“El Hombre del Dedo”: millonaria escultura de Alberto Giacometti

Al abordar el tema de la escultura contemporánea, decidí invertir el orden lógico y pasar de lo particular a lo general. Sin malas intenciones y con el único propósito de destacar la obra escultórica de los artistas locales, decidí darle prioridad al escultor cubano Rafael Miranda San Juan, quien actualmente reside en México (ver enlaces al final de la entrada).

Dejando a un lado nacionalismos y orgullos patrios, es momento de ampliar nuestra perspectiva y preguntarnos: ¿Quién es el escultor contemporáneo más famoso, reconocido y cotizado del mundo?

Podemos encontrar la respuesta en las dos principales casas de subastas de Nueva York, que primero promocionan y dan visibilidad a las obras de arte en el circuito de los museos más grandes del mundo, y luego lanzan al mercado de valores las obras promovidas a través de subastas. Me refiero a Christie’s y Sotheby’s, de cuyos sitios web he obtenido la información que sigue:

“El hombre del dedo” (L’homme au doigt), también conocido como ‘Hombre que señala’, es una escultura de bronce de dimensiones modestas, 180 cm (70 pulgadas), de Alberto Giacometti. Esta obra se convirtió en la escultura más cara de la historia del arte en 2015, cuando se vendió por 141,3 millones de dólares. Esta valiosa escultura había alcanzado previamente el precio más alto recibido por una escultura cuando fue subastada por Sotheby’s en 104,3 millones de dólares en 2010.

«El hombre del dedo» (L’homme au doigt); también llamado “Hombre que señala”, escultura de bronce de dimensiones modestas, 180 cm (70 pulgadas) de Alberto Giacometti.

En 1947, Giacometti creó seis moldes de esta obra, además de una prueba de artista. Hoy en día, estas piezas se encuentran resguardadas en las colecciones del Museo de Arte Moderno de Nueva York, la Tate Gallery de Londres y el Centro de Arte de Des Moines en Iowa.

La escultura de bronce representa una figura esbelta, de la altura de un hombre común, que señala con el dedo índice extendido. Christie’s la calificó como una “obra maestra rara, la escultura más icónica y evocadora de Giacometti”.


Alberto Giacometti se destacó como uno de los escultores más influyentes del siglo XX. Su obra se vio profundamente influenciada por estilos artísticos como el cubismo y el surrealismo; las reflexiones filosóficas sobre la condición humana, así como los debates existenciales y fenomenológicos, que jugaron un papel crucial en su trabajo.

Alrededor de 1935, Giacometti abandonó sus influencias surrealistas para dedicarse a un análisis más profundo de las composiciones figurativas. Contribuyó con textos para publicaciones periódicas y catálogos de exposiciones, y registró sus pensamientos y recuerdos en cuadernos y diarios.

Su naturaleza crítica le llevó a cuestionar su propio trabajo y a percibir cierta incapacidad para hacer justicia a su propia visión artística. Sin embargo, estas inseguridades no le impidieron seguir adelante, sino que se convirtieron en una poderosa fuerza motivadora en su trayectoria artística.

«El hombre del dedo» de Alberto Giacometti, 1947.
Alberto Giacometti en la 31ª Bienal de Venecia, 1962.

Entre 1938 y 1944, las esculturas de Giacometti alcanzaban una altura máxima de siete centímetros (2,75 pulgadas). Este pequeño tamaño reflejaba la distancia real entre la posición del artista y su modelo. En este contexto, Giacometti afirmó de forma autocrítica: “Al intentar crear de memoria lo que había visto, para mi terror, las esculturas se hicieron cada vez más pequeñas”.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial, Giacometti creó sus esculturas más famosas: figurillas extremadamente altas y esbeltas. Estas esculturas estaban sujetas a su experiencia visual individual, entre un espacio imaginario pero real, y un espacio tangible pero inaccesible.

Aunque la escultura constituye sólo una pequeña parte de toda la obra de Giacometti, después de 1957, sus pinturas figurativas estaban tan presentes como sus esculturas. Las pinturas casi monocromas de su obra tardía no hacen referencia a ningún otro estilo artístico de la modernidad.

Giacometti fue un actor clave en el movimiento artístico surrealista, pero su obra se resiste a una categorización fácil. Algunos lo describen como formalista, otros argumentan que es expresionista o que tiene que ver con lo que Deleuze llama “bloques de sensación” (como en el análisis de Deleuze de Francis Bacon). Incluso después de su excomunión del grupo surrealista, aunque la intención de su escultura era generalmente la imitación, los productos finales eran una expresión de su respuesta emocional al tema. Intentó crear representaciones de sus modelos, de la forma en que los veía y de la forma en que pensaba que debían ser vistos, destacando que no intentaba esculpir la figura humana, sino “la sombra que se proyecta”.

La Fundación Alberto et Annette Giacometti, que ha recibido un legado de la viuda de Alberto Giacometti, Annette, posee una colección de alrededor de 5.000 obras, que se exhiben con frecuencia en todo el mundo a través de exposiciones y préstamos a largo plazo. Como institución de interés público, la Fundación fue creada en 2003 con el objetivo de promover, difundir, preservar y proteger la obra de Alberto Giacometti.

La “Alberto-Giacometti-Stiftung”, fundada en Zúrich en 1965, posee una colección más pequeña de obras adquiridas por el magnate industrial de Pittsburgh G. David Thompson.

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14 respuestas a ““El Hombre del Dedo”: millonaria escultura de Alberto Giacometti

      1. Trataré de ser puntual, aunque con estos apagones resulta difícil mantener la palabra empeñada. Ahora es que puedo responder tu mensaje, son las 1.40 am y en breve se irá nuevamente la luz. Un abrazo y feliz inicio de semana.

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  1. Yo le llamaría a esa escultura «Te lo dije» la frase más usada del mundo . Yo la digo continuamente a mis hijos, igual señalando con el dedo.jajajaja..Muchas gracias, me gustó , voy a buscar más información sobre el artista. Un abrazo.

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    1. Pues vale tu propuesta querida amiga, llamaremos de hoy en adelante a esta escultura «Te lo dije», aunque te comento, aquí en Cuba, también le decimos a nuestros críos «te lo dije», con voz enérgica y el índice extendido en señal de fuerza, y al final, ellos terminan haciendo los que les place. Feliz inicio de semana y muchas gracias por tus siempre bienvenidos comentarios.

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