Un decenio atrás, tuve la oportunidad de vivir en pleno desierto de Catar, en una comunidad hospitalaria rodeada de arena. Mo había verdes campos ni arboledas y el mar a poca distancia no era observable desde mi estancia, de ahí que mi entorno era de blancos infinitos, que poco a poco fueron sembrando en mí, primero la curiosidad y luego el desafío por conocerle a profundidad.

En el desierto, las horas de sol al día sobrepasan en mucho las doce horas, de ahí que las tardes se me hiciesen infinitas, sobre todo en verano, cuando el Sol abrazador no parece darse apuros. Nótese que hube de escribir con mayúscula la palabra Sol, porque en medio del desierto no existen diminutivos para el Astro Rey y habrá que referirle como nombre propio.
Un buen día no pude soportar mi angustia existencial. El llamado de mi herencia árabe, era incontenible, exultante, movilizador, de ahí que hube de lanzarme solo y sin miedo a caminar a través de aquellas inmensidades de blancas arenas que parecían no tener fin.
Estaba advertido, y era consciente, dado mi entrenamiento curricular previo, que el desierto era habitado por animales peligrosos, de pequeño tamaño y mordedura mortal, entre ellos pequeñas serpientes e impresionantes escarabajos, como los que hace muchos siglos perturbaron a Sinuhé el egipcio en sus travesías a través de las dunas de Egipto. Pero no tenía miedo, nunca experimente ese sentimiento de infelicidad, porque marchaba con Dios dejándome llevar por el encanto de las arenas.
Pienso que la ausencia de miedo y la confianza en Dios, fue la razón por la que nunca encontré animal peligroso alguno durante las múltiples travesías que en solitario realicé a través de las arenas del desierto a lo largo de un año. Solo en una ocasión, observé un lagarto enorme, muy parecido a nuestras caribeñas iguanas, y traté de retratarle, pero aquel extraño animal resultó ser tímido y desconfiado y por mucho que corrí tras él, no pude capturarle con mi lente.
Un hecho perturbaba a diario, mi placida complacencia: las temibles y abrazadoras temperaturas del desierto, que son reales y muchas muertes producen entre los exploradores inadaptados y desconocedores, porque aquellos que han vivido por generaciones en medio de las infinitas arenas, han aprendido muy bien que hay horas del día que para el descanso y cobija obligadas.


Pronto aprendí, que el angustiante y desagradable calor, podía transformarse en la más placenteras de las sensaciones, si partes para el recorrido a través de la arena, justo cuando el sol comienza a declinar, entonces todas las precauciones desaparecen, porque la temperatura en la noche cae de forma ostensible, con tal rapidez que en minutos se establecen diferencias de grados, que acompañadas de un suave viento que siempre se hace presente al caer la tarde, te hacen experimentar una sensación de bienestar infinita.
Miedo nunca experimenté y las excesivas precauciones las sorteé con prontitud. Día tras día, me daba a la observación del astro rey en su recorrido por el firmamento y justo cuando comenzaba a declinar, me lanzaba lleno de alegría a aquellas arenas infinitas que tantas sensaciones de placer me hacían experimentar.
Por lo demás, el clima seco del desierto te impide sudar, por el contrario, debes cubrir y así lo hice siempre, la mayor parte del cuerpo, para atrapar la humedad del sudor entre la piel y la ropa y prevenir en cierta forma la deshidratación.
Mi Paraíso terreno recién descubierto, eran un lugar de silencios eternos, donde ningún sonido perturba el meditar. No hay árboles ni vegetación, de ahí que el ruido de las ramas movidas por el viento y el canto de los cientos de pájaros que suelen cantar desde ellos, están ausentes en una árida y extensa región, donde la acuarela de colores del paisaje, cede su preferencia a la monotonía de los blancos y grises y los acompaña de silencio perpetuo.

El desierto en un lugar de silencio permanente, interrumpido sólo por los llamados a la oración, que viajan millas y nunca delatan su origen. Cinco veces al día, los musulmanes rezan a Dios, y para ello son avisados por llamados a las plegarias hechos desde lo alto de estilizados minaretes, desde los cuales se llama a través de altavoces, a los rezos obligados del islam.
Pronto hice la costumbre de disfrutar el desierto en toda su magnificencia, y solo el llamado a la cuarta oración del día, conocida como Maghrib, justo después del ocaso, me indicaba que debía poner fin de inmediato a mi recorrido para no ser atrapado en medio de la noche.
Pronto el desierto, que ya me amaba y correspondía, comenzó a mostrarme de a pocos sus secretos, muchos, difíciles de creer y menos de olvidar, razón por la cual escribiré con gustos mis preciados recuerdos y les mostraré geografías a las que estamos poco habituados, al tiempo que hago entrega a mi nieto, de un testimonio escrito, que le haga recordar siempre, que en su génesis lleva sangre de las arenas.
Alistasen a la lectura, porque hoy iniciamos una nueva serie en nuestro blog, y los invito a seguirme en “Las crónicas del Desierto”, que hoy hacen apertura.
El “Zalat” o rezos islámicos, es una forma de venerar a Dios cinco veces al día y simboliza lo que el islam considera como el propósito de la creación: adorar a Dios.
La primera oración, llamada Fajr, es realizada antes del amanecer; la segunda, Thuhr, después de mediodía; la tercera, Asr, se produce a media tarde; la cuarta, Maghrib, es justo después del ocaso, y la última, Isha, se realiza en la noche.
Estas plegarias son consideradas una obligación para cada musulmán desde que alcanza la pubertad.
#DesietoDeCatar
Mi estimado amigo:
He leido tu articulo sobre tu estancia en Qatar, lugar donde por cosas de la vida ando yo desde hace 5 años. Me llena de alegrìa disfrutar las experiencias que tanto en la medicina como en el desierto hemos experimentado ambos. Como tù, he acumulado informacion del mundo àrabe que complementan nuestro andar por esta vida.
Un gran abrazo.
Ramoncito
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Que gusto recibir tus comentarios y las crónicas siguen, porque dejé muchos buenos amigos que viven en esas arenas. Un fuerte abrazo
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La sorpresa, es parte indisoluble de LoRealMaravilloso y Las Magias del Desierto…..así lo reafirman, preciosa crónica biográfica, de los andares, por diferentes regiones geográficas del mundo, que gracias a sus dotes de excelente escritor y sus descripciones, complementadas, siempre por galerías de fotos inéditas, logra transportarnos, desde la selva amazónica al desierto de Catar, sin utilizar ningún medio de transporte convencional, utiliza para ello, la imaginación, un transporte ecológico, que no deja Huella de Carbón y viaja más rápido, que los misiles rusos hipersonicos Tsirkon. Hoy en esta fresca mañana de del martes 3 de Mayo, he sentido, por momentos, ráfagas de calor, provenientes de Catar, que no pronosticó el Instituto de Meteorología.
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Hermano, el mundo es tan bello y los ecosistemas tan admirables y único que a ambos nos cuesta mucho creer que haya personas que prefieran las guerras.
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Cuánta experiencias mi amigo, me hubiera gustado ir ahí eres un hombre muy valiente y decidido y eso te hace más sabio, bendiciones
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Entonces hubiésemos sido dos los exploradores y el viaje hubiese sido menos peligroso. Bienvenida, el miércoles sigue nuestra crónica porque el desierto tiene muchas historias y secretos que revelarnos…….
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Muy interesante, Volfredo. Envidio tu coraje y ansias de aventurarte al desierto, aunque fuese al declinar el Sol, lo que no impide que mi imaginación viaje contigo, seguiré tus crónicas, caminando bien despacio con ropa blanca, amplia y fresca, un abrazo
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Que gusto, en desierto nos depara historias mágicas, así que no deje de alistar su ropa y calzado. El miércoles continuamos travesía y nuevas experiencias esperan por nosotros…..
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Las fotos bellísimas pero fuiste muy imprudente en aventurarte solo por esos lugares . Por suerte regresaste ileso.
Se nota tu descendencia en el deseo de descubrir el desierto . Muy interesante.
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Recuerda que, desde mi punto de vista el desierto es la casa de Dios, y trataré de demostrarlo en mi próximos posts. Gracias por tus comentarios
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El desierto tiene un encanto particular, pero la narración de Volfredo lo hace aún más fantástico. Felicidades por tan meritorio trabajo.
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Interesante anecdóta de una historica vivencia. Adoraria conocer el desierto en ocasiones pedimos un lugar de paz y tranquilidad. Sin duda mi Volfre haz disfrutado de lo que adoras desde una naturaleza florida hasta una zona desertica..agradecida por tú post..linda publicación bellas fotos ..
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Interesante como todos tus artículos. En este caso estás enfrascado en tus ancestros y el desierto tan intrigante y peligroso, en la inmensidad de las dunas la figura humana sebe ser imperceptible. Tu experiencia ha de haber sido para ti muyyyy Interesante y gratificadora
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Así es en efecto y ese fue el sentimiento que quise trasmitirles en el post. Gracias una vez más por tus comentarios.
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