Lo Real Maravilloso

Desde las arenas doradas de Doha, bajo la luz inquebrantable del desierto, un fragmento palpitante de América Latina ha sido trasladado al corazón del mundo árabe. Por primera vez, el Museo Nacional de Qatar abre sus puertas a una exposición monumental de arte moderno y contemporáneo latinoamericano, un acto de alquimia cultural que mezcla el perfume de las jacarandas con la geometría del islam.

La muestra, titulada con sobria elegancia «LATINOAMERICANO. Arte moderno y contemporáneo de las colecciones del Malba y Eduardo F. Costantini», reúne obras que condensan más de un siglo de creación estética, desde los pioneros de la vanguardia hasta las voces insurgentes del presente. Es un gesto audaz del Malba, con el respaldo visionario de su fundador, que junto a Qatar Museums presenta esta exposición como parte del programa oficial del Año de Cultura Qatar-Argentina-Chile 2025.

Curada por María Amalia García y Issa Al Shirawi, la exposición despliega un relato plural, articulado por materiales y temas que narran tanto las fracturas como los encuentros de América Latina. La pregunta fundacional no es menor: ¿cómo traducir un continente a un puñado de imágenes? ¿Cómo hacer convivir la melancolía del tango con la insurgencia andina, el barroco tropical con el minimalismo mestizo?

Diez obras emblemáticas viajan por primera vez al Golfo Pérsico como emisarias de una estética mestiza, profundamente enraizada y en perpetuo movimiento. Desde el autorretrato de Frida Kahlo con su loro y su mono —iconos de un México íntimo, animal y mágico— hasta la silueta dormida de Juanito Laguna, el niño deshecho y esperanzado de Antonio Berni. Joaquín Torres-García codifica la ciudad en símbolos alquímicos; Remedios Varo la disuelve en un cuarto encantado. Diego Rivera pinta el folclore de Tehuantepec como si se tratara de un sueño mural, mientras Fernando Botero convierte el duelo doméstico en un retablo barroco y desbordado.

También está la voz provocadora de Marta Minujín, que convierte el maíz en moneda irónica para saldar deudas impagables; el lirismo de Cándido Portinari, que celebra la Festa de São João como si fuera la última noche del mundo. Cecilia Vicuña enreda quipus y memorias en un gesto textil que es tanto invocación como resistencia; mientras que Emilio Pettoruti cierra el círculo con una geometría sonora: su trío callejero canta la canción del pueblo con acordes cubistas.

No es solo arte lo que viaja: es una idea del mundo. Una visión donde lo político y lo íntimo, lo ritual y lo profano, lo ancestral y lo moderno, cohabitan en un mismo lienzo. La exposición no busca explicar América Latina al público árabe, sino proponer un diálogo de intensidades: unir dos geografías atravesadas por la colonización, la riqueza natural y la búsqueda de una voz propia.

En esta danza diplomática entre culturas, Doha se convierte es hoy un palenque imaginario, donde la pintura, la performance y la instalación cruzan fronteras sin necesidad de pasaporte. En tiempos donde el entendimiento entre civilizaciones parece utopía, el arte demuestra que todavía puede tender puentes, desarmar prejuicios y construir narrativas comunes.

Así, bajo el sol de Qatar, resuena una canción del sur: es la voz múltiple de América Latina, que no pide permiso para decir quién es, sino que se presenta con la dignidad de lo inevitable y la belleza de lo diverso. Una vez más, el realismo mágico no necesita explicarse, se muestra solo a través del lenguaje universal y amigable del buen arte.

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Curaduría mágica:

Malba, en asociación con Qatar Museums, anuncia LATINOAMERICANO. Modern and Contemporary Art from Malba and Eduardo Costantini Collections, la primera exposición a gran escala de arte latinoamericano en la región de Asia occidental y el norte de África.

La exposición LATINOAMERICANO se llevará a cabo del 21 de abril al 19 de julio de 2025 en el Museo Nacional de Qatar (NMoQ). 

Se exhiben piezas clave de las colecciones argentinas como: “Autorretrato con chango y loro” (1942) de Frida Kahlo, “Baile en Tehuantepec” (1928) de Diego Rivera, “Rompecabezas” (1967) de Jorge de la Vega, “Juanito dormido” (1978) de Antonio Berni, “Omi Obini” (1943) de Wifredo Lam, “Armonía” (1956) de Remedios Varo, “Escena callejera o Calle de París o Constructivo” (1930) de Joaquín Torres-García, “Composición con tonos verdes” (1939) de Roberto Matta; “El viudo” (1968) de Fernando Botero, y Emilio Pettoruti cierra el círculo con una geometría que canta: su trío callejero entona la voz del pueblo en acordes cubistas.

En el patio del Museo Nacional de Qatar, se instaló la obra “La escultura de los sueños” (2023) de Marta Minujín, una instalación con 16 piezas inflables amorfas, exhibida previamente en Times Square, Nueva York.

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