La piedra en el zapato: Leonardo Padura.

La primera vez que escuché hablar de “El hombre que amaba a los perros”, fue en el curso de una conversación susurrante, en ese tono discreto que suele asumirse al hablar de conspiraciones domésticas o infidelidades amorosas:

– Volfredo, te puedo prestar un libro de Padura, pero tienes que leerlo rápido, porque se trata de un préstamo de un préstamo y si demoras con el libro, creo que me matan. Hago esto porque ardo en deseos de conocer tu opinión, es una literatura nueva que merece ser analizada.

– ¡Dame para acá! Exclamé ansioso.

– Llevo dos años tras Padura y ahora de golpe me lo pones en la mano, me lo leo de un tirón y mañana de cuento. Gracias, eres un excelente amigo.

Fue así que el azar “concurrente”, puso el codiciado libro de forma fortuita en mi poder.

Lezama Lima llamaba al azar “concurrente”, a la fuerza que intervenía en la creación artística y en la comprensión de la realidad. Para Lezama, el azar no era una casualidad sin sentido, sino una manifestación de lo invisible que se hacía presente en la imagen poética. El azar concurrente es una forma de acceder a lo desconocido y a lo trascendente, a través de la intuición y la imaginación. Estos son los principios que guiará nuestra crítica sobre la vida y obra de Leonardo Padura, superando así, los límites de lo establecido como formal, oficialmente aceptado, u oportuno.


Leonardo de la Caridad Padura Fuentes (La Habana, 1955) es un novelista y periodista cubano nacido en Mantilla, en la provincia de La Habana.

Padura estudió Literatura Latinoamericana en la Universidad de la Habana y comenzó su carrera como periodista en 1980 en la revista literaria El Caimán Barbudo; también escribía para el periódico Juventud Rebelde. Poco más tarde, se dio a conocer como ensayista y escritor de guiones audiovisuales y novelas.

Leonardo de la Caridad Padura Fuentes (La Habana, 1955).

Su novela iniciática, “Fiebre de caballos”, es una historia de amor, escrita entre 1983 y 1984. Pasó los 6 años siguientes escribiendo largos reportajes sobre hechos culturales e históricos, que, como él mismo relata, enriquecieron su acerbo literario. Data de esta fecha, su primera novela con el detective Mario Conde y, mientras lo hacía, se dio cuenta «que esos años que había trabajado como periodista, habían sido fundamentales» en su «desarrollo como escritor» pero era ya suficiente, tocaba dar el salto adelante.

Las novelas policíacas de Padura contienen elementos de crítica a la sociedad cubana. Al respecto, el escritor ha dicho: «Aprendí de Hammett, Chandler, Vázquez Montalbán y Sciascia que son posibles las novelas policiales que mantengan relación real con el ambiente del país, que denuncien o toquen realidades concretas y se salgan de la narrativa imaginaria».

Su personaje, Mario Conde (antihéroe desordenado, borracho, descontento y desencantado), es un policía frustrado que hubiera querido ser escritor y, por tanto, siente solidaridad y se identifica, con otros escritores, locos y borrachos. Conde, señala Padura en la citada entrevista, refleja las «vicisitudes materiales y espirituales» que ha tenido que vivir su generación. «No es que sea mi alter ego, pero sí ha sido la manera que yo he tenido de interpretar y reflejar la realidad cubana», confiesa.

Mario Conde, en realidad, “no podía ni quería ser policía” y en Paisaje de otoño (1998), deja la institución (como el mismo Padura dejó tres años antes su puesto de jefe de redacción de la Gaceta de Cuba, en la revista de la Unión de Escritores, para consagrarse a la escritura) y cuando reaparece en Adiós Hemingway (2001) se dedica ya, a la compraventa de libros viejos como modo de ganar la vida.

Leonardo Padura vive en la actualidad en el barrio de Mantilla, el mismo en el que nació. Al preguntarle por qué no puede dejar La Habana, sitio donde ambienta sus historias y novelas, ha dicho: «Soy una persona conversadora. La Habana es un lugar donde se puede siempre tener una conversación con un extranjero en una parada de guaguas». Pienso, que la respuesta, es mucho más compleja y; aunque Padura no lo declare abiertamente así, considero adecuado dar mis razones propias, en busca de la verdad quizás no concientizada, o quién sabe, si censurada, pudiésemos considerarlo así.


Leonardo Padura es uno de los escritores cubanos más reconocidos y leídos en el mundo. Sus novelas, protagonizadas por el detective Mario Conde, retratan la realidad social y política de la isla con una mirada crítica y honesta. Se le considera un fustigador, pero también un defensor de la identidad y la cultura cubana. Padura ha denunciado los problemas sociales, económicos y políticos que afectan a la isla, como la censura y el exilio; y al mismo tiempo, ha elogiado los logros de la revolución en materia de educación, salud y soberanía.

Como escritor, ha logrado mantener la independencia editorial necesaria para publicar sus libros fuera de Cuba sin pasar por ningún tipo de presiones o censuras. Sus obras se editan directamente en España y luego se distribuyen en otros países, incluyendo Cuba. Esto le ha dado una libertad creativa que pocos escritores cubanos tienen en la actualidad.

Padura ha sabido combinar en un mismo todo; su compromiso con la realidad cubana, la misión de entretener y la calidad literaria. Sus novelas no son panfletos políticos ni denuncias simplistas, sino relatos complejos y profundos que exploran las contradicciones, los conflictos y las esperanzas de los cubanos sin caer en demonizaciones mal intencionadas. Sus personajes son, como ha señalado: «personas decentes que intentan vivir con dignidad en un contexto difícil».

Padura ha cultivado una relación respetuosa y prudente con las autoridades cubanas, sin renunciar a su independencia y criterio. No es disidente ni un opositor, pero tampoco es un oficialista ni un conformista. Ha sabido evitar los enfrentamientos directos y las provocaciones innecesarias, pero también ha expresado su opinión cuando lo ha considerado necesario.

A diferencia de otros autores que han optado por el exilio o la disidencia, Padura ha decidido permanecer en la isla y seguir escribiendo desde su casa en Mantilla, barrio humilde de La Habana que lo vio nacer.

Cabe ahora hacernos la pregunta: ¿Por qué no ha abandonado el país? Considero que no existe una respuesta única ni definitiva a esta interrogante, pero puedo apuntar algunas posibles razones que se desprenden de su obra y de sus declaraciones públicas.

Padura siente un profundo vínculo con su tierra natal, con su historia, su cultura y su gente. Cuba es el escenario y el personaje principal de sus novelas, que reflejan tanto sus luces como sus sombras, sus contradicciones y sus esperanzas y ha declarado en más de una ocasión: «Cuba es mi vida».

Como escritor, ha logrado mantener una posición crítica pero equilibrada frente al gobierno cubano, sin caer en la confrontación. Sus novelas denuncian los problemas y las injusticias que aquejan a la sociedad cubana, como la burocracia, la pobreza, y la intolerancia política. Pero también reconocen los logros y los valores de la revolución, como la educación, la salud, la solidaridad o la resistencia, escribiendo siempre «desde una posición ética».

Con inusual habilidad, ha sabido sortear las dificultades y aprovechar las oportunidades y espacios que le han brindado el sistema literario cubano e internacional, para desarrollar su carrera y difundir su obra. Sus novelas han sido publicadas tanto en Cuba como en el extranjero, con el apoyo de editoriales prestigiosas y el respaldo de la crítica y el público. Ha recibido numerosos premios y reconocimientos, como el “Premio Café Gijón”, el “Premio Hammett”, el “Premio Raymond Chandler” o el “Premio Princesa de Asturias de las Letras”.

Leonardo Padura. Discurso de recepción del Premio Princesa de Asturias, otorgado por Los reyes Felipe VI y Letizia de España, en su XXXV edición. Año 2015.

Creo acertado y a la vez justo, considerar que Cuba es para Leonardo Padura su fuente de inspiración, su compromiso ético y su proyecto vital. Su obra es un testimonio de amor por su patria y su voluntad de contribuir a su transformación desde la literatura.


Se me hace tarde, tengo que leer la novela en ráfaga y luego reseñarla antes de devolverla, mañana compartiré con ustedes mis impresiones. El hombre que amaba a los perros, ya pasea sus caninos por las playas de La Habana…

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#PeriodismoCrítico

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11 respuestas a “La piedra en el zapato: Leonardo Padura.

    1. La literatura es una fuente inagotable de sapiencias y encantos, compartirla e interpretarla, hace su disfrute mayor y multiplica sus hechizos. Muchas gracias por tus comentarios, los aprecios mucho y siempre me sirven del necesario estímulo vital que en estos tiempos difíciles se necesita a raudales. Muchas gracias y cordiales saludos.

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