El análisis del texto íntegro, textualmente transcrito sin omisiones ni resumen, del discurso pronunciado por de Joan Manuel Serrat al recibir el Premio Princesa de las Artes 2024, es una joya de la oratoria humanística y sus valores, que bien merece nuestra atención y análisis.
Joan Manuel Serrat había advertido de que buscaría la brevedad y, como músico que tira a la poesía, ha condensado en su discurso de agradecimiento en los Premios Princesa de Asturias de las Letras 2024 una suerte de autorretrato machadiano y su visión, de “un señor mayor tirando a viejo”, sobre las injusticias del mundo, mientras en la platea le arropaban su mujer, hijas y amigos como Ana Belén o Víctor Manuel:
Majestades, Altezas Reales, dignísimas autoridades, distinguidos, premiados, señoras y señores:
Buenas tardes.
– Se me ha recomendado brevedad. Me parece muy prudente. Por mi experiencia, la brevedad, en general, siempre se agradece.
– En mis años universitarios, obligado a complementar la magra beca de estudios, antes de que fuesen remuneradas mis habilidades en el mundo de música, tuve que recurrir, como tantos de ustedes, a empleos eventuales. En uno de ellos, para casos de urgencia de los empleados, la empresa tenía habilitado un teléfono que funcionaba a base de fichas celosamente controladas por el encargado, un hombre de confianza de la casa, que racionaba el tiempo en plan estajanovista y distribuía celosamente los codiciados objetos.
– «Tiene para tres minutos joven, tal vez le parezca poco tiempo, pero cuando se tiene algo importante que comunicar, tres minutos son más que suficientes».
– Trataré.
– Como ven, soy un señor mayor tirando a viejo.
Vengo de una larga posguerra y de una familia humilde que me dio lo mejor que podrán hallar en mí. En el camino azaroso fui encontrando las razones para seguir adelante y con el impulso de los sueños llegué hasta aquí.
– Soy una persona que se siente querida y respetada, a la que le gusta su oficio. Cantar y escribir canciones.
– Soy un hombre partidario de la vida.
– Prefiero los caminos a las fronteras, la razón a la fuerza y el instinto a la urbanidad. Soy un animal social y racional que necesita del hombre más allá de la tribu.
– Creo en la tolerancia. Creo en el respeto al derecho ajeno y el diálogo como la única manera de resolver los asuntos justamente.
– Creo en la libertad, la justicia y la democracia. Valores que van de la mano o no lo son.
– Tal vez por eso no me gusta el mundo en que vivimos, hostil, contaminado e insolidario, donde los valores democráticos y morales han sido sustituidos por la avidez del mercado, donde todo tiene un precio.
– No me gusta ser testigo de atrocidades sin unánimes y contundentes respuestas. No me conformo al ver los sueños varados en la otra orilla del río.
– ¿Cuándo llegará el tiempo de vendimiar los sueños?, me pregunto de mala gana, al ver partir a los amigos sin cosechar.
– Quiero dejar el recuerdo de un buen hombre, justo y agradecido y espero no haber llegado hasta hoy para mostrar gratitud y afecto a quienes generosamente me han regalado su amistad, su compañía y su consejo, pero, por si acaso desde aquí, quiero dar las gracias a mis maestros que han sido muchos, a mis compañeros, a los amigos que han compartido el camino conmigo y que me han estimulado y ayudado a sabiendas o no a recorrerlo y sobre todo quiero agradecer a mi mujer haberme permitido compartir la vida con ella.
– Gracias a mis padres que me la dieron y a mis hijos y a mis nietos que son mi mayor orgullo.
– Gracias a los que han hecho suyas mis canciones y a todos los que desde los cuatro puntos cardinales se alegran conmigo al ver mi nombre unido a la rotunda lista de galardonados con este Premio.
Luego de ser largamente ovacionado, el cantante, retirado de los escenarios desde 2022, aprovechó el teatro para ofrecer un pequeño concierto y acompañado de un violín interpretó “Aquellas pequeñas cosas”, una de sus canciones emblemáticas del álbum Mediterráneo.

La canción “Aquellas pequeñas cosas”, escrita por Joan Manuel Serrat y lanzada en su icónico álbum Mediterráneo (1971), es considerada una de sus obras más emblemáticas. La pieza aborda la presencia inmaterial, pero persistente de los recuerdos, esas “pequeñas cosas” que, según el propio Serrat, nos asaltan como ladrones detrás de una puerta. Esta metáfora capta la esencia de la canción, evocando cómo el tiempo y la ausencia no logran eliminar la presencia de ciertas memorias, que residen en objetos y espacios que guardan momentos vividos.
Serrat ha expresado en diversas entrevistas que la inspiración para esta canción procede de su fascinación por los recuerdos, por los instantes aparentemente simples que adquieren un valor profundo con el paso del tiempo. Según explicó, estas “pequeñas cosas” no son únicamente objetos, sino símbolos de experiencias y emociones que persisten en la memoria colectiva y personal. Para Serrat, la canción encierra una cierta nostalgia que, sin embargo, no se manifiesta con tristeza, sino como una aceptación reflexiva de la permanencia de estos recuerdos en nuestras vidas, sea en un rincón de la casa o en un papel guardado.
A lo largo de su carrera, Serrat ha destacado la importancia de mantener un contacto cercano con la memoria y el pasado. En su obra, el uso de elementos simbólicos se entrelaza con una observación profunda de la cotidianidad, capturando escenas que, en su simplicidad, logran resonar de forma universal. Este aspecto se aprecia en Aquellas pequeñas cosas, donde la universalidad de la nostalgia y el valor de los recuerdos trascienden cualquier frontera cultural o temporal. La canción ha sido versionada en otros idiomas y por distintos artistas, quienes, atraídos por su mensaje, han intentado reinterpretarla y mantenerla vigente en la memoria colectiva.
La creación de esta canción fue parte de un proceso introspectivo que Serrat desarrolló en su carrera inicial, donde buscaba conectar con su propia historia y la del público que lo seguía. Aunque se ha convertido en una figura pública y en un referente cultural, Serrat mantiene una visión humilde sobre el éxito de canciones como esta, atribuyendo su impacto a la capacidad de tocar fibras emocionales comunes y a la sencillez de la narrativa, un aspecto que ha defendido en varias declaraciones públicas. Su interpretación en el Teatro Campoamor durante la celebración no será su interpretación más espectacular, pero por su carácter y el momento en el que lo ha hecho, sin duda pasará a la historia y pervivirá en la memoria de cuantos asistieron a la gala, incluidos el propio Serrat y su numerosa y querida familia.
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Muchas gracias. Bendiciones.
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Compartir las emociones con un hombre como él es un regalo. Hemos crecido juntos, hemos jugado y reído juntos, hemos llorado los desatinos y desastres de una generación entera, y estamos aún aquí agradeciendo a la Vida cada instante permitido…
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Añade a esto querida Maríia, que Serrat es universal, En toda Latinoamerica, desde el Río Bravo hasta la Patagonía, Serrat es muy querido, escuchado y admirado. Todo un referente de la mejor canción y poesía española, y su mejor envajador de buena voluntad. Un abrazo y feliz día.
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Premio más que merecido para quién nos ha hecho con sus canciones propias y versionando magistralmente a otros poetas, que muchos nos iniciaramos en el amor a la poesía.
Aunque el con su sencillez y humildad habitual, no lo reclame, el siguiente paso es el Nobel de Literatura, que no le vendría grande, ni mucho menos.
Gracias Volfredo por compartir esta maravillosa entrada.
Namasté
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Magnífico, Serrat.
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Un discurso magistral y como colofón, una joya de la música en español compuesta por él. Gracias, querido Volfredo, por compartir. Un fuerte abrazo.
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Wo sind seine Träume geblieben
Im Drama der Seele
Da wo jeder Mensch
Nur einen Nebenrolle zu spielen hat
Der Mensch nicht der Autor
Seiner Träume selbst ist
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