso, evidenciando un mundo que dista mucho de ser saludable o feliz. Por otro lado, las políticas de Trump, como la eliminación de programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), han avivado debates sobre quiénes son incluidos o excluidos en la sociedad estadounidense, marcando un preocupante retroceso en los avances sociales.
A nivel global, el aumento del gasto militar en Europa —con la Unión Europea proponiendo 160 mil millones de dólares para defensa— y las tensiones comerciales derivadas de los aranceles impuestos por Trump a países como Canadá y México configuran un escenario de desconfianza y división, más que de cooperación o felicidad.
Brody, al interpretar a un sobreviviente del Holocausto en The Brutalist, proyecta su oración como un contraste doloroso con una realidad que, en lugar de sanar, parece enfermarse más con cada conflicto.
“Si el pasado puede enseñarnos algo, es que recordemos no dejar que el odio se descontrole”.
Con esta frase, Brody apela directamente a la memoria histórica, un eje central de The Brutalist, que narra las secuelas del antisemitismo y la opresión.
En 2025, esta advertencia resuena con especial fuerza. El recrudecimiento del conflicto en Ucrania evoca ecos de guerras pasadas, en las que el odio nacionalista y la propaganda desataron devastación masiva. Los ataques indiscriminados contra civiles evidencian cómo el odio puede perpetuarse si no se detiene a tiempo.
En Estados Unidos, el indulto de Trump a los participantes del asalto al Capitolio del 6 de enero y su discurso polarizante pueden interpretarse como una permisividad hacia formas de odio político que, aunque no equivalen al genocidio histórico, erosionan peligrosamente la cohesión social.
A la luz de estos acontecimientos, las palabras de Brody no solo reflejan el mensaje de The Brutalist —la lucha por la dignidad tras el trauma—, sino que también parecen una crítica implícita a las tendencias de 2025. Su “rezo” se percibe casi como una utopía frente a un mundo donde la guerra, la exclusión y el resentimiento parecen ganar terreno.
Su llamado a aprender del pasado es una advertencia: el Holocausto, las guerras mundiales y otros horrores ocurrieron porque el odio se normalizó o se ignoró. Brody subraya que nos encontramos en un punto crítico, donde el odio podría desbordarse nuevamente si no actuamos con memoria y empatía.
El discurso de Brody bien merece el respeto, la difusión y el apoyo de quienes aún creen en la humanidad.
En 2003, Adrien Brody hizo historia al convertirse en el actor más joven en ganar el Oscar a Mejor Actor por El Pianista. Con solo 29 años, su conmovedora interpretación de Władysław Szpilman auguraba una carrera llena de papeles memorables y continuo reconocimiento.
Sin embargo, aunque Brody nunca dejó de trabajar y participó en proyectos de calidad, ninguno logró igualar el impacto de aquel papel que lo convirtió en leyenda.
Dos décadas después, The Brutalist ha cambiado su destino. Con este filme, Brody ha resurgido con una fuerza impresionante, recibiendo finalmente la atención y el prestigio que parecían haberle sido esquivos durante años.
No es un regreso, porque nunca se fue, pero sí un renacer que reivindica su talento y su lugar en la historia del cine.
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«Estoy aquí, una vez más, para representar los persistentes traumas y la repercusión de la guerra, y la opresión sistemática del antisemitismo y del racismo. Rezo por un mundo más sano, feliz e inclusivo, y creo que, si el pasado puede enseñarnos algo, es que recordemos no dejar que el odio se descontrole».👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏👏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏🙏
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Muy de acuerdo una vez más, no podemos dejar que el odio se descontrole. Cordiales y solidarios saludos.
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Un mensaje del gran actor muy oportuno en estos tiempos que estamos viviendo. Además de gran actor, es un hombre comprometido. Gracias, querido Volfredo, por compartir. Un fuerte abrazo.
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Cuanto me gustaría que las palabras de Adrien Brody llegaran a todos y se hiciesen realidad. Bello es soñar. Un fuerte abrazo.
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Es un buen mensaje. Pero esta claro que en el primer mundo estamos hipnotizados con lo que nos venden. No quiero olvidarme de las decenas de guerras que hay por África o Asia. Muchas de las cuales potenciadas por intereses de ese primer mundo que dice luchar por la paz y la libertad.
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Al menos habla bonito querido Fran, otros son un elefante en una cristalería como nuestro vecino Trump, que no cesa de amenazar y generar discordias. Un cordial abrazo.
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En eso estoy de acuerdo.
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Totalmente de acuerdo!!!
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