Enigmas de Nazca: Geoglifos, y misteriosas momias extraterrestres.

El misterio de los “geoglifos de Nazca”, imponentes figuras trazadas en el desierto peruano que solo adquieren su verdadero significado si son observadas desde el espacio; invita a una serie de preguntas que cruzan los límites entre la arqueología, la simbología y, por supuesto, el enigma del contacto humano con extraterrestres. La posibilidad de que estos “gigantescos dibujos” pudieran haber tenido un propósito relacionado con la comunicación extraplanetaria con seres de otra galaxia, resulta tan fascinante como perturbadora, y toca lo más profundo de la comprensión de nuestra relación con el Universo.

Los geoglifos de Nazca son, en esencia, mapas celestes o dibujos geométricos que se extienden a lo largo de kilómetros de tierra árida y plana. Entre las figuras más conocidas se encuentran animales como el colibrí, el mono o la araña, pero también existen trazos geométricos y líneas que parecen perderse en la vastedad del desierto. La pregunta que surge es obvia: ¿Por qué civilizaciones aborígenes, perdidas en el tiempo, trazaron estas figuras a una escala monumental que solo puede ser comprendida si se observan desde el espacio?

Desde un punto de vista arqueológico, los geoglifos de Nazca se han interpretado tradicionalmente como parte de rituales religiosos vinculados con el agua, los ciclos agrícolas o las constelaciones. Algunas teorías apuntan a que las figuras podrían haber sido caminos rituales hacia los dioses, o tal vez, una forma de “llamar” a las lluvias que tanto necesitaban para su supervivencia.

Sin embargo, en la era moderna, la monumentalidad de estas figuras ha dado pie a teorías especulativas más seductoras. La idea de que los geoglifos podrían haber sido “señales dirigidas al cielo”, en forma de “mensajes codificados” destinados a seres de otras galaxias, ha ganado terreno entre los investigadores y arqueólogos a día de hoy.

En este contexto, podemos imaginar los geoglifos como “puentes simbólicos” entre la humanidad y una inteligencia cósmica. Estas figuras, al ser tan grandes y visibles solo desde las alturas, parecen tener un propósito que va más allá de lo puramente terrenal. Es como si los antiguos habitantes de Nazca, conscientes de la vastedad del cosmos y de su propia posición en él, intentaran enviar un mensaje hacia las estrellas, en un intento de establecer comunicación con seres que, tal vez, podrían habitar mundos lejanos, e incluso, otras dimensiones existenciales.

Al igual que las pirámides de Egipto o los templos mayas, las figuras de Nazca parecen estar alineadas con ciertos cuerpos celestes o fenómenos astronómicos, lo que podría sugerir que los antiguos Nazcas estaban utilizando un lenguaje visual de “geometría sagrada” para hablar con el universo. Si aceptamos la premisa de que las civilizaciones antiguas podrían haber tenido un conocimiento mucho más profundo de las estrellas y los movimientos celestes de lo que normalmente suponemos, entonces los geoglifos podrían ser interpretados como una “acción de comunicación con una entidad o fuerza superior.

Una interpretación particularmente intrigante es la de que estas figuras podrían haber sido diseñadas para atraer la atención de civilizaciones extraterrestres, tal vez en un intento por establecer algún tipo de comunicación interplanetaria. Imaginemos por un momento que los Nazcas, poseedores de una visión del mundo en la que lo terrenal y lo celestial se entrelazaban de manera armónica, creyeron que al crear estos vastos geoglifos, la vibración o resonancia de las formas geométricas pudiera alcanzar el “campo visual o sensorial” de seres inteligentes en otras partes del universo.

Los Geoglifos de Nazca vistos desde el Realismo Mágico.

En el contexto del arte y el realismo mágico, la función de los geoglifos se convierte en un puente entre el mundo visible y el invisible, lo terrestre y lo celestial. Tal vez los antiguos Nazcas no solo estaban trazando líneas en la arena, sino “tejiendo un tapiz de señales mágicas” que trascienden nuestra comprensión moderna sobre la comunicación.

En la obra de Gabriel García Márquez, por ejemplo, los eventos más extraordinarios se presentan como parte del tejido cotidiano de la vida, como si las fronteras entre lo místico y lo real fueran mucho más porosas de lo que nos atrevemos a pensar. Los geoglifos de Nazca, en esta línea de pensamiento, podrían ser vistos como un intento de la primitiva civilización por conectarse con algo más allá de nuestra percepción.

Si bien la hipótesis de un intento de comunicación extraterrestre a través de los geoglifos de Nazca puede parecer descabellada desde el punto de vista científico tradicional, no podemos negar que este tipo de especulación toca una de las grandes inquietudes humanas: la “búsqueda de respuestas a lo inexplicable”. Los Nazcas, como muchas culturas antiguas, eran profundamente conscientes de su conexión con el cosmos, y levantaron colosales arquitecturas y trazos en un intento de vincular lo humano con lo divino.

Los geoglifos de Nazca podrían ser entendidos como una forma de comunicación que no necesariamente requiere de su interpretación inmediata, y estarían destinados a ser descubiertos en el momento adecuado, por las personas correctas, en el lugar y momento adecuados.

Los geoglifos de Nazca siguen siendo uno de los mayores enigmas arqueológicos del mundo. Aunque su propósito exacto no se ha determinado con certeza, su escala, su precisión y su relación con los cielos invitan a especulaciones más allá de la historia convencional. Tal vez, como en los relatos más mágicos, su verdadera misión es conectarnos con algo que aún no podemos entender completamente: un llamado a la inmensidad del cosmos, un intento de dejar una huella en la vastedad del tiempo y del espacio, con la esperanza de que alguien o algo, algún día, responderá.


Las momias de tres dedos de Nazca son momias precolombinas encontradas en la región de Nazca, en Perú. Se les llama así debido a la deformación de sus dedos, que se cree fue causada por la posición en la que fueron colocadas durante el proceso de momificación. Estas momias datan aproximadamente de los siglos V al VIII d.C. y son un testimonio de las prácticas funerarias y culturales de la civilización Nazca.

En 2017, fueron descubiertas las momias tridígitas de Nazca, llamadas así, por tener tres dedos alargados, en doble de los humanos, en cada mano. También conocidas como momias de tres dedos, en las localidades peruanas de Palpa y Nazca, cerca de los famosos geoglifos. Fueron presentadas al público por primera vez en septiembre de 2023 durante una audiencia en el Congreso mexicano por el ufólogo Jaime Maussan. La autenticidad de estas momias ha sido ampliamente cuestionada, por tal razón, nuestra historia continúa…

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