El día en que dieron muerte a la poesía española.

Antonio Machado fue un poeta, dramaturgo y narrador andaluz de la “generación del 98” en España. Además de acusar la influencia del modernismo, su obra destaca por tres aspectos: la formación que recibió, tanto de la Institución Libre de enseñanza como de su padre, preocupado por el folclor español; la influencia de la filosofía y la reflexión sobre España.

Machado puede ser considerado un poeta de amplia gama. En su fructífero y abundante poemario exploró diversos temas en su obra poética: Reflexiona sobre la fugacidad de la vida, la nostalgia y la transformación constante en poemas como “A un olmo seco”; además de indagar en la búsqueda de sí mismo y la conexión con la naturaleza y la historia, como se ve en “Caminante, no hay camino”.

A través de metáforas y símbolos, Machado aborda el amor, la pasión y la añoranza en versos como “Anoche cuando dormía”, sin abandonar la contemplación de paisajes, árboles y ríos, es un tema recurrente en su obra, como en “Campos de Castilla”.

Machado fue también un ejemplar escritor comprometido con su época y la España, que tanto amaba y se involucró de lleno en la crítica social y política, especialmente durante la Guerra Civil Española, como se refleja en “La Guerra”.


– El crimen fue en Granada

Este poema fue publicado por primera vez en la revista Ayuda, cuando trascurría el año de 1937. Luego fue publicado en el libro La guerra, que compendia los escritos producidos entre 1936 y 1939. Se trata de un texto que expone el fusilamiento de Federico García Lorca en 1936, en pleno contexto de la guerra civil.

Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898-Muerte por fusilamiento: camino de Víznar a Alfacar, Granada, 19 de agosto de 1936).

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
…Que fue en Granada el crimen sabed -¡pobre Granada-, en su Granada…

EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
-Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
«Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!»

III

Se le vio caminar…
Labrad amigos,
de piedra y sueño, en la Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!


El poema “El crimen fue en Granada” de Antonio Machado, dedicado a Federico García Lorca, ha dejado una huella profunda en la literatura y la memoria colectiva. El poema fue publicado en 1937, durante la guerra. En ese momento, España estaba sumida en un conflicto devastador, y la muerte de Federico García Lorca, un destacado poeta y dramaturgo, conmovió profundamente a la sociedad.

Machado describe el asesinato de García Lorca en tres partes: “El crimen”, “El poeta y la muerte” y una tercera parte sin título. En la primera parte, se relatan los momentos previos y el instante exacto de la muerte del poeta a manos de un pelotón de verdugos. La escena es fría y calculada, con todos cerrando los ojos y rezando para que Dios lo salve.

Imagen de la Guerra Civil Española, inocentes son conducidos al paredón de fusilamiento: 17 de julio de 1936-1 de abril de 1939 (2 años, 8 meses y 15 días de angustia y muerte).

El poema evoca la tristeza, la injusticia y la pérdida. Machado utiliza imágenes poéticas para expresar su dolor y su conexión con Granada, la ciudad donde ocurrió el crimen. La muerte de García Lorca se convierte en un símbolo de la violencia y la intolerancia de la época.

 “El crimen fue en Granada” se ha convertido en un testimonio poético de la tragedia de García Lorca y un recordatorio de los horrores de la guerra civil. A lo largo de los años, ha sido estudiado, analizado y recitado en homenajes y actos conmemorativos.


El día en que dieron muerte a la mejor poesía española.

Siempre me he preguntado, cuáles fueron los pensamientos de un alma frágil de sensible como la de Lorca, autor de versos exquisitos como Romancero gitano (1928) y Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935); y obras de teatro universales que recogen la esencia de la España tradicional, sus gentes y costumbres como Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936), entre otras muchas.

Hoy, después de múltiples lecturas, lo imagino así a manera de elegía y llanto por la muerte del poeta:

«En las horas previas al magnicidio, Federico García Lorca, el poeta de la luna y los lirios, se hallaba en un rincón oscuro de su alma, como un ruiseñor herido que aún canta en la penumbra. Sus ojos, dos luceros apagados, reflejaban la tristeza de un mundo quebrado, donde las estrellas se habían vuelto espinas y los ríos, lágrimas.

En su celda, las paredes eran testigos mudos de su agonía. El aire, denso y viciado, llevaba consigo el aroma a tierra mojada y a sangre derramada. García Lorca, con su corazón de cristal, sentía el peso de la injusticia como un yunque sobre su pecho. ¿Por qué? ¿Por qué la muerte acechaba en las sombras, como un lobo hambriento?

Sus pensamientos danzaban entre los versos que nunca escribiría, las canciones que nunca cantaría. Recordaba los campos de olivos, los patios de la Vega, los amores prohibidos y los sueños truncados. ¿Qué crimen había cometido para merecer este destino? ¿Acaso sus palabras eran balas, sus versos, puñales?

En su mente, las imágenes se entrelazaban como en un sueño febril. Veía a los álamos temblar bajo la luna, como almas en pena. Escuchaba el eco de los fusiles, el grito de los jilgueros que huían despavoridos. Y en su corazón, una pregunta sin respuesta: ¿qué sentido tenía la vida, si la libertad era un mito y la belleza, un espejismo?

Quizás, en ese instante, García Lorca se aferraba a la esperanza como un náufrago a la tabla de salvación. Tal vez sus labios murmuraban versos secretos, como oraciones a un Dios silencioso. ¿Quién sabe si en su último aliento, antes de que las balas rasgaran su piel, pensó en los almendros en flor, en los besos robados, en los amigos que ya no estarían?

Y así, con la dignidad de un ciprés en el crepúsculo, García Lorca enfrentó su destino. Su voz, apagada, pero eterna, resonaría en los corazones de los que amaban la poesía. Porque los poetas no mueren, solo se transforman en versos, en suspiros de la tierra, en la melodía de un río que sigue fluyendo hacia la eternidad.

Así, en la oscuridad de aquella celda, García Lorca se convirtió en leyenda. Su sangre se mezcló con la tierra de Granada, y sus palabras, como luciérnagas, iluminaron el abismo de la historia. Y mientras las estrellas lloraban, él se elevó como un cometa fugaz, dejando tras de sí un rastro de belleza y rebeldía». 


¿Quiénes fueron los autores del magnicidio y cuáles fueron las razones? Nuestra historia continuará, clamando por justicia más allá del tiempo, porque tristemente la historia se repite y a diario vemos como las más bellas y dignas letras del ideario universal son enviadas a la cárcel y silenciadas con la muerte. Indignamente, la historia se repite día a día, ejemplos sobran.

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13 respuestas a “El día en que dieron muerte a la poesía española.

  1. El referente emblemático de la poesía española y del romanticismo puro como lo fue Federico García Lorca. «No me gusta andar de noche. La noche se hizo para dormir.» y le quitaron todas sus noches restantes con su vil asesinato. Excelente artículo para recordar, con mucha tristeza, a uno de los grandes poetas del mundo entero.

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