Los pájaros (The Birds) es una película estadounidense de 1963 de los géneros de drama y terror dirigida por Alfred Hitchcock, con Tippi Hedren, Rod Taylor, y Jessica Tandy en los papeles principales. El filme se basó en hechos rigurosamente reales descritos en la novela homónima de Daphne du Maurier, publicada en 1952.
La película es un clásico del cine de terror y suspenso. La trama sigue a una mujer llamada Melanie Daniels, quien viaja a la pequeña ciudad costera de Bodega Bay. Sin previo aviso, la ciudad comienza a recibir una serie de agresivos ataques de aves, que causan caos y pánico entre los residentes.

En un nivel más profundo, la película puede ser vista como una alegoría sobre el caos y el desorden en la vida humana. Los ataques de las aves no tienen una explicación lógica, lo que crea una atmósfera de incertidumbre y desestabilización. Esto refleja cómo la vida puede cambiar abruptamente y sin previo aviso, enfrentándonos a situaciones fuera de nuestro control. Hitchcock utiliza este tema para explorar el miedo a lo desconocido y cómo los humanos reaccionamos ante amenazas impredecibles.
En paralelo, la película destaca la vulnerabilidad de la humanidad frente a la naturaleza. En una época de creciente urbanización y tecnología, el filme nos recuerda que, a pesar de nuestros avances, seguimos siendo parte de un mundo natural que no siempre podemos controlar. Este mensaje es un llamado a respetar la naturaleza y a ser conscientes de nuestro impacto en el medio ambiente. “Los pájaros” no solo es una obra maestra del cine de terror y suspenso, sino también una reflexión profunda sobre la fragilidad y la incertidumbre de la vida humana.
A día de hoy, en el corazón de las tranquilas marismas del norte de Italia, una sombra ominosa se cierne sobre los humedales. El ibis sagrado africano, una vez confinado a las tierras lejanas de África e Irak, ha escapado de su cautiverio en los zoológicos locales, extendiendo sus alas sobre Emilia-Romaña con malevolencia silenciosa. Como un presagio oscuro, estas aves zancudas han comenzado a proliferar, desatando las alarmas entre los ornitólogos y guardianes de la fauna local.

Los ibises anidan en los árboles cercanos al agua de los humedales, donde se alimentan de los anfibios locales, destrozan nidos, y engullen los huevos y polluelos de charranes y garzas con una voracidad aterradora. No satisfechos, se alimentan también en vertederos, arrastrando consigo el riesgo de enfermedades hacia los pastos y granjas avícolas. El impacto de su invasión es ya evidente, mientras la biodiversidad local lucha por sobrevivir ante esta amenaza implacable.
Las voraces aves invasoras se han convertido en una presencia inquietante en la región. Su proliferación en Bolonia, Módena y Ferrara es un recordatorio sombrío de cómo una criatura exótica puede desatar el caos en un ecosistema, dejando tras de sí un rastro de destrucción. La invasión del ibis sagrado africano es una advertencia oscura, un recordatorio inquietante de que nuestras acciones pueden desencadenar la destrucción del entorno y romper el delicado equilibrio de los ecosistemas naturales.
Originaria de África, Irak y Yemen, una pareja de ibis sagrados fue traída a Francia desde Egipto en el siglo XVIII. Un siglo después, esta especie de ave fue avistada en libertad en Austria e Italia. En Francia, poblaciones de vuelo libre procedentes de zoológicos de Bretaña se establecieron en libertad a lo largo de la costa atlántica en las décadas de 1980 y 1990. En los últimos años, los programas de erradicación han reducido su número, pero no se han logrado erradicar la amenaza que a pesar de los esfuerzos de los conservacionistas crece de forma incesante.
En el filme «Los pájaros» de Alfred Hitchcock, el ataque súbito e inexplicable de las aves crea una atmósfera de pánico y desorden en una tranquila ciudad costera. Esta ficción cinematográfica nos sumerge en un mundo donde la naturaleza se vuelve hostil sin razón aparente, desafiando la seguridad humana y exponiendo la vulnerabilidad de la sociedad ante lo imprevisible.
La realidad de la invasión del ibis sagrado africano en el norte de Italia presenta una situación alarmantemente similar, pero sin los tintes fantásticos del cine. Estas aves exóticas, liberadas o escapadas de cautiverio, están proliferando y amenazando la fauna local. Al igual que en la película, la naturaleza altera el equilibrio existente, pero aquí es un reflejo de la intervención humana y las consecuencias del cambio climático.
El ibis sagrado africano se extiende como una sombra ominosa sobre el norte de Italia, anidando en árboles y humedales, devorando anfibios y las crías de otras especies. Su presencia es un recordatorio inquietante de cómo nuestras acciones pueden desencadenar consecuencias imprevistas y desestabilizadoras en el delicado entramado de la biodiversidad.
La realidad supera la ficción cuando la naturaleza responde a nuestras acciones con un despliegue de caos y adaptación, exigiéndonos una reflexión profunda sobre nuestra relación con el mundo natural.
El cine de horror, puede en ocasiones convertirse en realidad, en este sentido, las imágenes de la gran pantalla se transforman en señales de alerta. Nuestra historia continúa en…
https://volfredo.com/2025/02/05/alfred-hitchcock-y-el-horror-de-los-pajaros/
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Muy cierta reflexión la que nos aportas.
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Muchas gracias Fran, siempre eres bienvenido a Lo Real Maravilloso. Cordial abrazo.
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El placer es mio
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Estupenda reflexión, para una estupenda película. La vi hace años y me encantó. Un abrazo, amigo.
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Me gustó mucho la película en su momento, pero, como muy bien señalas, la realidad puede superar a la ficción. Una buena reflexión en tu entrada sobre el cambio climático. Un fuerte abrazo, amigo.
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Ya conoces y eres un pilar imprescindible de Lo Real Maravilloso, un blog que desde la cultura defiende los derechos humanos y la dignidad del hombre sin distinguir credos o razas. Un fuerte abrazo y feliz noche.
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Your comparison is scary. I remember being terrified watching that movie.
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Thank you. Volfredo, for reminding us of the possible developments when people interfere with the established natural world.
Similar cataclysms are possible not only when animals that are not specific to a given area are imported, but also, for example, endemic plants from other countries.
There are quite a lot of such plants in our area.
The most famous plant pest is Sosnowsky’s hogweed. It was imported in the 1950s by the authorities of the Slavic Union as a forage plant. It was adapted to any weather conditions and spread throughout Russia and the Soviet Union. And while the fields sown with hogweed were under control, its population was also under control. But as soon as agriculture fell into decline, hogweed filled all the lands around! And it continues to do so actively.
Even after this plant was banned from use in agriculture, it actively grew and very quickly became a real epidemic. The weed poses a serious threat to the further development of the ecosystem in which it finds itself. Ignoring the alarming rate of spread of hogweed is fraught with serious consequences. According to the candidate of biological sciences Alexey Filin, if this pest is not controlled, it will “fill all possible free territories.”
Taking over a plot of land, hogweed displaces other plants from there, blocking the light with its wide leaves and releasing substances into the soil that prevent the growth of other species. Following the plants, fungi and animals leave the territory.
Hogweed contains toxic substances – furanocoumarins. When they come into contact with the skin, they can cause painful burns with blisters filled with liquid. In the most severe cases, they pose a threat to life.
Now the relevant services are fighting this aggressor plant, but so far this fight cannot be called very successful.
Or, for example, box elder is among the ten most dangerous invasive plant species in Russia in terms of environmental and medical negative consequences. This tree was brought to Russia from North America over 200 years ago. At first, maple was actively used in gardening and park management for rapid landscaping, for creating shelterbelts, for strengthening erosion-prone lands, etc. Thus, this crop began to spread quickly, since it seemed very promising. Gradually, box elder maple penetrated into the native vegetation cover and began to displace local species.
This crop grows in large plantations in just a few years, forming multi-tiered thickets. This is a deciduous tree up to 25 m high, with an uneven, usually sparse, crown, a hybrid of maple and ash. Due to its high ecological plasticity, this plant is one of the most aggressive woody weeds in the forest zone of Eurasia. Thus, in those places where box elder maple grows, a new ecosystem is formed: poor and simplified. And this process, unfortunately, is irreversible. In addition, the pollen of the American maple is a strong allergen. And since this tree often grows in cities (in parks, in courtyards, along roads), it causes people a lot of trouble.
And this seemed, at first glance, a harmless plant!
I never cease to be amazed at the foresight of real masters who create masterpieces that foresee the future.
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Dear Olga, there are many negative examples of invasive species that were initially introduced by man and in a few years end up devouring the native natural ecosystems in all geographies.
In Cuba, the introduction of the “marabú” as an ornamental plant is the most costly and damaging mistake of the many that I can mention.
Today the “marabú”, resistant to drought, difficult to cut down and with large thorns, spreads everywhere devouring huge areas of land where it grows in a dense and impenetrable way.
At first it was said that man acquired his development thanks to his intelligence, today, this assertion is at risk and far from being absolute.
Warm hug and a nice Sunday.
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Yes, man is not perfect. Although he often thinks otherwise.
Health and well-being!
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