Salvator Mundi, una pintura atribuida a Leonardo da Vinci, fue vendida el 15 de noviembre de 2017 en una subasta realizada por Christie’s en Nueva York, en el precio récord de 450 millones de dólares. El evento marcó un hito en la historia del arte y las subastas, convirtiéndose en el número uno entre los cuadros más caros del mundo.

El cuadro, que algunos expertos consideran el retrato de Jesús como “Salvador del Mundo”, había sido redescubierto y autenticado en los años recientes, generando gran expectación. Al momento de la subasta, la identidad del comprador no fue revelada de inmediato, pero posteriormente se supo que el comprador fue el príncipe saudí Bader bin Abdullah bin Mohammed bin Farhan al-Saud, actuando en nombre del Ministerio de Cultura de Arabia Saudita.
En noviembre de 2017, el mundo del arte fue sacudido por un evento sin precedentes: la subasta de » Salvator Mundi «, una obra atribuida a Leonardo da Vinci, que alcanzó la cifra astronómica de 450 millones de dólares en la célebre casa de subastas Christie’s en Nueva York. Este precio récord, hizo que toda la atención de los medios se situara sobre el cuadro, y dio inicio a un enigma que ha ido revelando intrincadas tramas y misterios sin resolver.
La pintura, que representa a Cristo con una mano levantada en señal de bendición y la otra sosteniendo un orbe de cristal, fue descrita por Christie’s como “El último Da Vinci”, una declaración que elevó las expectativas y la controversia en igual medida. No era solo el hecho de que una obra del maestro renacentista hubiera emergido de las sombras después de siglos de incertidumbre sobre su paradero, sino que también resaltaba entre los expertos dudas, dividiendo las opiniones sobre la autoría del cuadro entre el genio florentino, uno de sus numerosos discípulos.
El nombre del comprador, qué adquirió la obra mediante un intermediario con el cual se mantuvo en contacto telefónico durante toda la subasta, se mantuvo envuelto en un velo de anonimato y fue objeto de especulación inmediata. Algunas fuentes señalaban a un príncipe saudí desconocido. A medida que la información se filtraba, el misterio se profundizaba hasta concluir que el verdadero comprador no era otro que Mohammed bin Salman, el príncipe heredero de Arabia Saudí, una figura ya envuelta en complejas y controvertidas narrativas políticas.
El destino de Salvator Mundi se volvió tan intrigante como su procedencia. Tras la subasta, la obra desapareció de la vista pública, generando una ola de teorías y rumores. ¿Había sido transportada en secreto a un yate de lujo en medio del Mar Rojo? ¿O acaso estaba destinada a colgarse en las paredes del Louvre de Abu Dhabi, como un símbolo del creciente poder y la ambición cultural de la región? Cada rumor que surgía añadía una capa más al misterio, alimentado por la falta de confirmación oficial de los involucrados.
Los medios de comunicación, sedientos de respuestas, se volcaron a investigar el paradero del cuadro, pero cada pista los llevaba a un callejón sin salida. La narrativa que se fue tejiendo en torno a la obra y su comprador comenzó a parecerse más a un thriller internacional que a un simple acontecimiento del mundo del arte. La falta de transparencia, unida al inmenso valor histórico y económico de la pieza, generó un clima de sospecha y fascinación.
El año 2017 fue, sin duda, un año decisivo en la historia de Salvator Mundi. Un año en el que el cuadro, más que nunca, se convirtió en un objeto de deseo, un símbolo de poder y una pieza clave en un juego de influencias globales. Sin embargo, lo que realmente sucedió tras su venta en Christie’s, y a dónde fue llevado con posterioridad, resultó un misterio a la espera de que el tiempo revelara la verdad.
¿Dónde está el cuadro más caro del mundo en la actualidad?
En 2005, Salvator Mundi se vendió por poco más de 1.000 dólares. Su restauración permitió identificarlo como un verdadero Da Vinci, una de sus obras maestras comparable a la Gioconda.
La restauración, atribución, venta y desaparición de la pintura desató la locura en el mundo del arte. El precio de salida en Christie’s en 2017 fue de 100 millones de dólares, que subió en una puja creciente hasta alcanzar 450 millones de dólares, la astronómica cifra nunca antes alcanzada por objeto alguno en una subasta de arte.
Durante años se dijo que el cuadro colgaba en algún camarote del yate de Bin Salmán. Se especuló mucho con las verdaderas intenciones del príncipe. ¿Qué sentido tiene que el futuro rey de una monarquía teocrática islámica como Arabia Saudí adquiriera un cuadro de temática claramente cristiana?
La pintura representa a Cristo como Rey del Universo después de la resurrección. Con la mano derecha, bendice a la humanidad, con la izquierda sostiene el orbe. Su rostro muestra una expresión divina mientras conserva sus rasgos de verdadero hombre: verdadero Dios y verdadero hombre. Es decir, la columna vertebral de la doctrina cristiana.
Pese a todas las especulaciones, la pintura tal vez no haya ido muy lejos. Según un reciente informe publicado por la BBC, Salvator Mundi está depositado en un almacén aduanero de alta seguridad especial para la conservación de obras de arte de gran valor en Ginebra.
La información provendría del amigo de Bin Salmán y profesor de la Universidad de Princeton, Bernard Haykel, y del alto funcionario del gobierno saudí Saad al-Jabr.

Según la información que proporcionó a la televisión británica, los planes de Bin Salmán consistirían en construir un gran museo en Riad en el que exponer permanentemente el cuadro, que desempeñaría un papel similar al que desempeña la Gioconda en el Louvre en París.
En ese sentido, el ocultamiento de la obra, el absoluto apagón informativo respecto a ella desde 2017 y el tsunami de teorías y especulaciones sería una estrategia para aumentar la relevancia mundial de la obra de cara a una espectacular inauguración del museo en 2034, coincidiendo con el Mundial de Fútbol de Arabia Saudí.
#LoRealMaravilloso
#PeriodismoCrítico
