Según palabras del propio autor, la compleja personalidad de Don Corleone, en la magistral novela de Mario Puzo “El Padrino”, está inspirada en dos personajes reales del hampa neoyorquina de principios del siglo XX: Frank Costello y a Vito Genovese y tiene por complemento el complejo código de valores éticos adquiridos en el seno de su familia, inmigrantes italianos radicados en New York.
Frank Costello, (1891 – 1973), fue un mafioso italiano-estadounidense que ascendió a los puestos más altos del mundo del crimen, controlando un vasto imperio del juego a lo largo de los Estados Unidos y teniendo una influencia política como ningún otro jefe de la Cosa Nostra.
Emigró a Estados Unidos siendo niño. Costello se convirtió en una figura clave en el crimen organizado, conocido por su astucia y habilidad para hacer negocios. Apodado el “primer ministro de bajo mundo”, se convirtió en uno de los más poderosos e influyentes jefes en la historia de la mafia americana, liderando finalmente una organización criminal, la familia Luciano, la cual posteriormente llegó a ser conocida como la familia Genovese, una de las “Cinco familias” que operan en la ciudad de Nueva York.
En la década de 1950, se le conocía como el «Rey de los Contrabandistas» debido a su control sobre el tráfico de alcohol y otras actividades ilegales. Además, tenía conexiones con figuras políticas y de los negocios, lo que le permitió mantener un perfil relativamente bajo.
Su vida y su personalidad sirvieron de inspiración para el personaje de Vito Corleone en la novela, aunque la obra es una compleja mezcla de diferentes influencias del crimen organizado. Costello es recordado no solo por su influencia en la mafia, sino también por su estilo y su enfoque pragmático hacia el poder y la política.

Vito Genovese (Nápoles, Italia, 1897 – Estados Unidos, 1969), conocido como Don Vito, fue un gánster de origen italiano que adquirió poder en la Cosa Nostra de Estados Unidos, prominente mafioso y líder de la familia criminal Genovese, una de las Cinco Familias de la mafia de Nueva York. Nacido en Italia en 1897, emigró a Estados Unidos en su juventud, donde se destacó por su ambición y su enfoque violento en los negocios del crimen organizado.

Borja Vito Genovese. Fotografía de identificación oficial. Información personal.
Fue socio de figuras prominentes del hampa, como Lucky Luciano y Frank Costello, y tras una serie de conflictos internos, eventualmente se convirtió en el jefe de su propia familia en la década de 1950. Genovese era conocido por su naturaleza calculadora y despiadada, así como por su interés en el narcotráfico y otras actividades ilegales.
La vida y estilo de liderazgo de estos dos “ilustres” mafiosos sirvió de inspiración para el personaje de Michael Corleone en “El Padrino”. Aunque el personaje es una mezcla de diversas influencias, Genovese representa el lado más violento y ambicioso del crimen organizado y Costelo, su imagen pública, aparentemente carismática, elegante y cortes. Su legado es un reflejo de los complejos lazos entre la mafia y la sociedad estadounidense que Mario Puzo interpreta de forma magistral en la construcción de sus personajes.
Mario Puzo nació en 1920 en Nueva York, hijo de inmigrantes italianos. Su familia, originaria de la región de Calabria, enfrentó muchas dificultades, lo que influyó en su vida y obra. Creció en un entorno donde la cultura italiana y las tradiciones familiares eran muy importantes, lo que lo llevó a explorar estos temas en su escritura.
La figura de su madre fue particularmente influyente en su vida y en “El Padrino”. Ella encarnaba muchos de los valores y las luchas de los inmigrantes italianos, como la lealtad familiar, el sacrificio y el esfuerzo por superar las adversidades. Su madre compartía historias sobre la vida en Italia y las experiencias de la comunidad italiana en Estados Unidos, lo que ayudó a Puzo a entender el contexto y la identidad cultural que luego reflejó en sus personajes.
Tanto en la novela como en la película, la importancia de la familia, el honor y el legado son temas centrales, y muchas de estas ideas se pueden rastrear hasta las enseñanzas y experiencias de su madre. Su papel como matriarca, la figura que une a la familia y que a menudo sacrifica sus propios deseos por el bienestar de sus seres queridos, se ve reflejado en los personajes de la novela, especialmente en la dinámica familiar de los Corleone.

El conocimiento de Puzo sobre la mafia y sus reglas provino de varias fuentes. Desde joven, escuchaba las historias de su familia y vecinos, que a menudo hablaban sobre la vida de la mafia y los códigos de honor que la regían. Además, Puzo tuvo experiencias directas en su juventud, ya que Hell’s Kitchen era un barrio donde el crimen organizado tenía una presencia notable.
Después de servir en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, Puzo trabajó en diversos empleos, lo que le permitió observar más sobre la vida urbana y las dinámicas sociales. También se interesó por la literatura y comenzó a investigar sobre el crimen organizado, lo que le ayudó a profundizar en su comprensión de la mafia. Todo esto se amalgamó en su escritura, culminando en la creación de “El Padrino”, donde reflejó tanto sus experiencias personales como las historias que había escuchado a lo largo de su vida.
Como simple curiosidad, podemos señalar; que no obstante haber nacido en Hell’s Kitchen, una zona brava de la ciudad de Nueva York y pertenecer al mundo italoamericano de su época, Mario Puzo no tuvo contacto directo con ningún mafioso, ni figura connotada del hampa de la época. Su conocimiento de lo ilegal estaba dado por su cercanía con el juego. Garitos, croupiers, prestamistas, jugadores compulsivos y usureros eran la fauna que frecuentaba. El libro se fue armando con una combinación de recuerdos de infancia (ese era el material de sus textos anteriores), investigación de archivo sobre los clanes mafiosos y algo de imaginación. Puzo, al principio, se avergonzaba de que su investigación hubiera sido de escritorio. No conocía a ningún mafioso, no se había acercado a ninguna organización criminal.
Lo curioso, que, tras la publicación del libro y el lanzamiento de la película homónima, el crimen organizado terminó copiando a “El padrino”. Algunas costumbres que ya habían quedado en el pasado, que eran ritos olvidados en las prácticas cotidianas, fueron retomadas por los jóvenes gánsteres: El doble beso, los rituales exagerados y otros gestos y muchas de las frases pronunciadas por los protagonistas y sentencias quedaron grabadas en la cultura popular de fines del siglo XX, pasando a ser modismos habituales en el habla de los mafiosos. El léxico mafioso se nutrió de “El padrino” y de forma en apariencia paradójica, la realidad imitó a la ficción:
– “Le haré una oferta que no podrá rechazar”: Esta frase se ha convertido en sinónimo de una propuesta irresistible y, en el contexto de la mafia, suele implicar una amenaza velada.
– “La familia es lo primero”: Esta frase subraya la lealtad y el valor supremo de la familia en la estructura de la mafia, un tema central en la novela.
– “Mantén cerca a tus amigos, pero aún más cerca a tus enemigos”: Una máxima de astucia y estrategia, que resalta la importancia de vigilar de cerca a aquellos que pueden traicionarte.
– “No es nada personal, solo negocios, razonemos juntos”: Esta frase destaca la brutal lógica de la mafia, donde las decisiones difíciles se justifican como parte del negocio.
El impacto cultural de “El Padrino” fue enorme, y estas frases capturan la esencia de los temas de poder, lealtad y traición que Mario Puzo retrató tan brillantemente.
Cuando apareció en abril de 1969, ya con su título definitivo, “El padrino” fue un suceso fulminante de público que pasó un año y medio en la cima de las listas de los más vendidos, al tiempo que Puzo arribaba al medio siglo de vida, y contra todo pronóstico, había conseguido fama y fortuna. De la noche a la mañana había pasado a ser el autor más buscado por los editoriales y el guionista más reclamado en Hollywood.
Leer más en el siguiente enlace:
https://volfredo.com/2024/11/05/el-padrino-y-la-mafia-en-la-narrativa-del-siglo-xx/
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Cuantos detalles que desconocíamos sobre esta historia. Aprendemos siempre de tus post, querido amigo. Un abrazo.
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Las escenas del libro, y de la tercera parte de la película filmadas en La Habana, están basadas en hechos rigurosamente reales. La mafia norteamericana en aquel entonces era dueña del negocio de la droga, el juego, y la prostitución en nuestra capital. Un abrazo.y muchas gracias por tus acostumbrados comentarios.
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