Las versiones paródicas de la Mona Lisa.

Las versiones paródicas de la Mona Lisa; también conocidas como versiones burlescas, satíricas, creativas, humorística o cómicas; realizadas por decenas de famosos pintores incluidos grandes maestros, han generado una amplia gama de opiniones que transitan desde la admiración hasta la crítica. Algunos las consideran obras maestras, creativas, que reinterpretan una obra icónica, mientras que otros las ven como sacrilegios que desmerecen el original.

Aquellos que aplauden estas parodias pretenden reinterpretar una obra de arte conocida y darle un nuevo significado, y argumentan que estas versiones no pretenden reemplazar al original, sino ofrecer una perspectiva fresca y contemporánea.

Dentro de la vertiente positiva de opiniones a favor de la sátira o burla artística de la Gioconda, algunos críticos sostienen que estas parodias son en realidad un homenaje a la Mona Lisa y a Leonardo da Vinci, y consideran que, al reinterpretar la obra, demuestran desde una nueva perspectiva, su respeto por la obra maestra original y su propia admiración por el genio de Da Vinci.

Se argumenta, además, que estas parodias enriquecen el mundo del arte al ofrecer nuevas formas de ver y pensar sobre una obra icónica. Al desafiar las expectativas y provocar el debate, estas versiones contribuyen a la vitalidad y el dinamismo del panorama artístico.

Pienso que, por fortuna, esta tendencia no es universal y presenta numerosos detractores, algunos de los cuales enfurecen y sacan garras al hablar sobre ellas. Los críticos, opuestos a la parodia ártica, la consideran una falta de respeto a la memoria histórica de la Mona Lisa y la figura de Leonardo da Vinci y argumentan que estas versiones trivializan la obra maestra original y no aportan nada significativo al arte.

Aquellos que rechazan abiertamente las parodias en las artes; ven en ellas un sacrilegio, ya que alteran una obra de arte que es considerada sagrada por muchos. Argumentan, además, que estas versiones no deberían permitirse, ya que dañan la integridad de la obra original, señalando simplemente, que estos artistas deberían enfocarse en crear sus propias obras de arte, en lugar de copiar a otros.

La Mona Lisa, no siempre fue un hito en la historia del arte, en realidad, su popularidad fue catapultada por el robo que cometió el italiano Vincenzo Peruggia, antiguo empleado del Museo del Louvre, el 21 de agosto de 1911. El hurto solo fue detectado 24 horas después del hecho, lo que implica que la pieza no recibía una atención especial en aquel entonces. De todas maneras, resultó verdaderamente escandaloso, tanto por lo sorpresivo como por el tratamiento de la investigación. En ella se puso bajo sospecha a dos grandes figuras públicas del momento: los jóvenes Guillaume Apollinaire y Pablo Picasso.

Tras dos años de investigaciones, las autoridades dieron con el paradero de Peruggia, cuando trató de vender el ya más famoso de los retratos, a Alfredo Geri, entonces director de la Galería Uffizi de Florencia.

El robo de la Mona Lisa la situó de golpe en el centro de la mira del mundo, ya que apareció en todos los medios de la época y cuando fue recuperada, todos querían verla en persona. Este fue el comienzo de sus imbatibles récords de visitas, publicidad y difusión y también el inicio de sus versiones pictóricas de carácter paródicas y caricaturescas.

Existe consenso general desde entonces en el mundo del arte, donde todos, sin excepciones, consideran La Mona Lisa de Leonardo da Vinci, en la actualidad, la pintura más reconocible, visitada, compartida en los medios y divulgada del Planeta.

En 1963, la pintura realizó un inusual viaje a través del Atlántico desde París; para exhibirse en la Galería Nacional de Arte de Washington, D.C. y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Todo un operativo de seguridad e inteligencia militar fue desplegado; estaba viajando, enérgicamente escoltada, la presidenta más influyente de las artes pictóricas en el mundo.


Pocos años después del regreso de la Mona Lisa a su nicho ancestral en el Museo de Louvre, el dadaísta Marcel Duchamp y el surrealista Salvador Dalí darían el golpe definitivo para consagrar su fama al hacer cada uno de ellos una versión irreverente.

En 1919, Duchamp pintó una parodia de Mona Lisa luciendo bigote y perilla y con la inscripción L.H.O.O.Q.; que significa y perdone la soez expresión, “ella tiene el culo caliente”, traducido del francés.

Marcel Duchamp: L.H.O.O.Q. 1919. Ready made. 19.7 x 12.4 cm. Philadelphia Museum of Art, Philadelphia, PA, EE.UU.

Esta obra de Marcel Duchamp es una de las parodias más famosas de la Mona Lisa. Se trata de un ready-made, es decir, un objeto cotidiano convertido en obra de arte, en este caso un póster de la Mona Lisa sobre el que Duchamp dibujó un bigote.

La Mona Lisa de Salvador Dalí es una versión surrealista de la original y presenta a la Mona Lisa con los bigotes desmedidos y puntiagudos que caracterizaban al pintor, además de desfigurar ligeramente el rostro buscando semejanza con su autorretrato. Dalí pintó su retrato sobre el paisaje de fondo de la obra de Leonardo, a manera de ridiculización.

Detalle de la Mona Lisa de Marcel Duchamp: L.H.O.O.Q. 1919.
Mona Lisa de Salvador Dalí, 1954.

En 1954, a petición de Dali, Phillipe Halsman creó originalmente el fotomontaje, titulado “Dali Mona Lisa”. La imagen fue publicada el mismo año mostrando la imagen del artista con su famoso bigote. Este fotomontaje fue indudablemente influenciado por la parodia dadaísta de Duchamp de 1919.


Andy Warhol, el artista líder del movimiento del arte pop, era un entusiasta de la cultura pop. En respuesta a la gira estadounidense de la Mona Lisa en 1963, creó su propia representación multicolor, “Coloured Mona Lisa”, considerado hoy, un ejemplo temprano de su destreza para vincular, inextricablemente el alto arte y la cultura de consumo. Al curador del Museo Metropolitano de Arte, Henry Geldzahler, se le ocurrió la idea de la pintura y la imagen original de la obra fue tomada de un folleto publicado por el museo.

Pionero del Pop Art, Warhol creó una serie de reproducciones de la Mona Lisa utilizando la técnica de serigrafía. Estas obras, con sus colores brillantes y repetición del motivo, cuestionan la idea de la autenticidad y el valor del arte original.

En mayo de 2015, la pintura de Warhol se vendió por 56,2 millones de dólares en la venta nocturna de arte contemporáneo y de posguerra de Christie’s, superando su estimación más alta de 35 millones de dólares.

Mona Lisa Coloreada (Colored Mona Lisa) de Andy Warhol, 1963. Tintas serigráficas y grafito sobre lienzo. Arte Pop. Pertenece a colección privada.
Mona Lisa de Fernando Botero. Óleo sobre lienzo. Museo Botero. Bogotá, Colombia, 1978.

Fernando Botero es un artista actual colombiano que dedicó su larga vida a la pintura, al dibujo y a la escultura. Desde muy joven fue capaz de demostrar sus habilidades, comenzó su carrera copiando obras de arte de los artistas conocidos que vendía para sustentarse y estudió en París y en Florencia.

Tras varios años de trabajo, pasando la década de los 50, creó un estilo único y característico que se convirtió en su seña de identidad artística con la que todos saben reconocerle sin necesidad de ver su firma. Surgen así sus figuras volumétricas, deformes y desproporcionalmente obesas, imágenes que consolidaron su fama en la exposición en 1962 en el Milwaukee Art Center, Estados Unidos, las mejores galerías de París y en el mercado artístico de todo el mundo.

Este estilo ha llegado a denominarse como Boterismo o Gordismo para describir un arte figurativo donde se marca la máxima expresión en el volumen de la forma. Además, en esa deformación de las figuras, el artista dirige su mirada a lo grotesco y su obra queda llena de cierto humor y sátira.

Por eso esta obra parece una «broma» a la Mona Lisa de Da Vinci, en la que se representa a una Giocconda con la misma composición, la misma gama cromática que la original y hasta se imita el esfumado, pero todo con un aspecto voluminoso que desconcierta y deja al espectador de cualquier forma menos indiferente.

Es interesante plantear que el artista siempre tuvo presente a lo largo de su carrera a los grandes maestros, por lo que no es de extrañar que de su influencia se encuentren ciertas referencias a obras como puede ocurrir con «Dos mujeres corriendo por la playa» de Picasso en la que se observan mujeres voluminosas y de pesada estructura.

Botero no solo pintó una Mona Lisa, también un Matrimonio Arnolfini, alguna bailarina que recuerda a Degas, Madonnas y retratos de Reyes y obispos conocidos. Lo que distinguía al artista es que reemplaza varios detalles de la obra original por elementos llevados al terreno de su propio estilo. Por todas aquellas reinterpretaciones y sus obras originales cargadas de invectiva, Botero es hoy uno de los artistas más cotizados de la actualidad y sin duda el pintor colombiano de mayor resonancia internacional.


Roy Fox Lichtenstein, pintor estadounidense de arte pop, artista gráfico y escultor, conocido sobre todo por sus interpretaciones a gran escala del arte del cómic, para no quedar rezagado, también creo su propia versión de la Mona Lisa en 1961, añadiendo la expresión …Then I´ll just sit here and smile (Entonces me sentaré aquí y sonreiré). Esta versión, al igual que la de Warhol, desafía la noción de la obra maestra única y celebra la reproducción mecánica del arte.

Roy Lichtenstein, Mona Lisa (1961).
Mona Lisa de Takashi Murakami, (2007).

Takashi Murakami, es un artista contemporáneo japonés nacido el 1 de febrero de 1962 en Tokio. Es conocido por su trabajo en las artes visuales, como la pintura y la escultura, así como en medios comerciales como la moda, los productos de consumo y la animación. Murakami es famoso por su estilo “Superflat”, que combina elementos de la tradición artística japonesa con la cultura pop contemporánea. Su obra más famosa es “Mi baquero solitario” (Lonesome Cowboy), una escultura de un personaje de anime desnudo con cabello rubio ondulado y una cola en espiral de semen, que fue adquirida en $15.1 millones en una subasta en Sotheby’s Nueva York en 2008. Su influencia se extiende más allá del mundo del arte, impactando también en la cultura popular y el diseño gráfico.


Las opiniones sobre las versiones paródicas de la Mona Lisa son diversas y complejas. No hay una respuesta única a la pregunta, ¿Son estas obras admirables o criticables? En última instancia, cada individuo debe decidir por sí mismo cómo se siente al respecto.

Ustedes tienen la palabra, quedo en espera de vuestros comentarios, por tanto y de momento, reservo mi opinión para no inhibir la fluidez del intercambio en un terreno donde anticipo críticas desfavorables y escasos aplausos.

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17 respuestas a “Las versiones paródicas de la Mona Lisa.

  1. Quizá todas esas versiones no eran parodias al retrato de Mona Lisa sino una burla de la histeria desmesurada que han montado con ese retrato . Ni siquiera tuve ganas de ver el cuadro ,cuando estuve en Louvre , precisamente por esa histeria mediática y la multitud de la gente alrededor. Gracias, un abrazo.

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    1. Ciertamente, tienes mucha razón, hace un siglo, el robo de la Mona Lisa se detectó 24 horas después de ejecutado, era un cuadro más dentro del grupo. Luego del alboroto, las investigaciones y la mucha publicidad desplegada al respecto, pasó a ocupar el primer lugar mundial dentro de las publicaciones y visualizaciones relacionadas con una obra de arte, hecho reforzado por los tomatazos y las latas de sopas que los ambientalistas de vez en cuando le obsequian. Así de controvertido somos los humanos. Cordial abrazo y feliz fin de semana.

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  2. ¡Qué interesante! Lo que siempre me ha asombrado es la importancia que se le ha concedido y concede a este cuadro. Es tan casi unánime la admiración que despierta que uno se siente avergonzado al confesar que no le gusta esta obra de Leonardo Davinci. Pero es así. La he visto un par de veces en París. Visita obligada. Pero a mí no me sonríe la Gioconda o me parece una medio sonrisa impostada. El truco de la mirada lo he visto en muchos otros retratos y el conjunto me parece algo sombrío y poco relevante. Las especulaciones sobre los significados y mensajes encriptados en su realización -como con las de La última cena- son ingeniosas, pero no añaden valor emocional al contemplar esta pintura considerada magna.

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    1. Estimado Julio, cierto es que un incidente mediático puede llamar la atención sobre una obra de arte y su autor, catapultándolos a la fama para la eternidad. En el caso específico de la Mona Lisa, influye su autor Leonardo da Vinci, genio indiscutible del Renacimiento, uno de los periodos más brillantes de la Historia de la Humanidad, y el hecho de su espectacular robo, todo un suceso mediático que fue comentado día a día en la primera plana de los periódicos durante dos años. De hecho, el robo se detectó pasadas las 24 horas, lo que demuestra que era un cuadro más dentro del grupo. Hay muchos ejemplos, un suicidio, una ejecución por causa política, o un escándalo sonado hacen al autor de una obra de arte popular de la noche a la mañana. Ha sido un gusto responder a tu interesante comentario y desearte un feliz domingo. Un abrazo.

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  3. Yo creo que estas parodias no son ni admirables ni especialmente criticables. El espectador lo máximo que puede decir es, me gusta o no me gusta. A mí, algunas de estas que pones aquí me gustan, la de Lichtenstein, la de Botero y la de Warhol. Pero no creo que sean particularmente buenas. Ni malas.

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    1. Eso se llama tolerancia, equilibrio y diversidad, atributos todos que engrandecen a las personas querida Amira, desafortunadamente, no todos son así, y algunos censuran e incluso intentan destruir aquello que no le gusta. Feliz domingo.

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  4. Pienso que artistas que hacen versiones de obras como esta de la Mona Lisa, es porque las ven lo suficientemente grandiosas para darles aún más relevancia y ellos beneficiarse también de alguna manera. La de Roy Lichtenstein me gusta mucho. Excelente post, querido Volfredo. Un abrazo.

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