«Ir a La Habana», la última obra de Leonardo Padura, se erige como un homenaje literario a la ciudad que ha moldeado su vida y su obra. Este texto se despliega en dos secciones o partes que entrelazan la rica historia de La Habana con sus leyendas y personajes icónicos, presentando una ciudad vibrante, llena de vida y ruido; y así lo describe Padura con maestría a través de uno de sus protagonistas, Daniel Kaminsky: «La urbe se revela a través de una cacofonía casi palpable, donde cada grito, cada ladrido de perro y cada claxon de auto tejen una sinfonía que encapsula la esencia de la vida habanera».
Desde su infancia, como “mataperros”, el término con el que se conoce a los niños callejeros en la isla, Padura ha mantenido una relación intrínseca con el entorno. Una experiencia significativa tuvo lugar en una mansión abandonada de su barrio, Mantilla. Allí, perdido entre la soledad y el abandono, se asomó a un mundo de historias infinitas. Desde las ventanas de esa casona, la ciudad se desplegaba ante él como un mapa tridimensional, un laberinto lleno de recuerdos, mitos y relatos que han contribuido a su formación como escritor.
Reconocido como una de las voces más fundamentales de la literatura cubana contemporánea, Padura ha alcanzado un reconocimiento internacional que lo ha llevado a recibir importantes distinciones, como el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015. Su obra va más allá de los límites del género policial, con el que ha conquistado a numerosos lectores; en ella se exploran las cicatrices de la historia cubana y el peso de un pasado que sigue resonando en el presente.
“Ir a La Habana” no solo es una novela; es un ensayo íntimo que entrelaza reflexiones autobiográficas con referencias literarias, siempre manteniendo a La Habana en el centro del relato. Esta obra, recientemente publicada por Tusquets, representa una exploración personal y literaria de su relación con la ciudad, un viaje que invita a los lectores a sumergirse en la complejidad y la belleza de una de las capitales más enigmáticas del mundo. La prosa de Padura es un puente entre el pasado y el presente, una invitación a recorrer las calles de una ciudad que, aunque cargada de historia, sigue vibrando con la energía de su gente y sus narrativas.

El viaje que propone «Ir a La Habana» es un trayecto que va más allá de lo físico, entrelazando historia, sentimiento y una profunda conexión personal con la ciudad. Desde la periferia, donde Padura vio la luz por primera vez, hasta el corazón colonial de La Habana, el autor nos invita a explorar las capas de su memoria y de su identidad, revelando un paisaje urbano que es a la vez familiar y enigmático.
Nacido en 1955, Padura ha pasado su vida en la misma casa que lo vio nacer, un “almacén de memorias” donde se entrelazan las vivencias de su familia y las historias de su entorno. Para él, la memoria es un elemento vital para la escritura: “Un escritor sin memoria deja de ser escritor”, afirma, subrayando la importancia de las experiencias compartidas y de las historias que otros le han confiado a lo largo de su vida. Este catálogo de memorias y relatos es lo que alimenta su obra y lo mantiene conectado con su identidad.
“Ir a La Habana” no solo es una puerta de entrada a la rica producción literaria de Padura, reconocido con el Premio Princesa de Asturias de las Letras en 2015, sino también un guiño a la isla que, a pesar de sus privaciones, sigue irradiando un encanto inexplicable. La Habana, con su carácter vibrante y su historia cargada de matices, se presenta como un personaje en sí misma, un lugar que no solo acoge a sus habitantes, sino que también les brinda el escenario perfecto para vivir y contar sus historias. Así, el libro se convierte en una celebración de la ciudad, su gente y el arte de narrar.
El libro está dividido en dos partes que no guardan un orden cronológico, y saltan en el tiempo y el espacio, para mostrarnos de forma amena, como La Habana cobra vida y es concientizada en la mentalidad creadora de Padura, para finalizar en el capítulo 20: “Apocalipsis Now”, desgarrador relato que pone al desnudo, como la otrora gran ciudad agoniza y muere en lamentable y sufrida agonía.
Primera parte: Cómo llegué de Mantilla a La Habana
1. La ciudad y sus fantasmas
2. Un mantillero va a La Habana
3. La ciudad y el tiempo
4. Un pelotero en Mantilla
5. Una revolución, y después una Ofensiva… Revolucionaria
6. La ciudad socialista
7. La novela de mi vida
8. La ciudad cinematográfica
9. Las máscaras de la urbe
10. La Habana en tinieblas
11. Comer, comer
12. Construir algo y sufrir la «ajenitud»
13. Escribir la ciudad
14. La ciudad del siglo XXI
15. La urbanidad perdida
16. Tribus en La Habana
17. Los nómadas
18. Las caras de una ciudad
19. La Habana pandémica y post
20. Apocalipsis Now
En la segunda parte: “La ciudad, memoria de algunos barrios, y de algunos personajes”, Padura retoma en contexto a sus personajes icónico, en el marco vivencial de la ciudad. Resurgen así, Yarini, el más célebre proxeneta cubano, Chano Pozo, el Chori, y los catalanes a los que bien conoce y describe con maestría.
1. Mi pasado perfecto
2. Entre el Malecón y la nostalgia
3. La Rampa
4. El Calvario, memorias del olvido
5. La Maestranza, último capítulo de una larga historia
6. Casablanca, según pasan los años
7. Barrio Chino: el viaje más largo
8. Xifré, Samà, Martí y otros catalanes en Cuba.
9. Yarini, el rey. Vida, pasión y muerte del más célebre proxeneta cubano
10. La noche triste de Chano Pozo
11. Chori.
Epílogo: Un nostálgico epílogo cargado de añoranzas: “La Habana llora”, pone fin a la novela en su página 321 páginas, dejando a todos en espera de nuevos personajes y aventuras citadinas, convencidos de haber leído una de las obras costumbristas más importantes de la novelística latinoamericana contemporánea.
“Ir a La Habana” se presenta más como una antología de la vida y obra de Leonardo Padura. La obra está estructurada en dos partes que, lejos de seguir un orden cronológico, se desplazan en el tiempo y el espacio, revelando una La Habana que palpita en la mente creativa de Padura.
La primera sección, “Cómo llegué de Mantilla a La Habana”, ofrece un recorrido fascinante donde cada capítulo se convierte en una ventana a la vida habanera. Desde “La ciudad y sus fantasmas” hasta “Apocalipsis Now”, cada relato ilumina un aspecto de la ciudad, mostrando sus luces y sombras. El capítulo final, desgarrador y sincero, revela cómo la gran ciudad, que alguna vez fue un símbolo de grandeza, ahora enfrenta una lamentable agonía, una realidad que Padura desnuda con su característico lirismo.
En la segunda parte, titulada “La ciudad, memoria de algunos barrios, y de algunos personajes”, el autor vuelve a poner en primer plano a personajes icónicos enmarcados en el vibrante contexto urbano. Figuras como Yarini, el célebre proxeneta cubano, y Chano Pozo cobran vida nuevamente en el relato, junto con los catalanes que han dejado su huella en la isla. A través de estos personajes, Padura teje un tapiz de memorias que se entrelazan con la historia de la ciudad, ofreciendo una visión íntima y profunda de su cultura.
Con capítulos que llevan títulos evocadores como “Entre el Malecón y la nostalgia” o “La noche triste de Chano Pozo”, cada página invita a reflexionar sobre las transformaciones de la ciudad y sus habitantes. El epílogo, “La Habana llora”, cierra esta obra de 321 páginas con un tono nostálgico que deja al lector con un sabor agridulce, anticipando nuevas historias y personajes que aún esperan ser descubiertos.
“Ir a La Habana” se erige, sin duda, como una de las obras más relevantes de la novelística latinoamericana contemporánea, un testimonio de la riqueza cultural de una ciudad que, a pesar de sus desafíos, sigue cautivando con su encanto singular. La prosa de Padura, cargada de emociones y vivencias, convierte esta lectura en un viaje imprescindible para quienes buscan entender no solo la vida de La Habana, sino también la esencia de su propio autor.
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https://volfredo.com/2024/10/26/la-habana-escenario-natural-de-la-obra-de-leonardo-padura/
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Lo pondré bien arriba en la pila de los libros que tengo pendientes para leer… Gracias.
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Te aseguro que la elección es acertada. Es un gusto desearte un feliz fin de semana.
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El alma trae a cada persona.
ya sea rico o pobre
ya sea dictador, criminal o santo
el alma trae a cada persona
que en la memoria
de que
que se entrega a su arrogancia
transversalmente
a través de su mundo de pensamientos
no quiere saber nada
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Muchas gracias Gamma, feliz día y cordial abrazo desde Cuba.
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Liebe Grüsse nach Cuba.
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Grüße auch für Deutschland und eine herzliche Umarmung für Dich, lieber Freund.
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Danke, ich wohne in der Schweiz.
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🙋♀️
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El gran escritor está estos días en España donde ha presentado este nuevo libro que tan bien cuentas, querido Volfredo. También, con motivo de la celebración de los premios Princesa de Asturias, ha pasado por Oviedo donde se celebran. Aquí se le quiere mucho y viene a menudo, ya que tiene la nacionalidad española y la editorial donde publica,Tusquets, es española.
Gracias por compartir. Un fuerte abrazo.
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