En diciembre de 2015, tras el anuncio del hallazgo de los pecios arqueológicos del galeón San José en aguas del Caribe colombiano, surgieron disputas entre Colombia y España porque este último aduce que, por tratarse de “un barco de la armada española”, y le amparan las normas de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para reclamar su titularidad.

La posición del gobierno español es firme “se trata de un barco de Estado», y no de una titularidad privada, lo cual hace que esté protegido por la inmunidad soberana.
“La inmunidad soberana sobre el buque implica que ningún Estado pueda tomar una decisión unilateral sobre el buque sin la conformidad del Estado de bandera”. En este sentido, el derecho internacional señala que los barcos de guerra tienen inmunidad soberana, es decir, gozan de extraterritorialidad, como si fuesen parte del territorio español, cualquiera sea el lugar donde se encuentren. Especialmente si han sido hundidos en combate.
En adición al hecho, el ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, fue más allá y ha declarado: “Se trata de un barco de estado, de guerra, y no barcos privados, por lo que hay una titularidad del estado donde esté abanderado el pabellón del navío”.
“No se trata de dilucidar en una sentencia quién es el legítimo dueño del patrimonio subacuático hallado porque, según el principio de inmunidad soberana, mientras un estado no abandone expresamente su patrimonio público subacuático, seguirá siendo su propietario”, escribió el jurista español Carlos Pérez Vaquero. Y agregó: “Con independencia del tiempo que haya transcurrido o del lugar en que se encuentren los restos”.
Resoluciones de Naciones Unidas (ONU), aplicables al galeón de la Armada española hundido:
La opinión pública, europea y americana, hasta el año 1985, consideraba el patrimonio subacuático como «tesoros ocultos» y en estos casos, aceptaba que pertenecían a quiénes los encontraban.
En 1985, la Ley de Patrimonio Histórico y la Convención de la Unesco sobre el Patrimonio Subacuático declaró a los pecios subacuáticos como “bienes de interés general de las sociedades, los Estados, las Naciones y la Humanidad entera”. La Convención enuncia, que el patrimonio acuático no será objeto de explotación comercial y, dictamina la conservación «in situ» de este tipo de restos arqueológicos, respetando el principio de inmunidad soberana de los buques de guerra.

Frente a esta resolución, Colombia aclara que no es firmante del acuerdo y por tal razón, no está obligada a su cumplimiento y acato.
Más allá y para no dejar espacio a reclamaciones, Colombia se adelantó al suceso y en el año 2013, conociéndose ya la existencia del tesoro sumergido; el Congreso de Colombia adoptó la ley 1675 por medio de la cual «se reglamentan los artículos 63, 70 y 72 de la Constitución Política de Colombia en lo relativo al patrimonio cultural sumergido», estableciendo mecanismos para el rescate de los naufragios históricos que se encuentren en mares colombianos, lo cual incluye también entre ellos, al galeón San José.
Y es aquí donde el país sudamericano blande sus mejores sables: Colombia no hace parte del convenio de patrimonio subacuático de la Unesco firmado en París en 2001, citado por el Gobierno Español: “Al no ser parte de ninguna convención que afecte la propiedad del galeón, puede concluirse con certeza, luego de los análisis, que este pecio forma parte del patrimonio colombiano”, declaró al diario El Tiempo el abogado colombiano Néstor Humberto Martínez, quien hace parte de la Comisión Colombiana de Antigüedades Náufragas.
El Gobierno Nacional de Colombia, declarar el galeón Señor San José, como un bien de interés Cultural de la Nación, que debe preservará como una unidad indivisible por su “especial interés histórico”.

Dicho en español directo y diáfano: el gobierno colombiano exige la totalidad del fabuloso tesoro hundido y no está dispuesto a compartir una sola moneda, y desde ya se prepara para la defensa del oro que considera patrimonio y lanza la proclama a través de un sitio web creado al efecto, el cual recoge el cuerpo jurídico a manera de repositorio, de las leyes que amparan al gobierno colombiano y sus reclamos sobre la propiedad del Galeón San Juan, considerado propio, patrimonial y del pueblo, que se sumará en masa junto con sus abogados, a los reclamos nacionalistas.
Menudo embrollo se ha creado, al pretender repartir un tesoro entre las partes interesadas; pero no todo termina aquí nuestra historia de reclamaciones, hay para más.
Resulta ahora, al establecerse el cálculo objetivo de la cuantía de las riquezas del Galeón San José, que la empresa de exploración submarina Sea Search Armada (SSA), que fue la primera en localizar el galeón en fecha tan lejana como 1981, declaró que poseía documentos firmados por el gobierno colombiano en la fecha, que demostraban que fue la Compañía SSA, la primera el localizar el legendario galeón hundido, y reclama la mitad del tesoro, argumentando que el descubrimiento se produjo sobre la base de acuerdos internacionales que dictaminaban compartir entre las partes, las ganancias surgidas de la explotación del sitio arqueológico.
Imagino, mientras el litigio internacional transcurra y llegue a su dilatado final, que los submarinos autónomos y los modernos sumergibles autopropulsados de la Armada de Colombia, de Marina de Guerra española, y algún otro consorcio internacional anónimo de los que abundan, se haga presente en la zona para continuar colectando con sus brazos mecánicos, especímenes del tesoro para “estudios científicos”, cientos, miles, millones de especímenes y muestras para estudios, tantas como sea posible recolectar, porque las “ciencias” submarinas exigen información detallada.
Pasaran años de litigios y reclamaciones, y cuando se decida quién es el dueño legal y verdadero del oro sumergido, un resultado inesperado sacudirá las redes: el tesoro era inexistente, se trató de espejismo, porque las corrientes submarinas han trasladado las decenas de millones de monedas registradas y filmadas en las exploraciones precedentes, a otras profundidades marinas. Así ha pasado y seguirá pasando, entiéndase bien, las “corrientes submarinas” son muy peligrosas y traicionaras y se ha hecho práctica habitual responsabilizarlas con todo cuanto acontezca en las oscuras y turbulentas profundidades del mar.
Para terminar con el Galeón San José y sus muchas cuitas, queda a Lo Real Maravilloso hacer justicia y reclamar su parte, y así lo haremos con determinación, con firmeza y sin miedos…..Mañana nos toca a nosotros la palabra y acción, les invito regresen al circo romano que se ha creado.
#LoRealMaravilloso
“Las corrientes submarinas, son muy peligrosas y traicioneras” ya prácticamente Lo Real Maravilloso, dió por concluidas las cuitas del galeón San José, jajajaja….pero, los “grandes tiburones blancos”, también aparecieron en la palestra, así como, la cantidad de submarinos con alta tecnología, q deben haber depositado buzos con escafandras especiales, para extraer todo lo que pudo ser comercializado. En estos momentos, ni las peligrosas y traicioneras corrientes marinas, podrán mover el tesoro del galeón San José, pues, ya no debe quedar nada de él, y es que se hundió, desgraciadamente, en el lugar menos apropiado del mundo.
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Mañana terminamos nuestra serie, que contó con su apoyo entusiasta de siempre, luego nos queda seguir enfrascado en la búsqueda de fabulosos tesoros, haciendo honor a Calderón de la Barca cuando escribió «La vida es sueño, y los sueños, sueños son», que sería de los humanos si un día perdiesen la capacidad de soñar, me resisto a pensar en ello……
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