Daymé Arocena: ¡No te metas con nuestra negrita que te quemas!

La conocí hace ya más de seis años, el tiempo pasa a prisa, ella era una cantante afrodescendiente muy joven, de baja estatura y obesa, que de forma nerviosa trataba de hablar con el micrófono sin poder ocultar un ligero tartamudeo innato. Vestía de blanco y recogía su pelo con un turbante de igual color, que cubría toda su cabeza y ocultaba su pelo. Como atributos de feminidad, largos collares de vivos colores adornaban su cuello y brazaletes vibrantes de gruesos aros saltaban nerviosos sus muñecas.

Cantó y bailó descalza y luego supe que así lo hizo para que las vibraciones de la percusión jazzística que le acompañaban penetraran al interior de su cuerpo a través de los pies. Ella era Daymé Arocena, (nacida en enero de 1992) una cantante de jazz afrocubana de La Habana, que ha sido descrita como la «mejor cantante joven de Cuba».

Daymé Arocena es una cantante y compositora cubana nacida en La Habana en 1992. Es conocida por su voz potente y su estilo único que combina influencias de la música afrocubana, el jazz y el soul.

Sin grandes expectativas personales, hicimos silencio en la mesa del pequeño y concurrido cabaret para escucharla con atención cortés, mientras apuraba un whisky en las rocas con la misión de activar mis más íntimas percepciones. Daymé actuó con pasión, llenando el espectáculo de la media noche del Gato Tuerto, mientras el público aplaudía con entusiasmo. Yo no pude hacerlo, estaba atónito, estaba convencido de que había conocido a una de las hijas protegidas de la Virgen Negra de Regla, resguardada también con celo por Yemayá, la orisha africana ancestral que llevaba dentro.

Desde entonces la he seguido de forma activa, con gran frustración durante la pandemia, cuando de forma súbita desapareció de los medios. Sentí miedo, pensé que pudo haber muerto, pero no sucedió así, una entrevista publicada desde Canadá, donde en la actualidad reside, me hizo entender de inmediato el porqué de la prolongada pausa informativa nacional.


La carrera artística de Daymé Arocena ha sido más que exitosa. Posee tres discos en su haber: Nueva Era (2015), Cubafonía (2017) y Sonorocardiograma (2019); ha recorrido más de 20 países con sus canciones, y ganó el premio Juno 2015 al mejor álbum de jazz como miembro del proyecto Maqueque, dirigido por la saxofonista canadiense Jane Bunnett. Su primer disco estuvo entre los 50 mejores de 2015, según la National Public Radio de Estados Unidos. Los críticos la consideran como una de las mejores cantantes de Cuba.

Al describir la voz de Arocena, el presentador de NPR, Félix Contreras, la llamó «un cruce entre Celia Cruz y Aretha Franklin», señalando que el nombre de Arocena «merecía estar junto a esas dos voces legendarias».

Daymé Arocena en concierto.

En 2016, Arocena ya había tocado en el festival South by Southwest de Austin, Texas, y en Sub Rosa, un club de corta vida en el Meatpacking District de Nueva York. A medida que aumentaba su notoriedad, se presentó con titanes del jazz cubano como Paquito D’Rivera y la Orquesta Afrolatina de Arturo O’Farrill.

En 2019, decidió abandonar Cuba para siempre y se trasladó a Toronto, donde su esposo pudo conseguir una visa. «Fue un momento muy duro para mí», comentó. «Se me mezcló la emigración con la pandemia, con el frío, fue un proceso demasiado traumático», dice. «No tenía ganas de escuchar jazz, o sea, no quería escuchar música que fuera muy compleja ni que me hiciera pensar mucho. Yo quería escuchar cosas que me relajaran».

Arocena se refugió en la música que escuchaba cuando era pequeña, como el vocalista pop brasileño Djavan y la diva del neosoul Sade. «Mi padre se subía al techo de su edificio con unos alambres y una caseta que era vieja a coger la señal para poder coger música de Estados Unidos», recordó. «Vivía enamorado de Sade. Yo siempre digo que en el espermatozoide que es Daymé, tenía Sade ahí».

Cuando una amiga le compartió Black is King de Beyoncé, un álbum visual basado en su disco The Gift, inspirado a su vez en El rey león, Arocena quedó fascinada.

«De pronto yo veo a una estrella pop cantándole a los mismos orishas que yo», dijo, refiriéndose a las deidades yorubas, «pero desde una lectura pop, ¡y eso me explotó la cabeza!». Sus ojos se abrieron de par en par al contar la historia. Arocena siempre había admirado a los cantantes afroamericanos, en parte porque la manera en que muchos de ellos utilizan las influencias del góspel resonaba con su tradición religiosa yoruba y también porque tenían un nivel de compostura que ella buscaba con ansia.

Dijo que le inspiraba la audacia de las artistas afroamericanas: «tú la ves porque es como: ¡entérate de que estoy aquí!», afirmó. Por el contrario, «la mujer negra, la latinoamericana, permanece invisible y sumida en sí», y añadió que aprendió a no hacer olas y a matizar su personalidad extrovertida. Arocena tiene una presencia enorme y provocadora, pero a la vez se las arregla para ser acogedora y mostrarse sin pretensiones.

Decidió que su próximo proyecto tenía que producirlo alguien que entendiera su música y el folclor afrocaribeño y que tuviera una visión extravagantemente latinoamericana de la música pop. «¿Quién es ese monstruo de Frankenstein?», dijo riendo: Eduardo Cabra, alias Visitante, director musical del grupo puertorriqueño de hip hop alternativo Calle 13».

Su más reciente producción “ALKEMI” es el último álbum de estudio de la destacada cantante y compositora afrocubana. Este proyecto, que se erige como el cuarto en su impresionante discografía, ha sido meticulosamente producido por Eduardo Cabra, talentoso productor conocido por su habilidad única para fusionar sonidos contemporáneos con tradiciones musicales profundas.

La concepción de «ALKEMI» se gestó en la vibrante ciudad de San Juan, Puerto Rico, lugar donde Daymé encontró una fuente de inspiración inagotable que influyó significativamente en la creación de este álbum. El álbum representa un nuevo capítulo en la fructífera carrera de Daymé Arocena y un avance audaz en la fusión de géneros musicales, al crear una sinfonía única que promete capturar la atención y el corazón de oyentes alrededor del mundo. La palabra «ALKEMI», de origen yoruba, simboliza la alquimia y encapsula la visión de transformación y renovación que Daymé busca transmitir a través de su música.

Me enorgullece presentar «ALKEMI», una obra que trasciende las expectativas y explora nuevos territorios sonoros, consolidando a Daymé Arocena como una fuerza innovadora dentro del pop latino y la música mundial.


El escozor dérmico de las picadas de insectos

El pasado 25 de enero de 2024, el escritor y crítico Hamlet Fernández Cárdenas publicó un comentario en su muro personal de Facebook acerca del dibujo que Nelson Domínguez había hecho de la cantante cubana para una exposición en el lobby de la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. Este hecho desató una polémica en redes sociales donde muchos críticos e investigadores aseguraron que la animalización llevada a cabo por el artista plástico resultaba grosera y desencaminada.

Muchos, entre ellos Lo Real Maravilloso, comentaron que la obra expuesta no representaba en forma alguna a la carrera de una artista como Daymé Arocena. Ese mismo día la cantante publicó que «el viaje como mujer latina, negra y gorda ha sido indescriptiblemente difícil: transitar por donde yo he transitado puede ser destructivamente doloroso…». Un poco más abajo, Daymé concluía: «A mí me ha tocado construir y ser mi propio referente…».

Pienso que la reacción Hamlet Fernández Díaz; “lo dice todo, y a la vez desdice”, de un país, que tiene entre sus valores la idiosincrasia étnica y la comunión histórica entre las razas que fusionadas a lo largo de la historia hoy constituyen nuestra identidad nacional; esta es la razón por la cual transcribo textualmente el suceso:

«Anoche, antes de entrar al maravilloso show del Jazz Plaza en la Sala Avellaneda, pasé la vista por la exposición del lobby y me encontré con una pieza que me dejó bien molesto».

«Si un artista se va a inspirar en la obra de otro artista, en este caso para hacer un retrato, lo menos que puede hacer es estudiar el carácter, el carisma, el espíritu, la singularidad, etc, entender la obra del artista que se pretende homenajear, y representarle con respeto, creatividad, mediante una idea poética o una metáfora bien pensada».

«En este caso no, en este caso lo que vemos es una animalización grosera y grotesca de una gran artista, una mujer con una gran voz y un gran carisma en el escenario. Una mujer que rompió con todos los estereotipos del mundo de la música y el espectáculo y se ha impuesto a base de talento y coraje, siendo hoy una de las grandes estrellas del jazz en Cuba».

«Entonces, pregunto: ¿merece ser reducida a una gallina o vaya usted a saber que otra ave fruto del delirio?».

«Puedo decir que los retratos de jazzistas pintados por Nelson Domínguez y exhibidos ahora mismo en el lobby de la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, en su mayoría son mediocres, sin gota de imaginación, a todas luces una choricera de retratos hechos por encargo».

«Muchas veces ante el arte mediocre paso de largo, no me gusta machucar a nadie porque todo el mundo hace lo que puede. Y hay tanto arte bueno en este mundo para perder el tiempo con lo intrascendente… ».

«Pero este retrato de Daymé Arocena es una verdadera falta de respeto que no puedo pasar por alto. Mi responsabilidad como crítico de arte no me lo permite».

«Ahora, no creo en lo absoluto que haya existido mala intención por parte del artista. Eso simplemente fue lo que se le ocurrió en medio de tanto retrato que tenía que hacer. El problema es que ni el artista, ni la curaduría, ni los organizadores de un evento de tal magnitud como el Jazz Plaza, se percataron, se dieron cuenta de las implicaciones éticas, del mal gusto de una obra así. Por tanto, todos son responsables, y lo menos que pueden hacer es retirar la obra y disculparse con Daymé».

«Al artista hay que darle siempre un respaldo sincero, aunque se trate de un Premio Nacional».

Daymé Arocena es un firme creyente en la santería, religión afrocaribeña basada en los principios yoruba. Para marcar su fe, actúa con frecuencia con turbante y vestida de blanco. ¡Por favor, no te metas con mi negrita porque te quemas! No son tiempos para aplausos. Cedo la palabra a la Historia que queda por venir y contar.

Daymé Arocena_La rumba me llamo yo_Cubafonía (Official Video).

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22 respuestas a “Daymé Arocena: ¡No te metas con nuestra negrita que te quemas!

  1. Volfre gracias por ser tan original y apegado a la ética, soy fan conversa de tu blog por muchas cosas; pero por lo respetuoso más que nada.

    De acuerdo con Hamlet Fernández Díaz y lo Real Maravilloso, la falta de respeto no puede ser tolerada ni aplaudida venga de quien venga, máxime cuando el hacedor es un referente de la cultura nacional que se supone comprometido con su obra y lo que entrega a consideración del público, las cosas se complican más cuando se refiere a una artista como Dayme Arocena, con un chorro de voz y una proyección escénica de excelencia.

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    1. Me conoces bien y sabes que no comulgo con la falta de ética, venga de quién venga, una pintura ofensiva de mal gusto mucho demerita a un premio Nacional de Cultura y tira por debajo el prestigio del galardón que otros con orgullo exhiben.

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  2. Una vez más, salen a relucir, sus calidades humanas. «Temí que en la época de la pandemia, hubiera fallecido», «defensa del artista, cuya obra original, sirvió de inspiración a otros artistas», «además la buena fé, de que esto no fue hecho a posta»…
    Agradezco, que existan personas, como usted por el mundo 🌎🌍

    Defensor humano, de los valores de las personas.

    Olé!!!👏👏👏

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