Faro Paredón: reportaje al pie de la horca (final).

Luego de justificar las razones de mi amor hacia los cayos situados al norte de Ciego de Ávila, tierra natal, y traer a mi memoria gratos recuerdos que gustoso he compartido con ustedes; toca ahora el sinsabor de reconocer el maltrato recibido por el único monumento de interés histórico colonial en nuestra provincia. Hago referencia a Faro Paredón Grande, construido, como ya he referido, en la segunda mitad del siglo XIX, bajo la dominación española. Triste es reconocer la realidad.

En fecha tan reciente como el pasado 20 de abril, hube de visitar en una nueva oportunidad cayo Paredón, y su histórico faro, privilegio que siempre agradezco a Dios como una bendición de particular intencionalidad.

Cámara en mano, era mi intención recoger de forma gráfica el estado de salud de mí siempre amigo, Faro Paredón, hoy amenazado de muerte en medio de su envejecimiento agónico y negligente conservación. Lo reconozco así, porque no gusto de andarme con ambages cuando la indignación fluye y considero de mi parte y a favor, la justicia.

¡Hacer justicia!; llamémosle así, luego de ello, ustedes tienen la palabra…esa que pierde todo atisbo de poesía cuando la realidad se hace inmensurablemente cruel.


Mi primera impresión llegó desde la distancia, cuando observé que el faro trataba de erguirse y continuar respirando en medio de edificios y grúas que le ocasionaban asfixia, haciendo lucir pequeña y estertorosa, su otrora orgullosa estatura.

Fue mi primera impresión, un profundo sentimiento de pena, imposibilitado de encontrar justificación a todo lo observado con la respuesta clásica: “acción dolorosa y a la vez necesaria, en aras del desarrollo”; repetido parloteo que mucho daño produce al amparado por la ley.

Faro Paredón captado desde la distancia. El otrora gigante erguido, yace hoy diminuto, envuelto por la modernidad que le asfixia.

Ya al pie del faro, la pena se fue a bolina y ocupó su lugar “La rabia cruel”, canción de Silvio de los años ochenta, lanzada en su disco “Causa y Azares”:

«…La rabia, el grito se lo lleva el viento

La rabia, el oro sobre la conciencia

La rabia coño, paciencia, paciencia

La rabia es mi vocación.

Si hay días que vuelvo cansado

Sucio de tiempo, sin para-amor,

Es que regreso del mundo

No del bosque, no del sol…»

Al pie del faro: Antes.
Al pie del faro: Después.

La huella arqueológica de las facilidades constructivas del cayo talladas en la roca viva por sus constructores, fueron sepultadas sin razón alguna por carreteras y luminarias atípicas que nada tienen que ver con el histórico entorno.

Luego, al contornear la torre, esa que yace sobre un enorme pedestal de concreto cuya función era almacenar el agua de lluvia, observe con disgusto, uno vez más; porque hay días cargados de ellos y este fue un buen ejemplo; que la antiquísima escalera de madera que conducía a la puerta principal, había sido sustituida por otra de hormigón, que ninguna relación guarda con la arquitectura original. Conste, que, si esta acción la hubiese ejecutado Salvador Dalí en medio del frenesí ocasionado por una de sus oníricas y alucinadas visiones surrealistas, también es discutible, a pesar de haber traído a colación a un genio universal reconocido por todos.

Escalera de hormigo, que hoy sustituye la antigua de madera, utilizada para ascender a la puerta principal del faro.
La entrada principal y la ventana del primer piso a la izquierda carecen de puerta. Obsérvese además el actual deterioro de la estructura de acero, falto de pintura y toda preservación.

Por si no lo conocéis, es justificado porque se trata de terminología médica, el uso de la palabra angina, la cual se traduce a la realidad cotidiana, como una opresión angustiosa que comprime el tórax y se acompaña de sensación de muerte inminente. Esta es la palabra que describe la angustiante tarea de observar el faro, si eres y militas al lado de aquellos que aún aman y respetan la Historia.

Premio a la innovación y la “cultura verde”, merece la sustitución del histórico, preciso y a la vez valioso sistema de iluminación del cayo, estructura de bronce y vidrio nacida del mejor ingenio suizo, que partió en la actualidad con rumbo desconocido y fue sustituida, -por favor tome precauciones para prevenir el desmayo y de ser posible permanezca sentado-, por un moderno panel solar con su tímida luminaria, ya disfuncional y erosionada por el agresivo salitre marino.

Luminaria original del cayo, ingenio de la mejor relojería suiza.
Panel solar que en la actualidad sustituye el preciso y resistente mecanismo de iluminación original.

Dispuesto a llevar mi reportaje hasta el final, intenté subir a lo más alto de la torre; -no existen guardas ni prohibiciones escritas-, pero lamentable, tampoco existen las antiguas escaleras utilizadas para el ascenso.

Faro Paredón. Tienda “casa cuba”, curioso nombre sin ortografía alguna, que no hace alusión al sitio histórico donde fue construida.

Ya en retirada, penosa retirada para reflejar mi angustia, recorro las facilidades turísticas que rodean al faro, todas con modernos nombres propios escritos en minúsculas, para así continuar violentando la tradición y hacer añico la retórica de Cervantes, ese tío que nos hizo sufrir en nuestra juventud en el curso de exámenes de español y del cual, hoy con saña nos vengamos. Obsérvese, además, que ningún establecimiento es nombrado en función del faro y su gloriosa historia.

He aquí la colección de los anacrónicos e insólitos topónimos que pude observar, con su precisa ortografía, claro está: “moda y más”; “fiesta club disco diamante azul”, sin comas ni mayúsculas; “juegos de agua”; “renta de moto”; y “casa cuba”, en minúscula, tanto en el inicio de la oración, como el nombre de nuestra querida Isla a la que tanto amo: CCCuba.

¿Entienden ahora por qué considero la entrada de hoy un “Reportaje al pie de la horca”? Ustedes tienen la palabra…

Viene de:

Faro Paredón: reportaje al pie de la horca (1).

#LoRealMaravilloso

#HistoriaMágica

#PeriodismoCrítico

https://www.volfredo.com/


17 respuestas a “Faro Paredón: reportaje al pie de la horca (final).

  1. Creo que nunca estuvo mejor titulado un reportaje. Que mal sabor, por expresarlo de alguna forma «coloquial» da conocer de estos desastres que imaginamos por desconocimiento o desidia ocurren con patrimonios de tanto valor que debían ser conservados, e incluso usados para darle realce al lugar si de turismo se trata.

    En algunos lugares visitados y hasta donde vivo, si se va a cambiar algo histórico, hay que dejar muestra de como era, paredes, zona de adoquines, recuerdo el Budapest Hilton que se construyó a partir de las ruinas de un edificio de valor histórico.

    Sería obligatorio por parte de los Conservadores tener en cuenta que estas construcciones son la memoria de nuestros pueblos y lugares.

    Es un verdadero reportaje al pie de la horca, y produce angina presenciarlo querido Doctor.

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    1. Tienes toda la razón, lamentablemente, en momentos de desórdenes sociales y caída de valores, los antropófagos y caníbales toman la palabra por la fuerza y poco podemos hacer, desde mi posición de ciudadano común para evitarlo.
      Créeme, he sufrido; no comulgo ni apruebo el maltrato a la historia, la cultura y la tradición, ellos son esencia los pilares de nuestra identidad.
      Cordial abrazo y feliz día.

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  2. Reportaje exquisito y muy bien explicado de cómo el abandono de las instituciones hace que se deteriore así. No me extraña que la rabia esté presente en ti viendo lo que en algún momento fue bello y en lo que se ha convertido. El título del post, perfecto y oportuno, querido Volfredo. Un abrazo.

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  3. Me encantó el relato y a ka vez me contrario mucho por lo q describes. Amigo no hay apego ni respeto alguno por la historia desgraciadamente es así, se podría haber explotado una vez restaurado con sus valores hustoricos-arquitectonicos.

    Hace mucho q no lo visito pero recuerdo q la primer vez q fui era cdo aun estaba en terraplén la vía de acceso y me impresionó mucho el sistema de limpieza de las letrinas originales q se limpiaban con la marea por medio de canales, todo estaba calculado impresionante. En la 1a publicación q hiciste no me dejó comentar q Francisco de Albear era ingeniero no arquitrcto..

    Gracias por el artículo y me uno al club de los amantes de la conservación del Faro.

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  4. Cuestión de prioridades, supongo, y está claro que la historia no es una prioridad en absoluto. Permíteme que adopte tus propias palabras en un comentario anterior, cuando hablas de «el maltrato a la historia, la cultura y la tradición» excelente frase que no puede decirse de manera más clara. Mucho ánimo y un abrazo.

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