Rafael Miranda San Juan, el más grande de los escultores cubanos vivos (2).

Información adicional nos trae hoy Karla Aparicio, comunicóloga, artista plástica y escritora mexicana de mente imparable, libre y creativa; nacida en Guadalajara, Jalisco. Karla se destaca por su trabajo duro, y su búsqueda constante de crecimiento personal y ajeno, hecho que la llevó a entrevistar al escultor cubano Rafael Miranda San Juan, radicado en la actualidad en México.

Licenciada en Ciencias y Técnicas de la Comunicación por la Universidad del Valle de Atemajac, Karla Aparicio ha explorado diversas áreas del arte. Ha colaborado en producciones audiovisuales para Televisa Guadalajara, en la actualidad colabora como autora de contenidos en la revista “Personae, es Excelencia”, escribiendo sobre arte, turismo y artículos de narrativa que buscan concientizar a la sociedad sobre la importancia del arte en el desarrollo humano.

Para Karla Aparicio, platicar con Rafael es un deleite. Es dialogar desde el alma. Es abordar el tema de los valores universales combinados con el mensaje artístico de sus esculturas monumentales. Es hablar de su inquietud por la sociedad actual, porque Rafael Miranda San Juan es así, es un ser consiente, transparente, y para él es más importante el ser humano que el artista. 

Aspectos relevantes de la entrevista:

– ¿Cuéntanos sobre tu compromiso con el arte?

«Mi compromiso es hacer obra pública u obra privada en espacio público, porque para mí es esa puerta que se le puede dar a un niño, que posiblemente no tiene en su familia una cultura hacia las artes, y esto le puede abrir esa puerta de iniciación. Puede ser un umbral, como a mí me sucedió, de que ese niño descubra su sensibilidad o talento al mundo creativo del arte».

«El tener una obra en un espacio público, hace que cualquier individuo pueda tener una relación con el arte”. Eso para él, una constante búsqueda, y cada vez que lo puede hacer, San Juan, es más feliz».

– ¿Cómo te sentiste al ingresar a Bellas Artes?

«Cuando entré a la escuela de arte, iba con un poco de temor, porque para mí era todo nuevo: todo eran materiales ajenos, y casi toda mi generación ya tenía una base en el arte. Inicié de una forma más abrupta, pero el empeño por lograr las cosas y la perseverancia, hicieron que pareciera fácil y me abrió las puertas. Opté por la especialidad de escultura y dibujo y posteriormente tuve un acercamiento a las artes escénicas… Decidí cursar el posgrado en diseño escénico. Antes de venir a México, en los años 90 en Cuba, estaba más activo como diseñador escénico, que como escultor».

– ¿Cómo iniciaste tu vida en México?

«Inicialmente, hace casi veinte años, vine a una exposición colectiva a la ciudad de México. Al poco tiempo, el gobierno cubano me envía con un grupo de estudiantes a diseñar el pabellón de Cuba, en la Feria Internacional del Libro (FIL), donde Cuba se lució en todos los aspectos. Mi misión era hacer una gran escenografía para la FIL y una escultura efímera de libros con el rostro de José Martí a gran escala, y al final, estos libros se regalaron a los niños».

Hoy día, las esculturas monumentales de Rafael Miranda San Juan embellecen números espacios urbanos y plazas de las ciudades de México.

– Cuba, ¿qué es para ti?

«Cuba para mí es el seno materno. Tengo muy arraigado los recuerdos de mi infancia, la libertad como niño. Los niños que veo en la actualidad tienen sus tiempos muy ocupados, con clases de múltiples modalidades. Yo no. Yo fui un niño muy libre, y no cambio por nada esa libertad, porque marcó gran parte de mi personalidad y de mi capacidad creativa».

– ¿Cómo nació ese estilo tan propio de Rafael, sobre todo en las esculturas monumentales?

«Un amigo me mandó unas tiras de acero reciclado de desperdicio para que experimentara con ellas y ver qué se podía hacer. Duró más o menos un año en un estante guardado, ya casi lo iba a tirar, pero se me ocurrió hacer una mano. El resultado fue muy satisfactorio, gustó muchísimo. Posteriormente, trabajé con este concepto».

– ¿Cuál es una de la pieza que más quieres?

Una de las piezas que más quiero es “Primavera”.

«Primavera; quise hacerla en Cuba, y que me ayudara gente de ahí, es una de las piezas que más quiero porque estuve muy involucrado desde la maqueta. Además, mi hijo más chico, nació en el mismo mes que se inauguró, en plena primavera, por eso de ahí el nombre a la escultura. Esto fue en el año 2015. No dejé ningún detalle al viento. Tardé casi un año en lograr el carácter de la pieza, la personalidad salió de la primera bailarina que actualmente es la directora del Ballet “Viengsay Valdés”. Un día saliendo de un ensayo le cuestioné: cuando sales a saludar en el escenario y tienes que mostrar la pose que representa el virtuosismo de una mujer cubana, imponiendo la fuerza, la feminidad y el carácter y al mismo tiempo la sensualidad ¿qué es lo que tú harías? Empezó a hacer una serie de poses y movimientos hasta que hubo una y le dije: “¡no te me muevas!”, hasta que salió el ángel de la escultura. Las flores de la cabeza son flores mariposas, que es la flor nacional de Cuba. Me inspiré en varias mujeres para los demás detalles, entonces “Primavera” son todas y no es nadie, está llena de simbolismo, además es una pieza muy querida por la ciudad».

– ¿Quiénes han sido tus maestros?

«Yo no puedo hablar de un maestro, puedo hablar de muchos o puedo hablar de todos. Yo tengo muchos recuerdos, desde el que me corrigió una línea hasta el que me corrigió un volumen. Muchos ya no están aquí, en este plano, y cuando hago una obra, lo hago en memoria de muchos de ellos que se convirtieron en mis amigos. Los llevo en mi corazón. Y otra parte de la enseñanza es el encuentro con las grandes obras, cuando empiezas a ver en viva voz, en vivo, las obras de la historia del arte, no es lo mismo verlas en los libros que físicamente».

Escultura ambientalista de Rafael San Juan en integración perfecta con el ambiente, característica indeleble de su obra.

– ¿De qué ilusión sufres?

«La verdad de ninguna. Soy muy afortunado. Hago lo que quiero hacer, quizás de lo que sufro no es de una ilusión, sino de una realidad: el no tener más recursos ni tener más manos, ni tener más réplicas de Rafael para poder hacer todos los proyectos que tengo en la mente. Quizás de lo que más sufro es de chocar contra pared cuando pido apoyo para hacer un proyecto público para bienes sociales. Desgraciadamente como artistas, somos creativos, pero no somos un banco, no somos una institución que contamos con todos los recursos que quisiéramos y, lamentablemente, de entre las artes, la escultura es la más costosa en términos de dinero y de maniobras para desplazar. Quizá este es el punto donde más le puedo sufrir, pero siempre se busca una solución. En lo personal no atesoro ambiciones, más bien es dejar un legado para que nuevas generaciones vivan a través de él».

– ¿Cuál es tu frase favorita?

«Lo importante no es caer, sino tener fuerzas para levantarse. Ese es el mensaje que doy. La perseverancia, la voluntad por obtener las cosas, junto con la dedicación y el amor, son las que transforman la vida, y es lo que dejamos».

«Vivimos hoy en día una crisis en todo el sentido de la palabra, cada vez hay más inseguridad, y me lamento mucho que Guadalajara ya no sea la misma de hace 20 años. Deberíamos de ser mejor cada día, es decir, todos deberíamos de serlo, deberían ser mejor los vándalos, deberían ser mejor los médicos, los empresarios, es la única manera que podemos de ser una sociedad mejor, ser una sociedad rica en valores».

«Creo que es muy buen momento para un cambio de conciencia, primero con uno mismo, y después hacia los demás. Siento que es la única manera de sobrepasar esta crisis y las que vengan. Más que una palabra, una frase, es un pensamiento completo. Mi deseo es que ojalá estemos reflexionando en dar la mano, en ayudar, en ser recíproco a partir de la esencia de uno mismo. Hay que estar uno bien con uno mismo, para poder estar bien con lo que nos rodea»”.

– ¿Cuál es tu mayor reto?

«Desafiar la gravedad con mis piezas, es uno. El arquitecto Teodoro González de León, fue un gran maestro y mentor en mi carrera, me abrió el camino hacia la obra pública. Fue un arquitecto muy maduro, con mucha experiencia, que me transmitió esa seguridad de que sí se puede hacer cualquier cosa y a desafiar a la gravedad».

– ¿Qué es lo que más valoras?

«La sencillez y la honestidad. Soy muy exigente con mi equipo de trabajo, pero al mismo tiempo trato de ser muy humano y trato de no creerme nada. Para mí, es más importante el ser humano, que el artista, el deportista o el arquitecto: aprecio mucho la sencillez en una persona… El tiempo, lo valoro mucho, cuando alguien muy ocupado o muy importante te dedica su tiempo, si te va a dedicar cinco minutos, que te los dedique bien, y lo mismo lo trato de hacer. Siempre abogo por ser sencillo y lo más básico que puedo. En general, mi vida cotidiana es muy elemental».


Entre los muchos reconocimientos recibidos por el escultor cubano Rafael Miranda San Juan, destaca «Hombre del año 2019», homenaje de parte de la Fundación Honoris Causa Internacional.

Originario de La Habana, Rafael San Juan se alista para recibir el galardón. EL INFORMADOR / F. Atilano

El artista declaró a los medios al recibir el galardón: “Me da mucha alegría, pero al mismo tiempo te genera el compromiso de cada día estar más dedicado y esforzado en lograr mejores cosas, proponer mejores metas, de hacer proyectos para los demás, ese es el sentido de mi trabajo”.

 “La obra pública tiene para mí una importancia extraordinaria, son piezas que haces para la sociedad, para la comunidad, para marcar una pauta y unir, creo que es fundamental en estos momentos que estamos viviendo”.

Los galardones, aplausos y apreciaciones hacia su trabajo no han faltado, pero el reconocimiento como el “Hombre del año 2019” anima a San Juan a reforzar la idea de que su vocación va por buen camino y que sus intenciones por hacer el arte más accesible han dado resultados.

«El arte, hasta cierta manera, es un amortiguador y un puente que debe servir para unir matices que muchas veces se quiebran o ponen muy tensos. La cultura desde su origen está pensada para unir a los pueblos, a través de ella el artista o las piezas, fungen como embajadores de esas relaciones. Los proyectos culturales que se generan muchas veces son los que marcan las pautas en cualquier género del arte, son manifestaciones que te llevan a la reflexión, su alcance debe ser en todos los lenguajes, no debe ser elitista», reflexiona el artista.

Las obras de Rafael no solo se han limitado a la dureza y eternidad del acero, puesto que hasta los libros han figurado en su imaginario para crear piezas con las que el espectador pueda interactuar directamente y apropiárselas, como lo hizo en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en 2001, que, al ser responsable del pabellón de Cuba, como país invitado de honor, ideó una escultura con libros para memorar el rostro y legado del poeta cubano José Martí.

“Lo interesante de ese proyecto es que el rostro estaba construido con libros de ‘La edad de oro’, que José Martí escribió para los niños, y el día de la clausura de la feria todos los libros se regalaron, fueron miles de ejemplares. Yo ya traía esa idea de la obra interactiva, de que el espectador pudiera ser partícipe activo de una pieza plástica, yo ya había hecho exposiciones así en La Habana, en las que el público se llevaba parte de la obra a sus casas”.

Entre los planes que Rafael Miranda visualiza para este año figuran tres esculturas públicas para La Habana, una más en Londres y una en Tonalá, proyecto que está en negociaciones para poder desarrollar una pieza monumental en espacios como el Cerro de la Reina donde “Queremos hacer una obra digna que pueda detonar en el municipio, que pueda ser un punto cultural y turístico, que alrededor de esto se puedan hacer proyectos sociales. Estamos en pláticas desde el año pasado, el ayuntamiento tiene pocos recursos, pero también lo estamos viendo con la iniciativa privada”.

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5 respuestas a “Rafael Miranda San Juan, el más grande de los escultores cubanos vivos (2).

    1. Siento gran simpatía por los creadores del patio y siempre trato de hacer visible su vida y obra. No veo traición alguna en el hecho de que marchen a otro país en busca de mejoras económicas. Es un gusto desearte una feliz tarde.

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