“La música en las Tullerías”: Un preludio al Impresionismo

En el vibrante corazón de París, entre el bullicio de la ciudad y la serenidad del Jardín de las Tullerías, Édouard Manet plasmó en un lienzo una escena cotidiana que, sin saberlo, marcaría un hito en la historia del arte: «La música en las Tullerías» (1862). Esta obra, lejos de ser una simple representación de un domingo parisino, encierra en sí misma las semillas del Impresionismo, un movimiento que revolucionaría la manera de percibir y plasmar la realidad.

“La música en las Tullerías” es un lienzo que respira la vida parisina. Manet nos invita a sumergirnos en un fresco urbano, donde la vida social se despliega con natural espontaneidad. Figuras ataviadas con la moda de la época pasean, conversan, disfrutan de la música y se solazan bajo la luz tamizada de los árboles. La composición, aparentemente caótica, refleja el ritmo acelerado de la ciudad, donde cada individuo se convierte en un actor de esta comedia urbana.

La pincelada suelta y fluida de Manet se convierte en la herramienta perfecta para capturar la fugacidad del momento. La luz, elemento fundamental en la obra, se difunde entre las hojas de los árboles, se refleja en los trajes de los personajes y crea una atmósfera vibrante y llena de vida. Manet no busca la perfección en los detalles, sino la esencia de la escena, la impresión que esta produce en el espectador.

Si bien «La música en las Tullerías» se inscribe dentro del Realismo, también se distancia de este movimiento en algunos aspectos clave. Manet rompe con la idealización de la realidad, presentando una escena cotidiana sin filtros ni artificios. Además, su uso de la luz y el color prefigura la paleta vibrante y la pincelada suelta que caracterizan al Impresionismo.

«La música en las Tullerías» es una obra maestra en sí misma, que también representa un punto de inflexión en la historia del arte. Esta obra sentó las bases para el Impresionismo, un movimiento que rompería con las reglas tradicionales y daría paso a una nueva forma de percibir y representar la realidad. Manet, con su visión audaz y su técnica innovadora, se erigió como uno de los precursores de este movimiento que cambiaría el curso del arte.

En la magistral pintura, hoy referente obligado de la historia del arte, Manet se complace en representar un determinado número de las personas que le son cercanas. Algunas de las figuras son verdaderos retratos. En él aparece su modelo favorita: Victorine Meurent, que también está en obras como “La cantante de las cerezas” o “Desayuno sobre la hierba”, de la misma época. Puede identificarse también al propio autor, Manet, con sombrero de copa, barbudo, en el borde izquierdo de la composición. Ligeramente inclinado hacia la izquierda está su hermano, Eugène Manet, charlando con otra mujer. Baudelaire es una simple silueta esbozada, justo detrás de la primera dama de blanco, empezando por la izquierda. Esta última, instalada junto a la Sra. Offenbach, no es otra que la Sra. Lejosne, gracias a la cual Manet conoció a Baudelaire. Otros amigos del artista están cerca del tronco: el músico Offenbach, el pintor Henri Fantin-Latour y escritores como Jules Husson Champfleury o Théophile Gautier.

Manet pinta a este abigarrado grupo con manchas de color. El uso de esta técnica escandalizó a los contemporáneos. En efecto, esta tela supone la clara ruptura del pintor con su período realista, y mucho escándalo generó cuando se expuso en 1863 en la galería Louis-Martinet, ya que mostraba a la sociedad de su tiempo y no un pasado más o menos mítico. Se representa con precisión las vestimentas y los tocados de la época. Destacan los vestidos con grandes lazos que llevan las niñas que juegan en un primer plano. Las críticas, también acusaron a Manet de trabajar solo esbozos borrosos y de «arañar los ojos como la música de las ferias hace sangrar la oreja».

“La música en las Tullerías” de Édouard Manet, 1862; Paris, Francia. Estilo: Impresionismo. Género: escena de género. Óleo sobre lienzo, Localización: Se considera generalmente esta tela como el primer ejemplo de obra impresionista en la historia del arte. Fue adquirido por la National Gallery de Londres en 1917 y allí se exhibe con el título de Music in the Tuileries Gardens.

«La Música de las Tullerías», es el primer manifiesto verdadero del movimiento impresionista y supera en ese sentido a “Desayuno sobre la hierba”, pintura que ya hemos comentado y cuyo enlace dejo a continuación:

https://volfredo.com/2024/06/01/edouard-manet-rompiendo-las-cadenas-del-arte/
Le Déjeuner sur l’Herbe («Almuerzo sobre la hierba» en francés), a menudo mal traducido como «Desayuno sobre la hierba» es un cuadro al óleo de 208, cm de altura y 264,5 de largo, pintado por Édouard Manet en 1863. Se exhibe en el Museo de Orsay de París.

Édouard Manet, aunque no se consideraba a sí mismo un impresionista, desempeñó un papel crucial en la evolución de la pintura moderna y sentó las bases para el surgimiento del movimiento. Muchos consideran, con amplia aceptación de los críticos, que Manet inició la historia de la pintura moderna. Su enfoque analítico y su tratamiento de temas cotidianos, como en “El almuerzo en la hierba” y “Olympia”, marcaron el quiebre de las convenciones académicas.

https://volfredo.com/2024/06/03/olympia-escandalo-y-consagracion-en-la-historia-del-arte/
Édouard Manet, Olympia, 1863, óleo sobre lienzo, 130 x 190 cm. Musée d’Orsay, París.

Aunque no se identificó como impresionista e hizo énfasis en vida en dejar sentada su posición, su pincelada suelta, la atención a la luz y la captura de momentos fugaces influyeron en el movimiento impresionista, unido a su innovador lenguaje artístico que elevó el estatus del impresionismo y sirvió de ejemplo para generaciones posteriores.

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7 respuestas a ““La música en las Tullerías”: Un preludio al Impresionismo

  1. La primera vez que visité París con mi madre (tendría unos doce años) fui al museo “Jeu de Paume” dónde estaba la obra de los impresionistas antes de la inauguración del Museo de Orsay. Sin conocimiento previo de estilos o autores, la obra de Manet me dejó completamente sorprendida y nunca olvidé esa sensación con este pintor y sus obras, de las que haces un análisis detallado. Gracias Volfredo, un placer este post sobre un pintor tan increíble, precursor de muchos de los más grandes pintores de la Historia.

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