Frans Hals, genio y figura.

Frans Hals (Amberes, 1582-Haarlem, 26 de agosto de 1666) fue un pintor neerlandés perteneciente a la escuela barroca holandesa. Es uno de los grandes maestros en el arte del retrato. Despierta gran admiración por la brillantez en la representación de la luz y la libertad en el manejo de los pinceles, con una pincelada rápida y suelta que precedió al impresionismo.

La escasez de documentos y la ausencia total de escritos personales de Frans Hals hacen que su personalidad y su vida permanezcan en muchas ocasiones indescifrable, para los estudiosos del arte. Hay varias fechas hipotéticas sobre su nacimiento, que pudo ser hacia 1582-1583, fecha que sus biógrafos calculan al interpretar su obra. Sólo se conoce con seguridad, que nació en la ciudad flamenca de Amberes.

La caída de Amberes en manos de las tropas españolas en la Guerra de los Ochenta Años, supuso la fragmentación de Flandes. Esta es la razón por la cual, su familia se instaló en Haarlem, en la zona norte, región donde habían nacido sus antepasados. En dicha ciudad vivió Hals toda su vida. La biografía del pintor corre en paralelo con la independencia de los Países Bajos de la monarquía española.

Los estudios más recientes han desterrado la idea que sobre el pintor se tenía desde antiguo; sobre una vida libertina y un incorregible vicio por el alcohol. Hipótesis falsas basadas en anécdotas sin evidencias, referidas por sus primeros biógrafos. Hals y su hermano pertenecían a la asociación literaria De Wijngaertranken (“Los bebedores de vino”) y a la milicia cívica de San Jorge, y era también miembro de la cámara de rectores y presidente desde 1644 del gremio de pintores de Haarlem. La rectitud y puritanismo de estas sociedades no encaja con la hipótesis de malas costumbres y vicios desmedidos en la vida de Hals. No obstante, es cierto y debe reconocerse, que Hals pintó reiteradamente y a lo largo de su vida, retratos cuyos personajes están bajo los efectos del alcohol y escenas de género relacionadas con festejos donde se ingiere vino a plenitud, mostraba especial psicología para entender a los personajes a los que daba vida.

“El alegre bebedor”, 1627-1628, Rijksmuseum. Ámsterdam, Países Bajos.

La tradición retratista holandesa alcanza su cumbre con Frans Hals, el cual consiguió sacarla del mutismo y retratar figuras en movimiento. Su gran aportación llegó en 1616, con el retrato colectivo, “Banquete de oficiales de la milicia cívica de San Jorge”. Esta obra ganó el mérito necesario para afianzar a Hals como pintor, quién a partir de este momento pasa a ser reconocido en todos los Países Bajos por la calidad y excepcionalidad de su arte.

Frans Hals. “Banquete de oficiales de la milicia cívica de San Jorge”, 1616.

Aunque la obra de Hals fue muy demandada durante su vida, tuvo graves dificultades financieras, se desconoce si, por una vida derrochadora que se le ha atribuido o por tener que mantener una gran familia tras un segundo matrimonio con una mujer humilde. Además de pintar, trabajó como marchante, restaurador de arte y maestro de pintura.

A partir de 1640, un nuevo giro en la moda del retrato se observa en los países nórdicos. Empiezan a preferirse retratos con mayor aire de distinción y de nobleza, como los de Antonio Moro y Anthony van Dyck, donde se representan caros ropajes de vivo colorido y pinceladas muy detalladas. Hals se mantuvo pintando de manera muy abocetada empleando colores restringidos, este hecho repercutió sensiblemente en los pedidos del retratista neerlandés y afectó seriamente su estatus económico. A pesar de esto, en los ambientes artísticos oficiales, se sucedían los reconocimientos, como en 1644, año en que fue elegido presidente del gremio de San Lucas de Haarlem.

Ante la falta de trabajo y la alta competitividad de sus coetáneos, se calcula que durante el Siglo de Oro Holandés se comercializaron más de 1, 200 000 retratos, Hals intenta abrir nuevos caminos y funda un taller hacia 1650. Pero la empresa no debió ser afortunada porque en 1652 su economía toca fondo. Sus acreedores lo demandaron en varias ocasiones, y en ese año pagó su deuda con un banquero vendiendo sus pertenencias. Esta situación le hizo dimitir del cargo directivo del gremio y en 1661, se le exime, debido a su avanzada edad, del pago de la cuota correspondiente. El municipio de Haarlem le concedió una anualidad de 200 florines en 1664.

Frans Hals murió en Haarlem en 1666 y fue enterrado en la Catedral de San Bavón de la localidad.

Técnica y aportes pictóricos

Se ha creído con ligereza que Hals no poseía una técnica depurada y que pintaba apenas sin correcciones o dibujos preparatorios. Pero estudios científicos con radiografías han demostrado que esto no es así. Es cierto que los trabajos menos conocidos fueron ejecutados a priori y sin bocetos, pero la mayoría de sus obras fueron creadas a partir de varias capas, como era costumbre en esa época. A veces el esbozo era hecho con tiza o pintaba sobre una capa base gris o rosa, para luego completar el cuadro por fases.

Cierto es que el maestro usaba los esbozos de forma muy tenue. Esto demuestra que Hals utilizaba su virtuosismo desde el inicio del cuadro. La ausencia de líneas delimitadoras o de dibujo preparatorio fue cada vez más evidente en sus obras de madurez.

Frans Hals manifestó durante su vida audacia y gran coraje que trasladó a sus lienzos. Tenía la capacidad de plasmar la psicología del personaje. A diferencia de otros retratistas contemporáneos, no diferenciaba en su pintura si era por encargo o no. Utilizaba la misma diligencia y precisión en cualquiera de sus obras. «Una inusual manera de pintar que superaba a la de casi cualquiera» escribió su primer biógrafo, Theodorus Schrevelius, al referirse a su técnica pictórica en el siglo XVII.

A comienzos del siglo XVII, sorprendía ya la vitalidad de sus retratos. Schrevelius apuntaba que su obra reflejaba «tal potencia y vida» que el pintor «parecía alcanzar el natural con sus pinceles». Siglos después, Vincent van Gogh escribía a su hermano Theo: «Qué alegría es ver a Frans Hals, qué diferente son sus pinturas, donde todo está cuidadosamente alisado del mismo modo».

Principales pinturas por género y temática

Por su número, dentro del conjunto de sus obras, destacan los retratos, en los que demuestra una sorprendente habilidad para captar los gestos y detalles: sus retratos individuales son imágenes eminentemente burguesas dedicadas a la decoración de las casas, generalmente a través de encargos dobles. Retratos masculinos y femeninos que presidirían las estancias de las familias burguesas de los hogares ricos de Haarlem.

“Caballero sonriente”, 1624. Colección Wallace, Londres.
“Pieter van den Broecke”, 1633. Kenwood House. Londrés.

En los retratos colectivos, ejecutados por encargo de sociedades o agrupaciones burguesas, Hals concede a todas las figuras un mismo trato preeminente, evitando personajes secundarios o subordinados.

Hals también pintó retratos de tipo popular, mostrando con naturalidad y en actitud cotidiana, a los desposeídos de su ciudad natal. “La cíngara” o “La gitanilla” (1628-1630; Museo del Louvre de París), es el más conocido de sus retratos de personajes pueblerinos.

“El tocador de laúd”, 1623 o 1624. Museo del Louvre, París.
“La cíngara” o “La gitanilla”, 1628-1630. Museo del Louvre, París.

Entre las temáticas preferidas de Hals figuran los retratos de boda, reuniones de las milicias cívicas, y en los años finales de su larga vida, siendo ya un octogenario, capta en sus lienzos, la impronta de la decadencia, vejez y muerte, reflejando su propia decadencia o incluso el desengaño del autor con la sociedad que permitió su penuria económica.

Obras de Frans Hals con enlace a sitio de procedencia

Banquete de los arcabuceros de San Jorge de Haarlem

Retrato de boda de Isaac Massa y Beatrix van der Laen

Las rectoras

La gitanilla

La milicia cívica de San Jorge

Retrato de hombre con guante

Caballero sonriente

Malle Babbe

Joven sosteniendo una calavera

Yonker Ramp y su enamorada

Juerguistas en el martes de Carnaval

Compañía del capitán Reynier Reael

Las regentes del asilo de ancianos de Haarlem

El tocador de laúd

El alegre bebedor

Retrato de Willem van Heythuysen

El tocador de zambomba

Queda ahora, el análisis detallado de sus principales obras y un viaje mágico al Museo Frans Hals en Haarlem, Países Bajos, el cual se proclama sin falsa modestia como «el Museo del Siglo de Oro», por sus colecciones representativas del Barroco en los Países Bajos.

Continuará…


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