Últimas horas de Leonardo da Vinci.

«LOS CIELOS suelen derramar sus más ricos dones sobre los seres humanos —⁠muchas veces naturalmente, y acaso sobrenaturalmente⁠—, pero, con pródiga abundancia, suelen otorgar a un solo individuo belleza, gracia e ingenio, de suerte que, haga lo que haga, toda acción suya es tan divina, que deja atrás a las de los demás hombres, lo cual demuestra claramente que obra por un don de Dios y no por adquisición de arte humano». Con estas bellas palabras, nacidas de la más profunda admiración, describe Vasari a Leonardo da Vinci, en su icónico e iniciador diccionario biográfico “Vidas de los más excelentes pintores, escultores”.

“Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos”, es una obra escrita por el pintor y arquitecto italiano Giorgio Vasari que contiene la más completa colección de biografías de los artistas italianos del siglo XVI. La primera edición fue publicada en 1550 en Florencia y la segunda edición el 1568.

En la actualidad, los críticos y estudiosos del Renacimiento consideran las biografías de Vasari: «la obra más famosa, e incluso actualmente la más leída entre la literatura antigua sobre arte», «una de las obras más influyentes sobre el arte del Renacimiento italiano» y «uno de los textos fundamentales de la historia del arte».

Vasari hizo grandes aportes a la literatura biográfica en el arte, creó el género de las compilaciones biográficas de artistas y acuñó el término “Renacimiento” (Rinascita), nombre dado a un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los siglos XV y XVI.

No obstante, la obra de Vasari está lejos de ser rigurosa y mucho menos fiable, ya que en ella patentiza un permanente y notorio sesgo (preferencia) a favor de los artistas florentinos y tiende a atribuirles todo el desarrollo del arte renacentista, por ejemplo, la invención del grabado. El arte veneciano, en particular, es sistemáticamente obviado. Con posterioridad a la primera edición, Vasari visitó Venecia y así, en la segunda, presta más atención al arte veneciano e incluye finalmente a Tiziano, pero sin mostrar un punto de vista neutral.

Vasari no investigó en archivos para obtener fechas correctas y, por ello, sus biografías más fiables corresponden a las de los pintores de su generación o los de la inmediatamente anterior. La crítica moderna, con los nuevos datos y métodos de investigación, ha corregido muchas de las fechas y atribuciones. No obstante, la obra continúa considerándose un clásico.

“Las Vidas…”, de Vasari ha sido calificada como «el texto más influyente para la historia del arte del Renacimiento» y «la obra más importante sobre biografías de artistas del Renacimiento». Su influencia se centra principalmente en tres aspectos: como un ejemplo para los biógrafos e historiadores de arte contemporáneos y posteriores; como visión del Renacimiento y del papel que Roma y Florencia ejercieron; y como una importante fuente de información sobre la vida y obra de los primeros artistas italianos.

Considerado la primera enciclopedia del arte, “Las Vidas…”, ha sido traducida a varias lenguas, como el inglés, neerlandés, alemán y francés y reeditada en múltiples ocasiones. Actualmente, pese al obvio sesgo, continúa siendo la base de las biografías de numerosos artistas, como Leonardo da Vinci.

Detalle de “Muerte de Leonardo da Vinci en los brazos de Francisco I” de François-Guillaume Menageot, 1781.

Los últimos años de Leonardo da Vinci, la agonía de un genio

El 19 de diciembre de 1515, Leonardo da Vinci estuvo presente en la reunión que se celebró en Bolonia para firmar la paz entre el vencedor Francisco I de Francia y el papa León X y luego de concertado el tratado de paz, Da Vinci se marchó a Francia junto con su ayudante, el pintor Francesco Melzi, y el privilegiado y favorito Salai.

Su nuevo mecenas y protector, el rey de Francia Francisco I, los instaló en la casa donde este vivió en su niñez, el Castillo de Clos-Lucé, cerca del castillo de Amboise, residencia temporal de Francisco I. Fue el «primer pintor, primer ingeniero y primer arquitecto del rey», y recibió una pensión de 10 000 escudos.

En la corte francesa estaban más interesados por el pintor que por el ingeniero, lo cual en Europa era lo más valorado. El hecho de que Francisco I le diera el castillo de Clos-Lucé se puede entender como un mensaje a Leonardo para que «hiciera lo que él quisiera». No fue el primer artista en recibir este honor, pues Andrea Solario y Giovanni Giocondo lo habían precedido unos años antes.

El monarca francés, igual que su suegro, Luis XII, sentía una gran admiración por Leonardo y quería tenerlo trabajando para él en exclusiva. A diferencia de los mecenas eclesiásticos, que lo tenían por un trabajador inconstante que dejaba numerosos proyectos a medias, Francisco I dio a Leonardo da Vinci libertad total para hacer lo que quisiera. De esta manera, liberado de la presión de hacer encargos concretos, Leonardo pasó los tres últimos años de su vida dedicada a contentar al monarca francés.

El rey estaba fascinado con Leonardo y lo consideró como un padre. La casa y el castillo de Amboise estaban conectados por un paso subterráneo que permitía al soberano rendir visita al artista y hombre de ciencia con total discreción. Leonardo proyectó el palacio real de Romorantin, que Francisco I pretendía erigir para su madre Luisa de Saboya: sería una pequeña ciudad, para la cual previó el desvío de un río que la enriqueciera con agua y fertilizase la campiña vecina.

El 23 de abril de 1519, Leonardo, enfermo desde hacía varios meses, redactó su testamento ante un notario de Amboise. Pidió un sacerdote para confesarse y recibir la extremaunción. Murió el 2 de mayo de 1519, en Cloux, a la edad de 67 años. La tradición cuenta que murió en brazos de Francisco I, pero probablemente esto se basa en una interpretación errónea de un epígrafe redactado por Giorgio Vasari:

La muerte de Leonardo da Vinci es una pintura de 1818 del artista francésJean Auguste Dominique Ingres, mostrando al pintor Leonardo da Vinci moribundo, con Francisco I de Francia sosteniendo su cabeza. Fue encargado por Pierre Louis Jean Casimir de Blacas, embajador de Francia en Roma, y ahora cuelga en el Petit Palais de París.

«El 2 de mayo de 1519, postrado en la cama de su residencia en el valle del Loira desde hacía días, Leonardo da Vinci conversaba con el rey de Francia Francisco I cuando “sufrió un paroxismo presagio de la muerte. El rey se acercó y le sostuvo la cabeza para ayudarlo y demostrarle su favor, así como para aliviar su malestar. Entonces el divino espíritu de Leonardo, reconociendo que no podía gozar de mayor honor, expiró en los brazos del rey”». Así describió Vasari la muerte de Leonardo da Vinci a los 67 años, una escena legendaria que al menos refleja el aprecio mutuo que se profesaban el artista florentino y el monarca francés, que tres años antes lo había acogido en su corte.

“La muerte de Leonardo da Vinci en los brazos de Francisco I” de François-Guillaume Menageot. En 1781, fue seleccionada la pintura más exitosa en el Salón de parís; La pintura debió su éxito más al tema que a cualquier desarrollo estilístico sorprendente. La pintura se conserva hoy el Musée de l’Hôtel de Ville, de Amboise.

Antonio de Beatis dejó constancia de las tres obras que Leonardo conservó durante toda su vida y llevó consigo a Francia: “un retrato de cierta dama florentina, pintado del natural a instancias del difunto magnífico Giuliano de Medici, otro de un San Juan Bautista joven y un tercero de la virgen y el Niño en el regazo de Santa Ana, todos ellos perfectísimos”. Se refería, según todos los expertos, al “San Juan Bautista”, “Santa Ana, la Virgen y el Niño” y, tal vez, aunque no hay consenso, a la “Mona Lisa”, todos ellos expuestos en la actualidad en el Museo del Louvre.

El genio también conservaba consigo todo tipo de “escritos de anatomía que ha ilustrado con numerosos dibujos de las partes del cuerpo, tales como los músculos, los nervios, las venas o las marañas intestinales, y es esta una forma de comprender el cuerpo de los hombres y las mujeres que hasta ahora nadie había intentado”, tal como explicaba De Beatis. “También ha escrito, como él mismo dijo, un sinfín de volúmenes sobre la naturaleza de las aguas, sobre diversos tipos de máquinas y sobre varias otras cosas más”, añadía De Beatis.

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18 respuestas a “Últimas horas de Leonardo da Vinci.

  1. Me dado un verdadero banquete de la extensa biografía de unos de las grandes pintores del renacimiento y de todas las épocas. Realmente han hecho un trabajo de investigación muy completo y con una narración estupenda para mis gustos. Gracias por brindarme una lectura edificante y muy amena. Un buen fin de semana para ti.
    Manuel

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    1. EEl gusto ha sido mío, créeme que me llena de alegría y energías positivas conocer que usted dedica tiempo y espacio a mis entradas y que disfrutas de ellas. Es todo reconocimiento que significa mucho para mí y agradezco de corazón. Cordial abrazo y feliz domingo.

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    1. Querida Marylia, de a poco voy haciendo anotaciones, tomando de aquí y de allá y publicando por partes, y al final te percatas que tienes material necesario para escribir un detallado ensayo. Esa es mi estrategia en la escritura creativa. Linda noche y caribeño abrazo.

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