Johann Strauss II, fue un compositor austriaco conocido especialmente por sus valses, como “El Danubio azul”. Hijo del compositor Johann Strauss I y hermano de los compositores Josef Strauss y Eduard Strauss, Johann II es el más famoso de la familia Strauss. Fue conocido en su vida como «el rey del vals» y a él se debe en gran medida la popularidad del vals en la Viena del siglo XIX. Revolucionó el vals, elevándolo de una danza campesina a una de entretenimiento apto para la Corte Imperial de los Habsburgo.
El bello Danubio Azul (fragmento):
Lejos de la Selva Negra
te apresuras hacia el mar
dando bendición a todo.
Fluyes hacia el este
acogiendo a muchos hermanos
¡Imagen de unidad de todos los tiempos!
Antiguos castillos te ven desde lo alto,
y saludan desde lejos
y las montañas escarpadas
que resplandecen en la mañana,
se reflejan en la danza de tus olas.
Invitado por el Príncipe de Gales, Strauss dirigió “El Danubio azul” en Inglaterra, donde fue ejecutado en seis conciertos en el Covent Garden.
Unas semanas después salía para todos los rincones del mundo un millón de ejemplares de la partitura impresa. Las planchas de cobre que se utilizaban en aquel tiempo para la impresión musical, sólo podían utilizarse para 10.000 ejemplares, número excesivo incluso para las melodías más populares. Sin embargo, fue necesario grabar cien planchas para la edición de “El bello Danubio azul”.
Representación de la Danza Danubio Azul, Interpretación por Carlos Velasco.
En el año 1867, el Río Danubio era tan bello y azul, que sirvió de inspiración a Johann Strauss. Hoy la realidad es diferente y los colores que nos exhibe el segundo río más largo de Europa nos evoca una imagen muy distinta, en un marco de melancolía y nostalgia de 155 años de antigüedad.

El Danubio, conocido otrora como el “río azul”, ha aumentado sus niveles de contaminación de forma vertiginosa a partir de 1999 y ha pasado a ser el segundo río más contaminado del Planeta. El río más largo de la Unión Europea; nace en la Selva Negra de Alemania, macizo montañoso con una gran densidad forestal ubicado al suroeste de Alemania, en el estado federado de Baden-Wurtemberg, y fluye hacia el sureste a lo largo de 2888 km hasta el mar Negro en Rumania.
El Danubio cruza Europa de oeste a este y su curso incluye partes de Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Rumania, Bulgaria, Moldavia y Ucrania y su cuenca se extiende además por la República Checa, Suiza, Italia, Eslovenia, Bosnia y Herzegovina y Montenegro, hasta sumar 17 capitales cultas del Primer Mundo, que impávidas contemplan como una de las cuencas hidrográficas más bellas del planeta se destruye con la complicidad de todos. Porque todos sin excepción son cómplices de este crimen de “lesa naturaleza”.
La industrialización intensiva, así como las actividades agrícolas y la ganadería a lo largo del cauce de este icónico río, ha traído como consecuencia el aumento en los contaminantes de sus aguas. A lo largo del último siglo y medio, el Danubio ha recibido aguas residuales sin tratar, sobre todo a su paso por grandes ciudades como Viena, Bratislava, Belgrado y Budapest.
Entre los residuos industriales que, principalmente, durante el siglo XX, se han ido vertiendo a las aguas del gran río, destacan los metales pesados como el cadmio, el plomo, o el hierro. Estos contaminantes entran a las cadenas tróficas de los ecosistemas, y se acumulan en los tejidos de los animales que viven en sus aguas. Y tanto es así, que los análisis realizados sobre estos animales muestran niveles de metales pesados que exceden la concentración máxima que la Unión Europea considera como “aceptable” para el consumo humano.
Pero no solo los residuos industriales son los responsables. En muchos de los lugares que el gran río Danubio atraviesa, no existe sistemas de procesamiento de aguas residuales de origen doméstico. Esto trae por resultado, que las aguas negras de muchas de las ciudades que atraviesa, y sus residuos drenen a l Danubio y sus afluentes, dando lugar a la acumulación de gran cantidad de materia orgánica en descomposición y nutrientes inorgánicos (como fosfatos y nitratos), alterando de forma muy perjudicial los ecosistemas acuáticos. Esta triste realidad da lugar al fenómeno conocido como “eutrofización”, en lenguaje popular “la sopa verde”.
Los abundantes nutrientes acumulados en los ríos, favorecen la proliferación de algas que enturbian el agua e impide que la luz solar llegue a las zonas profundas, donde las plantas del lecho, dejan de fotosintetizar, mueren y se descomponen. Bajo el efecto de todos estos factores combinados, se agota el oxígeno disuelto en el agua, y el ecosistema en su conjunto se vuelve inhóspito para los animales que antaño vivían en el río. En algunas épocas del año, la eutrofización es un grave problema para el Danubio, y así lo evidencia el color verde que toma el agua, especialmente en el tramo más bajo del río, donde las corrientes son mucho más lentas.

Otro terrible efecto de la devastación ambiental es la acumulación de residuales plásticos. Se estima que el gran río vierte en el Mar Negro más de cuatro toneladas de plásticos al día. De nuevo son las industrias las que más están aportando a este nuevo problema; casi el 80 % de los plásticos que discurren con la corriente tienen origen industrial.
“Danubio cristalino, tan bello y azul, a través del valle y el campo te desplaza hacia el mar”, cantaban los coros en el vals de Strauss. Cómo iba a saber él que, siglo y medio después de producir su mayor obra, ese bello azul estaría desleído por los metales pesados, verdoso por la eutrofización y contaminados los plásticos no degradables.
La política y los políticos, se caracterizan por su doble racero y he aquí la mayor prueba de ello:
El vicepresidente de la Comisión Europea para el Pacto Verde, Frans Timmermans, ha anunciado este sábado desde Egipto que el bloque de países miembros que forman la delegación de la UE en la Conferencia del Clima está «preparado para abandonar» si no se mantiene el compromiso de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados.

La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha advertido que Europa no apoyará ningún acuerdo que no involucre directamente a «todos» los países que más contaminan. Ribera ha fijado como imprescindibles dos requisitos para que la Unión apoye la resolución de la COP 27. Por un lado, mantener el compromiso de que el incremento global de la temperatura se mantenga por debajo de los 1,5 grados, y, por otro, que la financiación y las medidas para mitigar los efectos del cambio climático se extiendan a todos los países.
En la Unión Europea tienen su sede el mayor número de organizaciones de Naciones Unidas (ONU) y la Unesco del planeta, dedicadas a la protección del medio ambiente.
¡Por favor, deténganse a mirar los zapatos, antes de alzar la voz!
#LoRealMaravilloso
#CambioClimático
#CalentamientoGlobal
#PeriodismoCrítico
Un muy interesante artículo! Yo soy escéptico con los políticos. Se celebran cimeras y no sirven de nada o muy poco. Solo les vale la economía. Son conscientes de la herencia que dejaran a sus hijos.
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Si los que cobran salarios fabulosos por defender el medio ambiente, no ponen orden en su patio, poco o nada se puede esperar del resto. Feliz tarde.
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Así es! Feliz Tarde compañero.
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